10 agosto 2008

Consejo Nacional de Adopciones - CNA

José Raúl González Merlo
Miembro de Junta Directiva
CIEN

A seis meses de haber constituido el Consejo Nacional de Adopciones – CNA –, sus administradores “celebraron” las primeras dos adopciones bajo el nuevo régimen. Sin embargo, los niños desamparados tienen poco que celebrar. Tanto se criticó el “negocio” de las adopciones que ahora tenemos un proceso monopolizado, politizado y burocratizado en manos del Estado de Guatemala en perjuicio de miles de niños.

Antes del CNA, el proceso de adopciones permitía que cerca de cinco mil niños encontraran un hogar y un mejor futuro cada año. Con la nueva ley, a finales del pasado junio, ya llevamos un déficit de dos mil cuatrocientos noventa y ocho niños. El anterior proceso no le costaba nada al pueblo de Guatemala porque todo lo pagaba la familia adoptante. No era un proceso perfecto (¿cuál lo es?), pero funcionaba para que los desamparados tuvieran un mejor futuro. La mayoría de los adoptados iba a los EUA. ¿Se imagina cómo les cambió la vida a esos niños? A cambio de esto, los mal llamados “defensores de la niñez”, en complicidad con algunos embajadores de “países amigos”, se inventaron lo que tenemos hoy (no me ayudes compadre).

Como todo lo que cae en manos del gobierno, el CNA se convirtió en un botín político. A días de haberse constituido, el nuevo gobierno intentó remover a sus participantes para “poner su gente”. Luego los participantes se pelearon por la “presidencia” del organismo. Contrario a lo que ocurría antes, ahora, innecesariamente, se gastan diez millones de quetzales de impuestos que pagan los guatemaltecos más pobres para los “gastos de operación” del CNA (quiere decir que los primeros dos adoptados “costaron” dos millones y medio de quetzales).

Antes alegaban que los abogados “ganaban mucho”. Ahora que el “negocio” quedó en manos del CNA, la prensa reporta que cada uno de sus directores cobra treinta mil quetzales mensuales. Antes, los niños abandonados recibían atención médica y alimentos en casas cuna privadas pagadas por los padres adoptantes. Pero como los “defensores de la niñez” se encargaron de satanizar esa actividad, se acabó el “negocio” de las casas cuna y, ahora, no hay donde alojar a los niños mientras dura su proceso de adopción. Frente a este grave problema, la solución gubernamental es gastar más impuestos en una campaña de publicidad buscando voluntarios que quieran, temporalmente, hacerse cargo de los infantes.

La semana pasada encontraron abandonado el cuerpo mutilado de un bebé de cinco meses. Antes de la nueva ley de adopciones, existía el incentivo para unir las vidas de esas inocentes víctimas, con familias adoptantes. Felicidades por haber acabado con el “negocio” de las adopciones. Acabaron también con el futuro y la vida de miles de niños.

¿Otra locura tributaria?

Hugo Maul Rivas
Director Àrea Económica
CIEN

“ ¿Está o no está de acuerdo con la llamada "reforma" fiscal que propone el señor Colom Caballeros? ¿Es o no es una locura pretender un aumento de impuesto? El columnista prefiere refugiarse en un misterio cómodo.” Aceptado el punto. Excelente comentario de Don Manuel Hidalgo a mí columna de la semana pasada. Respondo directamente a las preguntas que se me plantean. Primero, no estoy de acuerdo con la reforma tributaria que propone el actual gobierno. Segundo, después de escribir el referido monólogo sobre la locura, ver su puesta en escena por el magnífico actor Julio De León y recibir algunos comentarios de quienes han presenciado la obra de teatro, me cuesta muchísimo responder a la segunda pregunta del apreciado lector.

Entiendo que parezca un “misterio cómodo” no atreverme a calificar de locura o no el aumento de impuestos. El problema con la segunda pregunta es que todo depende del tipo de discurso que uno quiera adoptar. Para quienes creen de todo corazón en la “economía del lado de la oferta”, mantener o aumentar los impuestos no tiene ningún sentido. Quienes así piensan creen que la reducción de impuestos es una de las formas más efectivas para promover el desarrollo. Para quienes creen de todo corazón que el gobierno debe tener una rol más protagónico en la redistribución de la riqueza y combate a la pobreza, reducir los impuestos o dejarlos igual no tiene sentido alguno. Quienes así piensan están convencidos que cobrando relativamente más impuestos a los ricos, y gastando prioritariamente en los más pobres, es una de las formas más efectivas para promover el desarrollo.

Ambos discursos, por más disímiles que parezcan, comparten un mismo anhelo: convertirse en pensamiento único. Una forma de pensar fuera de la cual nada es prohibido pensar. No adoptar alguna de estas formas de pensar equivale a estar loco. Eso porque a los locos “no hay que escucharlos”, ya que aunque hablen no “implica que debamos hacerles caso… siempre existe el riesgo que digan disparates, afirmaciones que no podemos comprender o que, tal vez, preferimos ignorar”. ¿Es o no una locura la reforma tributaria? La verdad no lo sé. Lo que sí sé es que mientras todas las partes involucradas no abandonemos nuestras posiciones “de verdad” será muy difícil acuerdo alguno. ¿Será la búsqueda del acuerdo una locura? A veces parece que sí…

04 agosto 2008

El puente Santa Rosa

José Raúl González Merlo
Miembro de Junta Directiva
CIEN

El puente Santa Rosa que conecta Puerto Quetzal con Puerto de San José fue destruido aproximadamente en octubre del año pasado. Frente a la indolencia e indiferencia de las autoridades, los ciudadanos han tenido que aguantar casi 10 meses hasta que la iniciativa chapina ofreció una solución parcial: un puente privado. Pequeño ejemplo que demuestra lo poco que en realidad necesitamos al gobierno y lo mucho que nos perjudica su ineficiencia.

Cuando el puente Santa Rosa quedó parcialmente destruido, el tránsito entre Puerto Quetzal y Puerto de San José comenzó a ser un martirio. Primero, los ciudadanos tuvieron que soportar largos períodos de espera mientras se habilitaba un carril y se hacían turnos para que pasaran los carros. El tránsito pesado tuvo peor suerte. Simplemente fue desviado por una ruta que parecía más bien un paraje lunar por el pésimo estado de la ruta alterna. Al paso de los meses, esta fue la única ruta para todos los vehículos debido a que el puente fue totalmente cerrado. La cosa se puso mucho peor pero existía la esperanza de una pronta reconstrucción. Pasaron los meses y no pasó nada… Llegó la temporada de lluvia y la ruta alterna parecía ahora un paraje marciano por su cada vez peor estado.

De repente se corrió la bola de que había sido habilitado un puente alterno que cobraba cinco quetzales de “peaje”. Construido de forma rudimentaria, a un costado de donde está el destruido puente (ahora en construcción), la idea fue todo un éxito. Regresaron las colas para esperar el turno y pasar pero eso era mucho mejor que tomar el desvío gubernamental y destruir la suspensión del vehículo. Una solución “privada” a un bajo costo, contribuyó significativamente a aliviar las molestias de la lentitud de las soluciones públicas.

Nuevamente, una persona con espíritu empresarial encontró la manera de resolver un gravísimo problema para la población que tenía que viajar al Puerto de San José. El puente privado debe ser un éxito financiero por el número de personas que voluntariamente pagan por usarlo diariamente. No obstante lo anterior, pronto será inaugurado el nuevo puente a un alto costo para los ciudadanos. Al valor de los materiales que sirvieron para construirlo, habrá que agregar el costo de los recursos y tiempo perdidos por el atraso de casi un año en su reconstrucción.

La lección es clara: las soluciones privadas, si se dejan, son más eficientes que las públicas. Lógico: las primeras tienen que ser rápidas para poder ser rentables. Las segundas no tienen un sentido de urgencia ni calidad; por ello es que llegan tarde, mal y a veces nunca. Mis respetos para la persona a quien se le ocurrió poner el puente privado. El dinero que gane habrá sido bien habido para beneficio de la población del Puerto de San José.

¿Locura Tributaria?

Hugo Maul Rivas
Director Área Económica
CIEN

Para muchos lo más urgente es aumentar la carga tributaria. No importa que el gasto público no llegue a quien más lo necesita; que no responda a las principales prioridades del país; o que no existan suficientes y adecuados controles para garantizar su buen uso. Lo importante es que el gobierno tenga mayores recursos a su disposición, la forma en que éstos se gasten es una cuestión que viene después. Para otros muchos, dentro de los cuales me incluyo, el asunto es completamente al revés. Mientras no mejore la forma en el gobierno gasta los recursos que ya tiene a su disposición, no tiene mucha justificación inyectar más recursos a un sistema que no funciona como debería.

¿Cuál de los dos posiciones está en lo correcto? La verdad, no importa. Una bien estructurada maquinaria de fabricación de verdad ha hecho del aumento de la carga tributaria la “forma más sencilla para determinar, sin dar explicación alguna, lo correcto y lo deseable” en temas fiscales y de desarrollo. El aumento de la carga tributaria se ha convertido en “una medida despótica contra la cual se juzga” casi toda propuesta de quien dice preocuparse por el bienestar de los guatemaltecos. Oponerse al aumento a la carga tributaria se ha convertido en un sinónimo de oscurantismo, mala fe, avaricia e, incluso, locura. Para quienes creen que el desarrollo del país pasa por masivas y activas intervenciones del gobierno, hacer ver una alta carga tributaria como “lo normal” es algo muy importante, en caso contrario sería muy “difícil manipular… perdón, convencer” a los contribuyentes de que pagando más están siendo solidarios con los más necesitados. Al final de cuentas, lo importante es que el comprenda que no tiene derecho alguno a … rebelarse contra lo que está escrito”. Su obligación es pagar y callar, no cuestionar.

Unir los conceptos de la locura y lo tributario no es una casualidad. Al contrario, es una forma de resaltar cómo funcionan los sistemas de significación dentro del discurso económico. Sin embargo, dichos sistema de significación cobran mucha mayor importancia en otras dimensiones del ser humano. La locura y la normalidad, por ejemplo. Los fragmentos entre comillas corresponden a un monólogo acerca de la locura escrito por el autor de esta columna. El mismo será parte de la puesta en escena de las obras de teatro experimental “Lily Monster” y “Alicia en el País de las Maravillas”. Los interesados están invitados al teatro del IGA todos los martes por la noche de este mes. Más información en http://aquelarreteatrocontemporaneo.blogspot.com/.

27 julio 2008

¿Para qué subir la tasa de interés?

José Raúl González Merlo
Miembro de Junta Directiva
CIEN


La Junta Monetaria – JM - lo hizo de nuevo. La semana pasada volvió a subir la “tasa líder” en 0.5% para ubicarla en 7.25%. El Banco de Guatemala pretende enviar la señal a los “agentes económicos” que combatirá la inflación (que ya va por un ritmo de 13.5% anual) a cualquier costo. Sin embargo, encarecer el precio del crédito hará que el remedio nos salga peor que la enfermedad.

La misión del Banguat es buscar “estabilidad de precios”. Ingrata misión en estos dorados tiempos donde el aumento en el índice de precios está directamente ligado a un contexto internacional fuera del control del banco central. Tampoco es que no tengan la “cola machucada”. El año pasado experimentamos un importante crecimiento del crédito y, era de esperarse, que ese aumento en la liquidez, tarde o temprano, se reflejara en inflación. “A lo hecho pecho” - dice el refrán. Lo más importante es ya no agravar la situación.

Pero eso es lo que el Banguat está provocando. Entre enero y junio de este año, el costo financiero promedio ha subido en un 10%. De seguir con esta tendencia, llegarán a encarecer el crédito en un 20% a fin de año. ¿Qué lograremos con eso? Yo creo que, difícilmente, se controlará la inflación a menos que, simultáneamente haya una importante caída en los precios internacionales del petróleo y alimentos. Pero, como eso no está en manos del Banguat, lo que sí ocurrirá es que le complicarán la vida a los usuarios de crédito.

Los proyectos de inversión marginales (los que más dependen de la tasa de interés para ser viables) se dejaran de ejecutar. Con ello, se reducirá el potencial crecimiento económico y la generación de nuevos empleos. Las empresas marginales, aquellas que estén a punto de no poder pagar los intereses, incumplirán en sus créditos y quebrarán. Finalmente, los consumidores marginales tampoco podrán cumplir con sus cuotas y quedarán morosos. Todo esto redundará en una menor tasa de crecimiento y en un deterioro de la cartera de los bancos. ¿Es eso lo que queremos?

Las autoridades del Banguat le dirán, obviamente, que eso no es lo que están buscando; aunque reconocerían que ese es un riesgo que están asumiendo al seguir esta política. Allí es donde, justamente, “el caldo nos saldrá más caro que los frijoles”. Mientras el Banguat continúa creyendo que puede bajar la inflación, lo que hará es provocar una desaceleración económica. Es decir, causar más desempleo y quiebras de empresas.

Las autoridades de la Junta Monetaria deberían entender que dos errores no provocan un acierto. Si inflaron la liquidez el año pasado y estamos pagando ese precio; provocar un aumento en la tasa de interés nos dejará peor: con inflación y recesión… Es un caso típico de que el remedio es peor que la enfermedad. La Junta Monetaria debe recapacitar.

Empresarios y Civismo

Hugo Maul Rivas
Director Área Económica
CIEN

Quien espere que el gobierno le vaya a solucionar todos sus problemas, que consiga una buena silla y se siente a esperar. Aunque podría argumentarse, correctamente, que hay ciertos problemas cuya solución compete directamente a las autoridades y que, por tanto, el ciudadano tiene razón en exigir, la experiencia nos muestra que esa actitud no nos lleva muy lejos. Después de miles de entrevistas, reuniones, grupos de trabajo, visitas de campo, etcétera, en proyectos relacionados con la economía informal, los obstáculos para hacer negocios y el clima de negocios estoy llegando a la conclusión que la principal debilidad para un mejor ambiente empresarial y para una democracia más efectiva no es necesariamente la ausencia de buenos empresarios y políticos bien intencionados; o, de un ambiente económico y electoral competitivo que se oriente a maximizar los beneficios para los guatemaltecos, sino la ausencia de una fuerte cultura cívica.

Problemas que aquejan a la mayoría de empresarios del país, como la criminalidad, la inefectividad del sistema judicial y la precariedad de los derechos de propiedad, entre otros, podrían ser resueltos o mitigados, a nivel local, de forma privada y pacífica a través de la acción de las asociaciones civiles-empresariales. Estas asociaciones podrían jugar un rol importante en la construcción y el mantenimiento del Estado democrático en Guatemala ya que podrían facilitar la transmisión de valores y prácticas cívicas y democráticas a un nivel micro: al nivel de la comunidad, del municipio o el departamento. Lo cual se traduciría en una presión más efectiva para ser tomados en cuenta en el proceso de construcción de la agenda política. El involucramiento de esta pluralidad de voces en la generación de políticas públicas podría ayudar a romper con el caudillismo y clientelismo que hoy existe. Esto es diferente a la idea de un “acuerdo de país” por parte del Estado y grupos armados; o, entre partidos políticos débiles; o, entre el Gobierno y algunos líderes sociales o empresariales. El verdadero “acuerdo de país” parte por contar con una sociedad organizada y que de manera voluntaria llega a acuerdos y genera proyectos de beneficio social. Como bien dijo Robert Putnam, “en la comunidad cívica (…) los ciudadanos persiguen (…) [su] propio interés definido en el contexto de necesidades públicas más amplias, interés propio que es “iluminado” más que miope, interés propio que está vivo para el interés de otros.”

21 julio 2008

¿El gobierno más nefasto?

José Rául González Merlo
Miembro de Junta Directiva
CIEN

El Presidente Colom calificó al gobierno del expresidente Berger como el “más nefasto de la historia del país”. Un inesperado comentario considerando que en la toma de posesión se refería a él en términos más conciliatorios. En todo caso, el Presidente Colom debería seguir aquel sabio refrán que recomienda “no tirar piedras cuando se tiene techo de cristal”.

Las declaraciones del Presidente Colom muestran un alto nivel de frustración. Con seis meses de gobierno no deberían estar a la defensiva ni recurrir a la nueva-vieja excusa de culpar al gobierno anterior. Menos mal que no recibió el gobierno de parte de Alfonso Portillo… si no imagínese qué estaría diciendo. Como quiera que sea, buscar excusas no aliviará la presión que sobre él ejercen las preguntas de los medios de comunicación y de los ciudadanos. Es entendible, comprensible pero inexcusable.

Colom se queja que el gobierno de Berger fue “empresarial (¿?)… dejó deudas y fideicomisos por todos lados… nadie lo fiscalizó ni criticó… es responsable de la violencia que hay en el país…y recibió un trato diferente de la prensa…” Yo no comparto el criterio que el Gobierno de Berger haya sido el más nefasto de nuestra historia. Tampoco lo calificaría como el mejor. Para mí, Oscar Berger simplemente nos sacó del hoyo en el cual nos dejó Portillo. Por ello, creo que es osado hacer esas declaraciones. Especialmente si aún no han entregado y no sabemos en qué estado nos dejarán.

La prensa sí ha sido más crítica con Colom que con Berger. Si eso es lo que lo tiene frustrado, el Presidente necesita superarlo rápidamente. Seguir echándole la culpa a Berger y a la prensa no lo ayudará. Recordemos que Berger se retiró con buenos niveles de popularidad y “presumiendo” de haber dejado la más alta tasa de crecimiento económico de los años recientes. Es poco probable que Colom vaya a entregar el cargo en esos mismos términos por dos razones. La primera es que, por mala suerte, le tocó un ambiente económico global adverso. La segunda es que, frente a ese ambiente, se le ha notado indeciso y equivocado. Pone y quita precios “acordados”, revive y ya no revive viejas leyes agrícolas, se alía con Chávez para endeudarnos más y cree que regalando dinero y subiendo impuestos mejorará nuestra economía.

Alvaro Colom no es responsable del aumento en los precios del petróleo y los alimentos. Pero si es responsable de no empeorar una situación difícil y, por supuesto, de sus declaraciones. Estas últimas fueron muy desafortunadas. Necesitamos que el Presidente Colom se asesore mejor para proyectar una imagen de confianza y dirección. Es lo mejor para todos; especialmente para los más pobres. A nadie le conviene que el próximo califique al “gobierno de Alvaro Colom” como el “más nefasto de nuestra historia”.

Microempresas: Reto Pendiente

Hugo Maul Rivas
Director del Área Económica
CIEN

Mientras el debate nacional se centra en temas como Petrocaribe o la reforma tributaria, es muy poco lo que se sabe, se dice y se hace acerca de los problemas que afrontan cientos de miles de micro y pequeñas empresas para hacer negocios. Aunque no lo parezca, estos empresarios son un pilar de nuestra economía. Si bien su productividad y contribución al valor agregado nacional, individualmente hablando, puede que no sea tan importante como el de las grandes empresas formales, su contribución al empleo y a la sobrevivencia de cientos de miles de familias es de vital importancia para la sostenibilidad del sistema económico. No obstante, y a pesar de ser la mayoría, su influencia sobre la agenda de política económica es muy limitada. Sus necesidades rara vez son tomadas en cuenta en el diseño de la política pública. Aunque algo se ha avanzado en la mejora del clima de negocios e inversión en el país, una gran parte de estas mejoras siguen siendo aprovechadas, mayormente, por empresas formales de mediano y gran tamaño. Las micro y pequeñas empresas, informales casi por definición, siguen siendo ajenas a estas mejoras.

Si bien una mejora en el clima de negocios a nivel nacional beneficia, potencialmente, a todo tipo de empresa, en el caso de la micro y pequeña empresa informal es necesario considerar explícitamente el papel de la política económica local en su desarrollo. Para muchos de estos pequeños empresarios, para bien o para mal, las municipalidades son la única cara visible del Estado. El resto de dependencias gubernamentales, con todos sus grandes objetivos y múltiples regulaciones, rara vez tienen algún tipo de interacción con este tipo de empresas, y cuando la tienen casi siempre es de persecución y castigo. Dado este vacío institucional, buena parte de la mejora del clima de negocios local y regional depende de autoridades intermedias como los alcaldes y gobernadores. Esto se debe, primordialmente, a que la superación de muchos de sus problemas requiere de un conocimiento e información que sólo los afectados y autoridades más inmediatas conocen bien. Si a esto se añade el trabajo conjunto entre comunidad empresarial y autoridades locales y la rendición de cuentas a la comunidad, es posible que no haga falta sentarse a esperar que todas las solucionas provengan del gobierno central. De lo contrario, habrá que seguir esperando y lo más seguro es que poco o nada pase.

17 julio 2008

¿Petrocaribe?

Lisardo Bolaños Fletes
Investigador Asociado
CIEN

¿Qué NO es? Petrocaribe no significa petróleo, gasolina o diesel más barato.

¿Qué SÍ es? Es un mecanismo de endeudamiento del Gobierno de Guatemala con el Gobierno de Venezuela. Esto significa que el Gobierno de Guatemala puede acceder a crédito a través de la compra de petróleo.

¿Cómo funciona? La idea, a grandes rasgos, es la siguiente. El Gobierno de Guatemala le compra el petróleo a Venezuela, para luego venderla a expendedores privados. Con el dinero recibido, el Gobierno paga el 50% al Gobierno de Venezuela. El otro 50% lo toma como un préstamo.

¿Qué cosas positivas tiene?

Considero que la más importante es poder sustituir deuda cara por una más barata, con tasas de interés del 1%.

¿Qué cosas negativas podría tener?

1. Baja calidad del combustible. Se ha mencionado, por un exdirectivo de Petroleos de Venezuela, que el producto que recibiríamos de Venezuela es de baja calidad, debido al alto contenido de azufre. Esto podría afectar el motor de los automóviles que empleen el combustible proveniente de Venezuela.

2. Desperdicio de recursos (corrupción). El Gobierno actual ha ofrecido recursos adicionales a las Municipalidades, los cuales provendrían del endeudamiento vía Petrocaribe. Cabe señalar que la mayoría de las Municipalidades de Guatemala se han caracterizado por NO ser transparentes, probas y realizar las inversiones que los veicnos necesitan para mejorar su calidad de vida. Además, estoy seguro que muchos lectores habrán tenido la experiencia de ver cómo muchas personas que llegan a ser autoridad municipal “mágicamente” amasan fortunas considerables. Con los recursos de Petrocaribe, no habría razón para que ello no ocurra a mayor escala.

3. Desconfianza en los sistemas de control. Si las autoridades municipales presionan a los Diputados para aprobar el convenio de Petrocaribe, es porque están buscando beneficiarse de dichos recursos. Y es muy probable que los Diputados accedan porque les conviene mantener contenta a dichas autoridades, que mantiene contacto estrecho con los votantes. Sería poco creíble, por lo tanto, que los Diputados establezcan mecanismos de control para vigilar a los Alcaldes. Confiar en que el Ministerio de Finanzas Públicas o la Contraloría General de Cuentas lo harán es todavía menos creíble.

4. Por último, creo que podría dañar las relaciones que mantenemos con Estados Unidos. Debemos tener en cuenta que ello podría afectar la entrada de productos que nosotros les exportamos, así como podría implicar el recrudecimiento de la política migratoria, afectando así la recepción de remesas.

14 julio 2008

Petrocaribe Otra Vez

Hugo Maul Rivas
Director del Área Económica
CIEN

Según la teoría económica básica, el tipo de ajuste que se requiere ante perturbaciones transitorias es muy diferente al ajuste ante perturbaciones permanentes, y de confundirse uno por el otro, los costos pueden resultar muy altos. Toda perturbación que afecta negativamente el poder adquisitivo requiere un ajuste en el consumo. Cuando la perturbación negativa es transitoria, es decir, cuando la misma desaparece después de un tiempo, el nivel de ajuste es menor al que se requiere cuando la perturbación es permanente.

En términos de consumo, no es lo mismo estar desempleado por una semana que quedar desempleado permanentemente. En el primer caso, el endeudamiento es una estrategia para no sacrificar grandemente los niveles de consumo presentes. En el segundo caso, salvo que se reciba algún regalo, el ajuste debe ser drástico e inmediato. El endeudamiento durante un período de “vacas flacas” se justifica si luego, en el período de vuelta a la normalidad, se puede generar un ahorro para repagar la deuda. Cuando la perturbación negativa es permanente, como puede ser el caso con el precio del petróleo, no hay posibilidad de utilizar el endeudamiento como un mecanismo para evitar el ajuste en el consumo ya que las posibilidades de repago serán cada vez más complicadas.

El hecho de tener financiamiento barato no libera al gobierno de la necesidad de ajustarse ante la desmejorada situación macroeconómica. Aunque los términos del financiamiento sean muy blandos, Petrocaribe es, al final de cuentas, más endeudamiento. Y dado que la decisión de endeudarse no es sólo función de la tasa de interés y el plazo, sino también del destino de los recursos y la capacidad futura de pagar la deuda de regreso, habría que estar muy atentos al destino que se le dan esos recursos. Es de crucial importancia que el gobierno no pretenda expandir el gasto público bajo el amparo de dicho financiamiento. La necesidad de mejorar la calidad y eficiencia del gasto público, de mantener el déficit fiscal limitado a su mínima expresión, cuestiones que, dicho sea de paso, también manda el Pacto Fiscal, son la única garantía de que los fondos derivados de Petrocaribe no pasen a engrosar las filas de decenas de préstamos internacionales que no han tenido ningún impacto social, pero que sí se estamos hoy pagando con nuestros impuestos. Petrocaribe no exime al gobierno de la necesidad de ajustarse ante una perturbación negativa permanente, como tampoco de los costos de confundir un cambio permanente con uno transitorio.

Examen de conciencia en la prensa

José Raúl González Merlo
Miembro de Junta Directiva
CIEN

Toda la prensa independiente debe hacer un permanente examen de conciencia respecto al profesionalismo que se debe exigir a sí misma en el ejercicio de su función. La responsabilidad de los periodistas es tan alta que debemos actuar a la altura de lo que debería ser un ejercicio responsable de nuestro derecho constitucional a la libertad de expresión.

El lunes pasado el Periódico realizó un “reportaje investigativo” sobre supuestos conflictos de interés y posibles delitos en la adjudicación de locales comerciales en el aeropuerto La Aurora. Sin embargo, el miércoles de esa misma semana tuvo que publicar una inusualmente larga aclaración por parte de las personas directamente afectadas por el reportaje. El contenido de la refutación denota graves errores en la labor periodística.

No es la primera vez que eso ocurre; y tampoco es algo que se le pueda atribuir exclusivamente a el Periódico. Todos los medios escritos, radiales, televisivos o electrónicos adolecen de una aparente falta de control de calidad ya que, de vez en cuando, se producen ese tipo de errores. El reportaje en cuestión ha sido simplemente el último de esos graves vicios. Así como la reciente explosión de un contenedor de gas provocó muerte y lesiones a varias personas, cuando se trata de las víctimas de la prensa, estas no se cuentan en vidas humanas sino en reputaciones irreparablemente dañadas. Esto no debe seguir ocurriendo.

Los periodistas gozamos de un fuero especial que protege nuestra labor. Pero así como en determinado momento se critica el fuero especial que puedan tener ciertos funcionarios públicos, el fuero periodístico debe servir como una protección a la libre expresión del pensamiento; no como un escudo de impunidad contra la negligencia profesional. La pregunta es ¿qué harán los directores y jefes de redacción de todos los medios para garantizar que esto no siga ocurriendo? La respuesta debe ser dada a lo interno de cada uno de ellos aunque, aparentemente, la costumbre ha sido no hacer nada.

Desde la política, pasando por la vida nacional y terminando en el deporte, nuestros medios de comunicación denotan indolencia respecto a los graves errores que los periodistas cometemos a diario. ¿Tienen los medios políticas para prevenir que esas cosas pasen? Y si pasan, ¿hay sanciones? Paradójicamente, el Periódico era el único medio que tenía al “defensor del lector”; sana práctica de autocrítica que ha abandonado.

Quedará en manos de la prensa “auto-depurarse”. La tentación para que sea el gobierno quien “regule” este tipo de situaciones nunca conviene ya que, inevitablemente, termina siendo excusa para censurar la libre expresión del pensamiento. Dado que nuestra labor es tan importante, tanta más razón para que la tomemos con seriedad y profesionalismo.

07 julio 2008

Petrodeudas

José Raúl González Merlo
Miembro de Junta Directiva
CIEN

El Gobierno oficializó sus intenciones de ingresar al programa que Hugo Chávez ha denominado Petrocaribe. Mediante el mismo, el Estado de Guatemala pretende comprar derivados del petróleo en condiciones crediticias muy favorables. Como se está endeudando a la nación, el programa debe ser aprobado por el Congreso previa opinión favorable de la Junta Monetaria. Los diputados y el Banguat deben rechazar inmediatamente estas nuevas intenciones de endeudar a las futuras generaciones de guatemaltecos.

Petrocaribe es una oferta demasiado tentadora como para que nuestros gobernantes la dejen pasar. Si bien es cierto, Chávez no nos está dando ningún descuento en el precio de las gasolinas, los combustibles serían vendidos a crédito; a un plazo de veinticinco años, con una tasa de interés del uno por ciento anual. Los medios de comunicación han estimado que el ritmo de endeudamiento puede ser de ¡once millones de quetzales por día! Según ellos, a ese paso, la deuda externa podría crecer en un 13% de un solo plumazo. ¿Qué político, en el poder, ha podido rechazar una oferta de tanto dinero barato? ¿Qué gobernante dejaría pasar esa gran oportunidad para aumentar el gasto público?

Ese es el gran peligro de Petrocaribe. La excusa es perfecta. La “generosidad” de Hugo Chávez (dicho sea de paso, con el dinero de los ciudadanos venezolanos), le permite al gobierno de Colom endeudarse en condiciones muy “favorables”. No se ha dicho específicamente en qué se gastará la plata pero tampoco importa. Teniendo la plata, siempre se pueden inventar cualquier programa social que sea “indispensable” ejecutar. ¿Bonito no? El gobierno quiere endeudar a los patojos que todavía no han nacido pero no saben para qué van a usar los fondos. No me sorprende. Gastar nunca ha sido el problema. Para eso son especialistas los políticos. El problema será cuando los ciudadanos enfrenten la realidad y tengan que comenzar a pagar la deuda pública por la vía de los futuros incrementos de impuestos.

“Pan para hoy y hambre para mañana” – reza, sabiamente, el refrán. No hay atajos en el desarrollo económico y social de los ciudadanos. Los países nunca se han desarrollado en base al endeudamiento externo. Al contrario; la deuda generalmente ha sido un lastre que los ha preservado en la pobreza. Guatemala no debe cometer esos graves errores. No nos engañemos. El dinero “fácil” no es fuente de prosperidad; independientemente de las “necesidades” que querramos atender con el mismo. Guatemala no necesita comprar combustibles al crédito. No caigamos en la trampa que nos han tendido. La Junta Monetaria debe librar la batalla para dar un dictamen desfavorable y los diputados deben detener inmediatamente este nuevo intento por endeudar a los guatemaltecos.

Petrocaribe

Hugo Maul Rivas
Director Área Económica
CIEN

Acuerdo costoso de entrada y costoso de salida. Mucho proclama Chávez la solidaridad entre los pueblos latinoamericanos, pero cuando se trata de vender “su petróleo” se comporta como el más grande de los explotadores. Pudiendo sacrificar parte de sus jugosas ganancias razonable, prefiere ofrecer complicados antes que reducir un centavo el precio de su producto. Por más que se diga que sólo hay que pagar la mitad del valor de la factura al contado, el precio que se paga por ese combustible es un precio competitivo y, por ende, debe venderse al consumidor a un precio similar al que ya se paga, salvo, claro está, que el gobierno decidiera “regalar” el 50% restante que debe pagarse después. Por supuesto, tal actitud sería equivalente a creer que “pidiendo fiado” se compra más barato que pagando al contado. Nada de eso, el precio es el precio y si no se paga hoy se pagará mañana, y con intereses.

Otra confusión respecto de este arreglo con Petrocaribe es la supuesta disponibilidad de cientos de millones de Quetzales que tendría el gobierno. El hecho que Chávez se contente con recibir de contado el 50% de la factura no implica que el gobierno pueda hacer lo que se le plazca con el 50% restante que recibiría contante y sonante por parte de los consumidores. Si lo que se busca es expandir el gasto público entonces deberíamos estar discutiendo acerca de la necesidad, transparencia y eficiencia de dicho gasto, no estar discutiendo nada acerca de los combustibles. Desde esa perspectiva el acuerdo con Petrocaribe sólo oscurece un asunto muy sencillo: endeudar más al país sin una buena justificación.

Si se ahorrara el 50% que no se está pagando de contado y se invirtiera en algún instrumento financiero confiable y rentable, suponiendo que tal opción existe, podría haber entonces alguna liberación de recursos para el gobierno. Claro está, restando antes lo que cuesta el acuerdo con Petrocaribe, ya que por más “bondadosas” que sean las condiciones igual hay que pagar los intereses de la deuda. Demás está decirlo, los montos que se liberarían con este esquema son apenas una minúscula fracción de los montos millonarios que hoy se manejan. En ausencia de este esquema de ahorro, Petrocaribe más que liberación millonaria de recursos es una clara promesa de millonarios impuestos en el futuro. El asunto sencillo, al menos para los que no somos “entendidos” en la materia: combustibles caros el día de hoy a cambio de impuestos altos el día de mañana. Costoso de entrada y más costoso de salida.

30 junio 2008

Importando Recetas

Hugo Maul Rivas
Director del Área Económica
CIEN

Según dicen los promotores de la reforma tributaria y una “élite de expertos internacionales”, la misma se hace necesaria para situar a Guatemala en la “modernidad” y alcanzar los estándares internacionales en la materia. Aunque no puede negarse la importancia de importar ciertas prácticas e instituciones de fuera, también es necesario reconocer que hay una necesidad de generar instituciones que “se ajusten” a las necesidades y características de Guatemala. Copiar instituciones de otros países ha sido la respuesta común y corriente, haciendo caso omiso del papel que juegan los grupos de interés, la congruencia y armonización con el resto del marco jurídico, el papel de las instituciones informales y la capacidad institucional para hacer cumplir la nueva legislación. Ahora bien, negar la posibilidad de importar leyes, instituciones, estándares o principios no significa que en Guatemala no se cumplan ciertos principios políticos, económicos y sociales que suelen darse regularmente en otras sociedades, sino reconocer que no existe un conjunto “único” e “ideal” de reformas que nos va a permitir alcanzar un resultado. En el presente caso, la reforma tributaria es una de las tantas formas mediante las cuales pueden alcanzarse los objetivos deseados.

La dificultad para importar instituciones y el éxito de arreglos institucionales diversos apunta en la dirección de tener en cuenta el marco institucional, formal e informal, pre-existente. En el papel se puede cambiar todo de un plumazo, reformar a la sociedad desde el escritorio de un funcionario público. En la realidad todo es distinto. La mentalidad de “importar instituciones” e introducir “las mejores instituciones” genera puntos ciegos que no permiten darnos cuenta de la posibilidad de generar otro tipo de reformas institucionales novedosas que, adaptándose a las particularidades del país, permitan alcanzar los resultados deseados a un menor costo y con menor rechazo. Por supuesto, para las “elites internacionales” que diseñaron y apoyan la reforma tributaria, llámense BID, Banco Mundial, AID, FMI, cooperación internacional, países amigos, instituciones de investigación afines al partido oficial, etcétera, es mucho más sencillo adoptar una mentalidad de “cut and paste” de lo que ha funcionado en otros lugares que buscars soluciones que sean “segundas mejores” , las cuales a pesar de no responder ni al “ideal ultra-teórico” ni a las mejores prácticas internacional, pueden resolver efectivamente los problemas concretos que nos aquejan.

Sacrificios Fiscales

José Raúl González Merlo
Miembro de Junta Directiva
CIEN

Dice la Superintendencia de Administración Tributaria – SAT – que las exoneraciones fiscales de la ley de maquila y de zonas francas, así como que las exportaciones no paguen IVA doméstico, representan un sacrificio fiscal de más de once millardos de quetzales. Ese fue el elemento más relevante que la prensa recogió luego de la presentación de un estudio del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales – ICEFI – sobre incentivos fiscales. Así es como nacen las leyendas urbanas ya que la cifra no puede estar más manipulada.

Lo que dice la SAT es que si las maquiladoras, las empresas que operan en zonas francas y los exportadores perdieran sus “incentivos” fiscales, el gobierno ganaría más de once millardos de quetzales adicionales de ingresos por impuestos. Vaya “sacrificio fiscal". Si la cifra le suena increíble es porque así es.

Es penoso que la SAT presente, y el ICEFI haga eco, de un cálculo tan inverosímil. Debería ser evidente que las maquilas basan su existencia, en buena medida, en la ventaja que les da la exoneración de impuestos para competir con industrias similares de otros países. Igualmente, las empresas ubicadas en zonas francas buscan una ventaja competitiva similar. Asumir que, sin la exoneración de impuestos, las respectivas industrias seguirán tan campantes es un burdo engaño. Debería ser obvio que las industrias marginales, aquellas cuya competitividad depende más de la ventaja fiscal, simplemente no podrán competir y saldrán del mercado. ¿Qué cantidad de impuestos creen que pagarán las empresas que cierren operaciones? De la misma manera, y por los mismos argumentos, la no devolución del IVA de las exportaciones provocaría una importante pérdida en la competitividad de los exportadores marginales. ¿Cuánto IVA cree que se recaudará de exportaciones que nunca se darán?

Es francamente deshonesto pretender engañar a la prensa y a la opinión pública haciéndole creer que las maquilas, las zonas francas y las exportaciones por sí solas pueden generar casi un 40% de incremento en la recaudación simplemente eliminando sus incentivos fiscales. Lamentablemente es temporada de “reforma tributaria”. Por lo tanto, es temporada de propaganda y demagogia. Estos llamados “estudios” no son una coincidencia.

Yo no creo en privilegios fiscales. Pero tampoco creo ético crear cifras para comenzar a generar falsas expectativas de las consecuencias de la nueva reforma tributaria. Es irresponsable lanzar “estimaciones” de millardos de quetzales en “recaudación perdida”. La realidad es que nadie puede saber con certeza razonable el valor del tal “sacrificio fiscal”. Estando así las cosas, tal parece que nada, mucho menos la verdad, será impedimento para que la propaganda oficial quiera “vender” el nuevo aumento de impuestos.

22 junio 2008

Hugo Maul Rivas
Director del Área Económica
CIEN

Aumentar la tasa del Impuesto sobre la Renta del 5% al 7% parece algo insignificante. Sin embargo, tal modificación equivale a un 40% de aumento respecto de la tasa existente. A pesar de todas las críticas que puedan hacerse al régimen del 5%, su operación nos enseña la importancia que tienen las tasas impositivas bajas, las amplias bases gravables y la simplicidad en el cálculo y pago del impuesto en la capacidad de recaudación de un impuesto. Y en este caso específico, la importancia de que el impuesto “se cuide a sí mismo”. En otras palabras, que los contribuyentes tengan suficientes incentivos para declarar voluntariamente sus obligaciones tributarias, sin necesidad de una supervisión constante por parte de la SAT. Usando la terminología del análisis económico de los contratos, esto es equivalente a decir que el mecanismo bajo el cual opera el impuesto incorpore un amplio “rango de auto-cumplimiento”, dentro del cual el contribuyente cumpla su parte del “contrato” sin necesidad de que la otra parte, la SAT en este caso, accione todos los mecanismos de supervisión y sanción que tiene a su disposición.

Ese “rango de auto-cumplimiento” es una función directa de la simplicidad de cálculo y pago del impuesto y, sobre todo, de la tasa del impuesto. Mientras más baja sea la tasa, más incentivos tendrán los contribuyentes a declarar todas sus rentas y evitarse problemas con la autoridad tributaria. De esa cuenta, aunque la tasa sea baja, la base sobre la cual se paga el impuesto puede ser mucho más realista y, en consecuencia, la recaudación puede ser mayor que cuando se utilizan tasas impositivas más altas. La función de la SAT, claro está, no desaparece, sino simplemente se minimiza y se circunscribe a dar lecciones ejemplares en lugar de vigilar a todo mundo. De esa cuenta, aunque el régimen general del 5% no corresponda al “Nirvana Ultra-Teórico” que muchos técnicos tienen en mente, también habría que reconocer que la SAT no puede vigilar todo el tiempo a todos y cada uno de los contribuyentes, por lo cual una dosis importante de auto-cumplimiento es crucial para la adecuada recaudación de los impuestos. Desafortunadamente, un simple aumento de 5% a 7%, que en el papel y en una visión lineal de las cosas no parece mayor cosa, podría poner en riesgo los mecanismos hasta hoy han favorecido el auto-cumplimiento por parte de los contribuyentes.

Seguridad Alimentaria

José Raúl González Merlo
Miembro de Junta Directiva
CIEN

La seguridad alimentaria es tema de moda. El incremento en el precio de los granos básicos ha “despertado la conciencia” de muchas personas que, equivocadamente, creen que si no producimos maíz, pronto y a como de lugar, nos vamos a quedar sin qué comer. Seductora, pero equivocada y empobrecedora falacia.

Por una parte, es razonable esperar que, sin la intervención del gobierno, la producción de maíz aumente en Guatemala. Los pequeños, medianos y grandes agricultores reciben todos los días una señal: el precio del maíz subió… Cada uno de ellos hace su análisis y determina si vale la pena dejar de producir tomates (por ejemplo) para producir maíz. Y es que lo que la gente olvida es que para producir maíz hay que dejar de producir otra cosa. ¿O usted se cree esa leyenda de que hay tierras “ociosas” en Guatemala? Toda la tierra cultivable y cultivada en Guatemala ya tiene un uso productivo. Destinarlo por decreto a otra cosa que tenga un menor valor es empobrecedor para toda la nación.

Por otra parte, no se trata de producir maíz para comérselo. El productor de tomate no se come todos los tomates que cultiva así como el sastre no se pone todos los trajes que hace. El agricultor produce tomate para venderlos y ¡prosperar! Con esa prosperidad (dinero) compra entonces los alimentos que desee. El producto agrícola es el medio, no el fin. El fin es el consumo. Eso quiere decir que lo que necesitamos es prosperar cultivando y vendiendo aquello que sea lo más rentable posible. El problema surge cuando aparece alguien que dispone que maíz = seguridad alimentaria. Siguiendo ese absurdo razonamiento, los países mejor alimentados deberían ser los que han basado su desarrollo en la agricultura. Pero resulta que es al revés. Los países más prósperos son los que han dejado la agricultura para industrializarse y luego desarrollar nuevas tecnologías. Y ¿cómo garantizan su “seguridad alimentaria” entonces? Con el mejor y mayor ingreso. Así de sencillo.

En medio de nuestro subdesarrollo y pobreza, el tema de la “seguridad alimentaria” se usa como una excusa más para promover nuevas formas de “reformas agrarias”. La excusa para expropiar se ha vuelto que, a puro tubo, hay que cultivar algo que nos puede empobrecer… ¡¿Que sentido tiene cultivar maíz si nos reduce el ingreso?! La lógica y la razón dicen que, en cuanto los agricultores (pequeños, medianos y grandes) lo encuentren rentable, pasarán a cultivar maíz. Y, paradójicamente, en ese momento nos preocuparemos por la seguridad alimentaria (otra vez) porque nos preguntaremos ¿quién está produciendo tomates? Pregunta irrelevante. Lo importante es garantizar un mejor ingreso y con él, comprar los alimentos. Por ello, el concepto de “seguridad alimentaria” es tan equivocado como empobrecedor.

18 junio 2008

Algunos límites de nuestro marco legal

Lisardo Bolaños Fletes
Investigador Asociado
CIEN

La sociedad guatemalteca ha cambiado de forma vertiginosa en los últimos 20 años. Podríamos mencionar algunos de los principales cambios: 1) el ensanchamiento de la clase media a lo largo del país; 2) la inmigración de guatemaltecos, especialmente hacia Estados Unidos, lo cual implica una fuga empresarios y trabajadores y la generación de remesas; 3) la apertura comercial, académica y política del país, lo cual ha promovido la introducción de diversos esquemas mentales, propuestas políticas y formas de vivir; 4) un sistema político más tolerante a la diversidad, menos violento y con garantías legales y prácticas importantes a la libre expresión del pensamiento y a la asociación ciudadana. Cambios importantes que, a pesar de lo lento de otras mejoras, hemos construido los propios guatemaltecos.

Ahora bien, ¿por qué es importante mencionar que la sociedad guatemalteca haya cambiado? Porque eso implica la necesidad de revisar las reglas de juego con nuestras autoridades para mejorar el funcionamiento de nuestro país. En específico, la preocupación de este artículo es señalar la necesidad de tomar en cuenta que la actual Constitución Política de Guatemala estuvo muy centrada en resolver la coyuntura de la persecución política que se vivía producto del enfrentamiento armado, lo cual implicó que el sistema jurídico guatemalteco estaba diseñado para evitar abusos del Estado en contra de opositores políticos.

Este esquema institucional generó una serie de garantías procedimentales que evitaban dichos abusos. Sin embargo, ante una reducción importante de la violencia política, hoy algunos de esos procedimientos podrían ser un obstáculo para la sociedad guatemalteca. Un ejemplo de ello es que la Constitución debilita el uso de mecanismos alternativos de resolución de conflictos, como la mediación y el arbitraje, así como limito el funcionamiento de los sistemas locales de justicia, al modificar el funcionamiento de los juzgados de paz. Se trata de modernizar al país con la legislación, pero tras más de veinte años, nos damos cuenta que las instituciones públicas no han estado a la altura de los mandatos constitucionales, afectando así a la población, pues la mayoría de las veces no encuentra justicia. Estos problemas se incrementan en la medida que las PYMES y el interior del país cada vez más se convierten en una fuente importante de desarrollo para Guatemala

Por otro lado, hay otros temas que la Constitución previó, pero no les dio la importancia jurídica necesaria para impulsar el tema. Los mecanismos de control de la calidad del gasto público es uno de ellos. El enfoque de la Constitución fue principalmente orientado a la fiscalización de los recursos financieros, lo cual dejó de lado un tema que hoy en día es cada vez más importante.

16 junio 2008

Ley de Acceso a la Información

José Raúl González Merlo
Miembro de Junta Directiva
CIEN

La semana pasada, el pleno del Congreso entró a conocer la denominada Ley de Acceso a la Información Pública. En medio de la turbulencia de los escándalos de transparencia del Organismo Legislativo, la ley no pudo llegar en mejor momento. Es hora de que los diputados se “laven la cara” frente a la ciudadanía y procedan a aprobar dicha iniciativa.

Nuestra Constitución Política ya contempla que es libre el acceso a la información pública. Sin embargo, es típico que los funcionarios públicos no le pongan atención a los requerimientos de los ciudadanos y en especial los de la prensa nacional. Por ejemplo, recientemente, el mismo Diputado Meyer, hoy ex presidente del Congreso, no deseaba dar a conocer el listado del personal bajo su cargo; mucho menos sus remuneraciones. Aparentemente, en ese y tantos otros casos, los ciudadanos no teníamos una figura legal para operativizar el cumplimiento de la Constitución.

Eso es, supuestamente, lo que busca esta iniciativa de ley: “darle dientes” a la Constitución. La Ley de Acceso a la Información contempla penas de prisión de entre uno a tres años y multas de entre Q50,000 a Q250,000 para los funcionarios que cometan el delito de “retención de información”. De llegarse a aprobar esta iniciativa, posiblemente será el único y más importante avance en materia de la transparencia de la gestión pública. Todas las entidades públicas y las privadas que manejen fondos del Estado estarían en obligación de cumplirla. Lo cual quiere decir que deberán mantener su información pública al día y, salvo la información confidencial, tendrán la obligación expresa de darla a conocer cuando les sea requerido.

La ley por sí sola no es garantía de nada. Hay tantas leyes en Guatemala que no son cumplidas por los funcionarios públicos que corremos el riesgo de que ésta sea una más de ellas. La diferencia la haremos los ciudadanos en general y los medios de comunicación en particular. Son los medios de comunicación quienes, por la naturaleza de su actividad, tendrán que apoyarse en esta pieza legal. De ellos dependerá primordialmente exigir que la ley se cumpla a cabalidad. Hasta ahora, la perseverancia y la investigación habían dominado la denuncia de irregularidades. Ahora se podría hacer con todo el peso de esta ley.

Parecería casi una contradicción en sí misma que un órgano del Estado tan poco transparente, como lo ha sido el Congreso de la República, vaya a publicar una ley que obliga a mejorar su transparencia. Sin embargo, en los próximos días veremos si eso se convierte en una realidad. La coyuntura reciente de un alto desprestigio institucional ayuda. Y puede también ayudar a mejorar la imagen del Congreso. Publicar una ley que promueve la transparencia será bienvenida por todos los ciudadanos.

15 junio 2008

Inflación: ¿Batalla perdida?

Hugo Maul Rivas
Director Área Económica
CIEN

La tasa de inflación de los últimos doce meses, entre mayo 2007 y mayo 2008, supera ya el 12%. La meta para el 2008 era la mitad de este valor. ¿Será posible todavía alcanzar dicha meta? Al día de hoy parece difícil. Fenómenos económicos como la inflación muestran cierto grado de “inercia”, lo cual dificulta su eliminación por completo de la noche a la mañana. Sobre todo en casos como el nuestro, en donde la inflación observada parece ser más producto de la inflación importada y el efecto de la expansión monetaria en el pasado reciente. El primero de estos efectos seguramente permanecerá por un buen rato más en el sistema. En el caso del segundo, habrá que esperar algunos meses más para que el efecto de lo sucedido el año pasado termine de impactar a la economía nacional. A pesar de lo difícil que resulta hacer pronósticos en la economía, más aún en los momentos que actualmente vive la economía nacional, todo parece indicar que es bastante factible que la tasa de inflación se mantenga por encima del 10% durante todo el año.

Ante las divergencias observadas entre la tasa de inflación y la meta de política, es bastante comprensible que las autoridades monetarias se encuentren reacias a tomar cualquier medida que pueda significar una expansión en la liquidez en el sistema. Controlar la inflación puede implicar un mayor deterioro en la actividad económica debido a los faltantes de liquidez. No controlar la inflación, aunque pudiera permitir cierto repunte en la actividad económica, tendría un costo muy alto para la población y a largo plazo no se ganaría mayor cosa. La situación es complicada, buena parte de la carestía de la vida no tiene nada que ver con las medidas del banco central como tampoco la posibilidad de crecimiento a largo plazo. Sin embargo, por la forma en que funciona el sistema, es a éste a quien se le exigen las soluciones. Aunque la posibilidad de reactivar la economía por medio de la expansión monetaria siempre está presente, los niveles observados de inflación hacen de tal posibilidad una apuesta demasiado riesgosa. Aunque controlar la inflación implique cierto deterioro de corto plazo en la actividad económica, parece ser que, dado el estado de las cosas, es lo más prudente por hacer. A pesar de todas las críticas que puedan hacerse contra la disciplina fiscal y monetaria, al día de hoy parecen ser el camino más seguro a seguir. Y, por supuesto, el resto del sector público tomando decisiones coherentes, consistentes y creíbles en los demás campos de la política económica.

09 junio 2008

Metáforas tributarias

Hugo Maul Rivas
Director Área Económica
CIEN

Algunos califican a la reforma tributaria como una carretera, un “camino… ancho y espacioso” que nos permitirá llegar directamente a nuestro destino. No aprobar dicha reforma se ha calificado como el “Efecto Titanic”. El uso de las metáforas en la economía no es nada nuevo. En este caso se atribuye a un primer fenómeno, la reforma tributaria, atributos explícitos e implícitos de un segundo fenómeno, la carretera, para generar un “efecto de verdad” respecto de la necesidad y urgencia del primero. Estar en contra de las carreteras equivaldría a estar en contra del progreso, en contra de la modernidad. Estar a favor del “EfectoTitanic” equivaldría a estar a favor de cometer un accidente que podría evitarse

Afortunadamente no todo es como lo pintan. Estas mismas metáforas ejemplifican también la importancia de no ir más rápido de lo que permiten las circunstancias y de escuchar las voces de alerta ante peligros inminentes. Por más urgente y necesario que sea llegar a un nuevo destino, no siempre es el mejor momento para iniciar el recorrido entre dos puntos. Mucho menos cuando se espera que a lo largo del camino nos sorprenda una “tormenta perfecta” o un “tsunami global”. Por otra parte, el “Efecto Titanic” es un ejemplo de que, tal y como dice la canción, “no hay que llegar primero sino saber llegar “. Parte de lo acaecido con el Titanic se debió al interés de un alto funcionario de la compañía dueña del navío por llegar lo más pronto posible al anhelado destino, y mostrar así las maravillas de su proyecto. Este desmedido interés hizo que este funcionario desatendiera las múltiples señales de alerta y se negara a reducir la velocidad del barco. Un claro ejemplo en donde el interés por alcanzar un determinado objetivo se coloca por encima de lo que dicta la prudencia y lo que permiten las circunstancias.

Por otro lado, llama la atención que dentro del destino final al cual nos conducirá esa carretera se mencionen asuntos como “mayor certeza jurídica para los inversionistas… fortalecimiento de los recursos del Estado… finanzas públicas sanas… estabilidad macroeconómica… mejores condiciones de inversión y de empleo y… crecimiento económico” (Siglo XXI, Suplemento Pulso, 07-06-08), pero no se mencione la importancia de que los recursos con los que ya cuenta el estado se utilicen de la mejor manera posible. Justificar la carretera solamente en nombre de una mayor carga tributaria no tiene mucho sentido si el gasto público va a seguir bajo su lógica actual. Más que carretera vendría a ser un simple programa de bacheo.

Reviviendo a Arana…

José Rául González Merlo
Miembro de Junta Directiva
CIEN

El Presidente Colom pretende revivir la letra muerta de una ley publicada en 1974 por el General Carlos Arana. Aparentemente se cree que un retroceso histórico-económico de treinta y cinco años bajará el precio de granos como el maíz. El Presidente Colom se equivoca tanto o más que el Presidente Arana y con ello, preserva y revive un error histórico.

Es típico de gobernantes tener la soberbia como para creer que los problemas económicos se pueden solucionar con una ley que los “corrija” por decreto. Así fue como Arana publicó la Ley Obligatoria y de Fomento para el Cultivo de Granos Básicos. Su nombre lo dice todo. Si no se puede “por las buenas”, los ciudadanos serán obligados a producir los granos básicos de donde, supuestamente, se alimentará la población. Para ello, los agricultores deberán destinar un 10% de sus fincas a ese cultivo. ¿Qué tal? Así se “garantizará”, de ahora en adelante, la “seguridad alimentaria” del pueblo. Arana y Colom parten de un grave error: creer que el maíz está caro porque la gente no lo cultiva localmente. Y que si los obligamos a hacerlo, dejaremos de ser pobres.

¿Qué hacen los árabes para consumir cardamomo si no lo cultivan? Lo importan de Guatemala ya que tienen el ingreso para comprarlo. Esa es la clave para poder consumir cualquier cosa: tener el ingreso suficiente. En el caso de Guatemala, si la gente mejorara su ingreso, podría pagar el precio del maíz independientemente de dónde se produzca. Por lo tanto, no es un problema de obligar a producirlo; sino que es un problema de cómo mejorar los ingresos.

Destinar, por decreto, el 10% de una finca de cardamomo para cultivar maíz nunca solucionará el problema del ingreso de la gente. Al contrario; lo agravará. Piense por un momento: si esa finca produce cardamomo es porque el valor de ese cultivo es más alto que el del maíz. Por lo tanto, la mentada ley es a todas luces empobrecedora. ¿Qué ganamos obligando a la gente a cultivar maíz para perder dinero? ¿No es mejor que la gente se dedique a cultivar cosas que generan un mejor ingreso y que con ese ingreso compren el maíz?

La tesis de la “soberanía alimentaria” (de donde se origina este tipo de leyes absurdas) pretende que nosotros produzcamos toda nuestra comida para no “depender” de las importaciones. Si ese fuera el caso, Hong Kong debería de producir todos sus alimentos en ese infértil peñasco volcánico. Más inteligentes que nosotros, los chinos se han dedicado a ser prósperos; y con esa prosperidad comprar sus alimentos.

Es preocupante que, en medio de nuestra pobreza el Presidente Colom proponga medidas que nos empobrecerán aún más. Ciertamente que sus asesores están bateando. El Presidente debe recapacitar y entender que su propuesta es un grave error y, de paso, despedir a sus asesores.

05 junio 2008

Atrayendo el capital más difícil

Lisardo Bolaños Fletes
Investigador Asociado
CIEN

Necesitamos atraer más inversión para generar un mayor crecimiento económico. Por un lado, incrementa el tamaño, el ingreso de la clase media guatemalteca y la hace sostenible; además, como parte de la política social, permite la reducción de la pobreza. Además, no podemos seguir dependiendo del crecimiento del consumo guatemalteco a través de las remesas. No por indeseables, sino por lo inestable. De hecho, las remesas, según algunos estudios, han sido las principales encargadas de reducir la pobreza en el país entre el año 2000 y el 2006. Sin embargo, el tambaleo actual de la economía norteamericana, la perspectiva de una política migratoria cada vez más restrictiva y la pérdida de lazos familiares de los migrantes son factores importantes que limitan ese modelo de desarrollo. Necesitamos que el crecimiento se genere en la misma Guatemala.

Mucha de la discusión se ha orientado a atraer mayores inversiones físicas o proyectos productivos determinados. La apuesta por impulsar las concesiones, que se realizó en el Gobierno pasado, es un ejemplo. Ahora, que los principales opositores de esa propuesta están haciendo Gobierno, talvez las cosas cambien, pues el mismo Gobierno las está abanderando. En cuanto a proyectos productivos determinados, la agenda de competitividad promovida por PRONACOM, es un esfuerzo importante. La detección de las oportunidades en la exportación de servicios es un indicio que Guatemala puede tener un gran futuro atrayendo inversión extranjera para desarrollar estos mercados.

Sin embargo, creo que es necesario SER MÁS AGRESIVOS. El principal generador de riqueza en la economía moderna no es la tierra, el capital financiero o las grandes empresas con increíbles inversiones en maquinaria. Eso es importante, pero no es suficiente. En la economía de hoy, lo más importante está en la cabeza de cada persona. Sus valores, sus actitudes, sus conocimientos, su creatividad, su capacidad de relacionarse con otras personas. Todo esto, se denomina capital humano. Por eso, talvez valdría la pena pensar las políticas de inversión en donde privilegiemos este capital.

Creo que vale la pena promover una política activa de atracción de europeos y norteamericanos profesionales para que vengan a trabajar a Guatemala. Esto podría fomentarse dentro del marco del DR-CAFTA y el Acuerdo de Asociación con la Unión Europea. Establecer programa para que ambos socios comerciales apoyen la transferencia tecnológica y de capacidades laborales mediante el establecimiento de becas laborales con tres fines: venir a apoyar proyectos productivos de gran escala; generar redes de negocios con estos países; y, ofrecer capacitación y educación a jóvenes técnicos y profesionales guatemaltecos.

La propuesta no es nueva. Guatemala la promovió durante el siglo XIX. Tuvo grandes beneficios y generó algunos problemas. Valdrá la pena aprender de nuestros errores y más aun, aprender de nuestros éxitos pasados.

02 junio 2008

Pacto con el diablo…

José Raúl González Merlo
Miembro de Junta Directiva
CIEN

Desde su creación, el llamado “Pacto Fiscal” – PF - ha sido invocado cada vez que el gobierno de turno quiere aumentar impuestos. En este último intento, no ha sido la excepción. El llamado Grupo Promotor del Diálogo Fiscal – GPDF - dizque contrastó su nefasta propuesta con los “principios” de los Acuerdos de Paz y del Pacto Fiscal y le dio su “visto bueno”. El único problema es que los gobernantes sólo ven lo que les conviene y dejan de ver lo que, lo que no les conviene.

Cuando, en el año 2000, se nos “vendió” el tema del PF, se nos prometió que no sería una lista de nuevos impuestos ni sería algo exclusivamente relacionado a los ingresos fiscales. A lo largo del tiempo se organizaron comisiones de seguimiento y otro tipo de comisiones como el GPDF cuyas propuestas eran siempre las mismas. Lo único de lo que se ocupaban y les preocupaba era cómo elevar la recaudación. Propusieron nuevos impuestos, reformas a las leyes tributarias y nunca se salieron de esos dos temas.

Por supuesto, los diversos gobiernos que convocaban y organizaban tales grupos de trabajo estuvieron complacidos. Los “otros temas” que, supuestamente, eran parte integral del PF quedaron en el olvido. Por ejemplo: el balance fiscal; la adopción de un sistema de indicadores de gestión del gasto; los límites al endeudamiento; la ley reguladora de los bienes del Estado, revisiones a la ley de probidad; la evaluación del desempeño de los funcionarios; el combate a la impunidad, la corrupción y la ratificación de las convenciones sobre el soborno y la corrupción; la rendición de cuentas; el libre acceso a la información; etcétera. Nada. Ni uno sólo de esos “otros” asuntos contemplados en el Pacto Fiscal original se ha cumplido ni se ha visto la voluntad política para hacerlos realidad.

Así que ¡corre y va de nuevo! El Ministro de Finanzas repite la fórmula: invoca al Pacto Fiscal y, convenientemente, ignora lo demás para concentrarse solamente en subir impuestos. ¿Hasta cuándo vamos a seguir permitiendo que las autoridades se burlen de los ciudadanos? Si hay algún cambio que el gobierno desee hacer, usando el pacto fiscal como excusa, debe ser, primero, todo lo que mencioné anteriormente. Es increíble que, los mismos que pusieron esos objetivos dentro del Pacto Fiscal, son los que ahora se hacen los locos con cumplirlo integralmente.

Por lo tanto, el mensaje que debemos enviar al Ejecutivo y al Legislativo tiene que ser fuerte y claro: ya estuvo suave con el tema de subir impuestos. Primero comiencen a dar resultados en la calidad de gasto, la transparencia y la corrupción (por ejemplo). Después atrévanse a pedir un aumento de impuestos. A como están nuestros políticos, tenemos más probabilidad de que se cumpla un pacto con el diablo antes que uno con ellos…

01 junio 2008

¿Aumentar o reducir impuestos?

Hugo maul Rivas
Director Área Económica
CIEN

Quienes abogan por aumentar impuestos están convencidos de que el gobierno puede utilizar los recursos de una manera más productiva, socialmente hablando, que lo que podrían hacerlo las familias. Quienes abogan por reducir impuestos creen exactamente todo lo contrario. Frente a la difícil situación que atraviesa la economía nacional, quienes desean aumentar impuestos consideran importante que el gobierno maneje una mayor cantidad de recursos para hacer frente a las demandas sociales que podrían surgir. Quienes desean reducir impuestos consideran que en esta situación es mucho más importante que las familias tengan a su disposición la mayor cantidad de recursos posibles. Los que desean aumentar impuestos sostienen, correctamente, que una reducción de impuestos debilitaría las posibilidades del gobierno de atender algunas de sus funciones principales, además de debilitar aún más la reducida capacidad recaudatoria del Estado. Quienes favorecen la reducción de impuestas aducen, correctamente, que es urgente buscar mecanismos que alivien los golpeados presupuestos familiares. Unos y otros tienen cierto grado de razón.

El problema radica, posiblemente, en el hecho que históricamente los aumentos de impuestos, sean estos moderados o pequeños, terminan saliendo muy costosos para la bolsa del contribuyente, mientras que las reducciones, sean estas grandes o moderadas, se traducen en imperceptibles ahorros para el consumidor. Como bien dice un refrán norteamericano, generalmente “un pequeño aumento de impuestos le cuesta doscientos dólares al contribuyente mientras que una substancial reducción le ahorra apenas treinta centavos”. Dada esta posibilidad, y dada la situación que actualmente atraviesa y atravesará la economía, tal vez no sea tiempo ni de reducir ni de aumentar los impuestos. Si no se aumentan, el gobierno tendría, al menos, la certeza de contar con un monto de recaudación bastante parecido a la actual. Monto que, dicho sea de paso, bien utilizado, focalizado y priorizado podría dar mejores resultados que los que hoy se obtienen. Si no se reducen los impuestos, las familias tendrían, por lo menos, asegurado un nivel de ingresos parecido al que tienen hoy en día. Aunque la opción de no aumentar ni reducir impuestos no gusta a ninguna de las partes en contienda, es importante reconocer que, por lo menos, podría llegar a ser una opción menos incierta y menos costosa para todas las partes. Lo cual, dado el panorama futuro de la economía, podría ser una de las opciones más prudentes que se tengan a la mano.

27 mayo 2008

CONCURSO: Voces de libertad

ElCato.org, a manera de promover ideas de libertad y desarrollo en las Américas, quiere descubrir escritores jóvenes dentro de la región y darles una plataforma para hablar sobre la importancia de la libertad para generar la prosperidad en sus países y en Latinoamérica. Los ganadores del concurso, además de recibir un premio monetario, tendrán la oportunidad de ser publicados en los periódicos más importantes de América Latina y España.

Premios

  • 1er premio: $2.000+ $1.200*
  • 2do premio: $1.000+ $1.200*
  • 3er premio: $500 + $1.200*

* Nota: Este concurso concede premios que llevan consigo la oportunidad de escribir para ElCato.org un artículo al mes por $100 durante el periodo septiembre 2008-agosto 2009. ElCato.org no se compromete a reproducir y/o distribuir estos artículos y solo serían remunerados si son reproducidos en nuestra página y/o distribuidos.


Para más información:

http://www.elcato.org/node/3179

25 mayo 2008

Trafico de influencias

José Raúl González Merlo
Miembro de Junta Directiva
CIEN


De acuerdo con las noticias de prensa, 29 diputados guatemaltecos fueron invitados a un supuesto “seminario” sobre política tributaria por parte del Banco Interamericano de Desarrollo – BID -. Más allá de las nobles intenciones educativas de dicha institución para dizque “capacitar” a nuestros congresistas, está claro que, en las vísperas de una nueva reforma tributaria, la invitación no es una feliz coincidencia. Todo lo contrario, es una vergonzosa muestra de tráfico de influencias.

¿Cree usted que hay alguna razón en particular como para que los asuntos de los guatemaltecos, como lo es el tema de impuestos, sean tratados privadamente en las oficinas del BID en Washington y no en público en nuestro país? ¿No cree que hubiera sido más fácil y barato que los instructores del BID vinieran a Guatemala en vez de que los diputados viajasen a los EUA? Claro que el costo o la transparencia son la última preocupación del poderoso y oneroso BID que corrió con los gastos de esta excursión.

No dudo que nuestros diputados la debieron haber pasado bien. Seguramente fueron atendidos por un espléndido anfitrión y la fortaleza del quetzal les debió haber abaratado el shopping. El único problema es que todo el propósito del viaje fue “seducirlos”, en un ambiente controlado, para que apoyen el incremento de impuestos que planea el gobierno. Tan sólo haber aceptado la invitación ya es un insulto para los ciudadanos que votaron por diputados que prometieron, durante la campaña electoral junto a sus respectivos candidatos presidenciales, que no subirían los impuestos.

¿Y qué pito toca el BID en un plan para subir impuestos en Guatemala? Como su nombre lo dice, el BID es un banco. En la medida que su “cliente” (el gobierno de Guatemala) tenga un presupuesto más abultado, en esa medida califica para ser un sujeto de mayor endeudamiento. Así que “se juntaron la comida con las ganas de comer”. Ahora que el Presidente Colom estuvo en Washington, la prensa destacó que el Presidente del BID le ofreció seis cientos millones de dólares en endeudamiento adicional. ¡Con razón apoyan un aumento de impuestos! Si no, ¿cómo vamos a pagar tanta deuda? ¿O no se ha dado cuenta que es usted el que paga y pagará con su trabajo todo lo que el BID “generosamente” nos preste?

Con viaje al BID o sin viaje al BID es importante hacerle saber a todos los diputados y sus excandidatos presidenciales que aún no se nos olvida su plataforma electoral: no aumentar impuestos. “Turistear” a costillas del BID se les perdona. Lo imperdonable e inadmisible es darle la espalda a la ciudadanía apoyando un aumento de impuestos luego de venderse, cual prostitutas, a los intereses del BID.

Lecciones de Cobán 2008

Hugo Maul Rivas
Director Área Económica
CIEN

Para algunos puede ser una carrera más. Para otros es una carrera especial; cada kilómetro, cada minuto y cada subida tienen su propia historia y su propia lección. ¿Por qué escribir acerca de la Carrera de Cobán? Primero, para rendir un humilde tributo al esfuerzo y fuerza de voluntad de los miles de corredores que participaron en la carrera. Segundo, para agradecer el apoyo incondicional de las decenas de miles de personas que acompañaron a los corredores a lo largo del recorrido. Tercero, para reflexionar en torno a algunas lecciones que nos deja esta carrera. Sobre todo, reflexionar en torno a lo que podría suceder si en lugar de insistir en nuestras diferencias nos concentráramos más en buscar los puntos de unión entre los guatemaltecos. Quienes hemos corrido esta carrera sabemos bien que todas las frases de aliento son siempre bienvenidas, no importa el nivel socio-económico de quien las diga o de quien las reciba. El apoyo de los observadores, sea este en forma de una bolsa de agua, un dulce o un pedazo de naranja o un simple aplauso será siempre bien recibido, la raza de quien da o recibe el apoyo sale sobrando. Las miradas de empatía y solidaridad se agradecen todas por igual, la filiación política o religiosa de quien las da o quien las recibe no importa a nadie. El incondicional apoyo de tantos desconocidos es un elemento vital para terminar la carrera; cuánto más duro hubiera sido esos últimos kilómetros de no haber existido la afectuosa palmada en la espalda o el “ya falta poco” de algún corredor desconocido.

Por lo que parece, en la Carrera de Cobán, y seguramente en otras muchas carreras, el típico “cangrejo guatemalteco”, afortunadamente, brilla por su ausencia. ¿Qué nos impide replicar ese tipo de experiencia en la sociedad abierta? ¿Será la ausencia de un clima de empatía y confianza como el que surge entre los corredores? Quienes al verse, y saberse, sujetos a las mismas condiciones y reglas del juego terminan desarrollando un sentido de unidad en torno a un ideal compartido. ¿Será la ausencia de un proyecto común en donde todos tengan cabida? En donde todos empiecen del mismo punto y los resultados finales dependan de lo que cada quien se entrenó y se fijó como meta individual; en donde todos obedecen un conjunto de reglas simples y abstractas y no se premia ni tolera a los “listos” que no cumplen con ellas. Quién sabe; en mi caso la carrera del pasado domingo me ha dejado más interrogantes, y satisfacciones, que respuestas. Lo que queda claro es que si algo así sucede en Cobán, a lo mejor podría suceder también en Guatemala.

22 mayo 2008

Seguridad es Empleo

Lisardo Bolaños Fletes
Investigador Asociado
CIEN


Menciono, de forma modificada, uno de los slogans de la campaña electoral pasada porque creo que es importante mantener la atención en las políticas de seguridad que están implementando nuestras autoridades. Centrados en la coyuntura del incremento de precios, pareciera que otros temas se nos escapan de la atención, como si pudiéramos fácilmente postergarlos.

Hoy más que nunca, con los problemas de los precios crecientes que afectan la economía familiar, es que debemos de mantener nuestra atención en los problemas de seguridad del país, pues son uno de los costos más importantes que las familias, de manera directa o indirecta, están absorbiendo. Por un lado, están las familias que pagan directamente el costo, a través de “impuestos de guerra”, extorsiones, robos, secuestros, heridas y muertes. Por otro lado, están las familias que pagan el costo de la violencia de forma indirecta a través de menores ingresos producto de la violencia, debido a que realizan menos negocios que antes o de los que podrían hacer en condiciones más favorables.

Respecto a este último problema, el pagar el costo de la violencia con menores ingresos, es importante que reconozcamos que los principales afectados son las familias de clase media. Este grupo social suele ser muy empresarial, generador importante de ingresos, pero suele carecer de mecanismos adecuados para afrontar la violencia: recursos financieros suficientes para contratar servicios de seguridad o una adecuada organización comunitaria para afrontar, entre todos, la inseguridad que viven día tras día.

Quiero mencionarles un ejemplo. Hace dos semanas, la señora que me cortó el pelo me contó que llevaba 2 años de trabajar en ese lugar, el cual le gustaba mucho. Sin embargo, al preguntarle más sobre su vida laboral, me contó que ella antes de trabajar allí era empresaria. Durante muchos años tuvo un pequeño salón en su casa, para atender a muchas de las personas que vivían en su colonia y sus alrededores. Ser empresaria le traía muchas ventajas: ganaba mucho más; era dueña de su tiempo; y, además, trabajando en casa podía cuidar a sus hijos.

Sin embargo, la violencia empezó a llegar a su colonia. Las maras empezaron a extorsionar negocios a pocas cuadras de su negocio, pidiéndoles no menos de Q.5,000 al mes. Siendo negocios pequeños y medianos, este tipo de pago resultaba imposible para muchos, pero se veían en la necesidad de hacerlo, ante el miedo de sufrir daños. Ella, antes que llegaran las extorsiones a su negocio, que era a la vez su hogar, prefirió cerrarlo. Por eso, desde hace dos años trabaja como empleada: ganando menos, con un horario fijo y trabajando lejos de sus hijos, los cuales ahora viven en una colonia cada vez más peligrosa.