07 julio 2008

Petrocaribe

Hugo Maul Rivas
Director Área Económica
CIEN

Acuerdo costoso de entrada y costoso de salida. Mucho proclama Chávez la solidaridad entre los pueblos latinoamericanos, pero cuando se trata de vender “su petróleo” se comporta como el más grande de los explotadores. Pudiendo sacrificar parte de sus jugosas ganancias razonable, prefiere ofrecer complicados antes que reducir un centavo el precio de su producto. Por más que se diga que sólo hay que pagar la mitad del valor de la factura al contado, el precio que se paga por ese combustible es un precio competitivo y, por ende, debe venderse al consumidor a un precio similar al que ya se paga, salvo, claro está, que el gobierno decidiera “regalar” el 50% restante que debe pagarse después. Por supuesto, tal actitud sería equivalente a creer que “pidiendo fiado” se compra más barato que pagando al contado. Nada de eso, el precio es el precio y si no se paga hoy se pagará mañana, y con intereses.

Otra confusión respecto de este arreglo con Petrocaribe es la supuesta disponibilidad de cientos de millones de Quetzales que tendría el gobierno. El hecho que Chávez se contente con recibir de contado el 50% de la factura no implica que el gobierno pueda hacer lo que se le plazca con el 50% restante que recibiría contante y sonante por parte de los consumidores. Si lo que se busca es expandir el gasto público entonces deberíamos estar discutiendo acerca de la necesidad, transparencia y eficiencia de dicho gasto, no estar discutiendo nada acerca de los combustibles. Desde esa perspectiva el acuerdo con Petrocaribe sólo oscurece un asunto muy sencillo: endeudar más al país sin una buena justificación.

Si se ahorrara el 50% que no se está pagando de contado y se invirtiera en algún instrumento financiero confiable y rentable, suponiendo que tal opción existe, podría haber entonces alguna liberación de recursos para el gobierno. Claro está, restando antes lo que cuesta el acuerdo con Petrocaribe, ya que por más “bondadosas” que sean las condiciones igual hay que pagar los intereses de la deuda. Demás está decirlo, los montos que se liberarían con este esquema son apenas una minúscula fracción de los montos millonarios que hoy se manejan. En ausencia de este esquema de ahorro, Petrocaribe más que liberación millonaria de recursos es una clara promesa de millonarios impuestos en el futuro. El asunto sencillo, al menos para los que no somos “entendidos” en la materia: combustibles caros el día de hoy a cambio de impuestos altos el día de mañana. Costoso de entrada y más costoso de salida.

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