28 marzo 2007

Historia Reciente de los Salarios Mínimos Diarios en Guatemala

Año que entra en vigencia

Actividades No Agrícolas

Actividades Agrícolas

1991

Q.11.60

Q.10

1992

Q.11.60

Q.10

1993

Q.11.60

Q.10

1994

Q.16.00

Q.14.50

1995

Q.16.00

Q.14.50

1996

Q.17.60

Q.15.95

1997

Q.17.60

Q.15.95

1998

Q.19.71

Q.17.86

1999

Q. 21.68

Q. 19.65

2000

Q. 23.85

Q. 21.62

2001

Q. 25.08

Q. 27.67

2002

Q. 30.00

Q. 27.50

2003

Q. 34.20

Q. 31.90

2004 *

Q.39.67

Q.38.60

2006

Q.43.64

Q.42.46

2007

Q.45.82

Q.44.85

Fuente. Diario de Centroamérica, varios números. Dirección de Estadística, Ministerio de Trabajo y Previsión Social, www.mintrabajo.gob.gt.

* Dicho aumento no entró en vigencia hasta el 29 de Junio de 2004.

** La Bonificación Incentivo, Decreto 37-2001 se incluye como prestación laboral y no como parte del salario mínimo. Se debe de agregar Q.250 al mes.


Los sueños de los informales

¿Quién conoce los sueños infantiles de los empresarios y empleados informales?

¿Quién era su héroe cuando eran pequeños?

¿Será que su sueño era convertirse en presidentes del CACIF?

¿En organizadores de manifestaciones?

¿En artistas?


Hoy vemos a muchas de estas soñadoras, con 10 o 60 años encima, vendiendo tortillas en el Boulevard “Liberación”, ofreciendo desayunos al pie de la Torre del “Reformador”, o vendiendo tarjetas de celulares en la Avenida de La “Reforma”.

Existen fracturas.

Fracturas entre ellos y sus sueños. Y aunque no todos logran realizar sus sueños infantiles, lo frustrante es que, de entrada, muchos de ellos ya tienen truncado el camino, para lograrlos.

Ni el CACIF ni el Frente Nacional de Lucha. Han existido pocos intereses por conocer sus sueños. Al contrario, la prioridad ha sido emplearlos estratégicamente en los discursos.

Existen fracturas.

Fracturas entre ellos y sus supuestos representantes

¿Cómo articular la capacidad de soñar y convertirlo en realidad, si no cuentan con representatividad en las decisiones? Parecen existir dos opciones para cambiar esto: o ellos mismos se organizan y promueven reformas positivas, influyendo en las políticas públicas; o, se oponen sistemáticamente al sistema, incluso violentamente. Esta solución no es deseada, por lo mismo, es importante su organización. De esa manera, en lugar de ser utilizados de forma estratégica, podrían articular su agenda y sus necesidades.

Existen fracturas.

Fracturas entre ellos y las ideas de cómo solucionar sus problemas. Fractura entre ellos y las políticas públicas.

No se logrará mucho con la implementación de políticas desde la capital. No importa si las mismas tienen una visión empresarial o una visión estatal. El error es el mismo. Se intentan articular políticas públicas en el vacío de un pizarrón. Y en el peor de los casos, en una maraña de instituciones fracasadas donde nada funciona. Se cae constantemente en una serie de errores:

  • El Estado de Guatemala no se parece ni al Estado ideal del pizarrón ni al de los libros. Tampoco es transparente, mucho menos rinde cuentas. Tampoco existe una coincidencia en las preferencias y deseos de la población y el funcionario electo. El sistema político no fue diseñado para articular estas preferencias.
  • El Mercado no es lo evolucionado ni competitivo que dicen los libros de texto, sean “mainstream” o no lo sean. En parte, por las restricciones que el mismo Estado a creado a lo largo del tiempo. Pero también por la falta de sistemas adecuados de justicia.
  • Ha existido una percepción omnisciente, omnipresente y todopoderosa de los reformadores del Estado, pensando que las soluciones a los problemas pueden plantearse y superarse desde la autoridad central. Pero eso no es así; Guatemala es muy distinta. Los guatemaltecos tienen situaciones distintas; problemas distintos; sueños distintos.

Reparar muchas de estas fracturas no tiene sentido.

Hay que cambiar la forma de pensar acerca de estos problemas.


Lea más: http://www.cien.org.gt/Docs/Economia/EcoInformal06/EcoInformal06.htm

El Reto de la Microeconomía (II)

Hugo Maul Rivas
Director Área Económica
CIEN

Como se dijo la semana pasada, el reto “micro” implica necesariamente la protección de los derechos de propiedad. Estos son la base fundamental para el funcionamiento eficiente de los sistemas económicos. Entendiendo que, tal y como dice D. North, premio Nobel de economía, que “el grado de apropiación [de los bienes] es función de las reglas legales, de las formas organizacionales, del grado de cumplimiento [de la ley y los contratos] y de las normas de comportamiento [en una sociedad] – esto es, del marco institucional”. En países como los nuestros, en donde el marco institucional que rige los derechos de propiedad se caracteriza por no garantizar el control a largo plazo sobre los activos, por no proveer certeza jurídica sobre dicho control, por restringirlo innecesariamente y no garantizarlo de manera plena, no es casualidad que la microeconomía sea poco eficiente.

El control de corto plazo sobre un activo genera horizontes de planeación de corta duración; inversiones de muy corto plazo que sobre-utilizan los activos por encima de lo que sería económicamente eficiente. La incertidumbre sobre el control de un activo desalienta su uso en las actividades más rentables; el riesgo latente de la expropiación conlleva la ineficiencia en el uso de los activos. La ausencia de control sobre los márgenes valiosos de los activos provoca que no se aprovechen todas las oportunidades de generación de riqueza; al no existir la posibilidad de apropiación de los beneficios derivados del uso del activo, casi nadie tiene incentivos para aprovechar el mismo de la mejor manera. Las restricciones sobre la forma en que se ejerce el control sobre los activos limitan las posibilidades de descubrimiento de nuevas oportunidades de ganancia.

Dadas estas características del marco institucional, no es de extrañar que el reto de los derechos de propiedad sea el principal desafío para la eficiencia a nivel micro. En el caso ideal, el marco institucional debería servir para delimitar la propiedad, darle validez a los acuerdos privados respecto de la transferencia del control sobre los activos y castigar el incumplimiento de lo acordado. Para ello se requeriría de un sistema altamente descentralizado que opere en base a normas claras y generales, de manera que las disputas o ambivalencias sobre los derechos de propiedad sean raras excepciones. No se puede hablar del reto micro sino se habla primero de los derechos de propiedad. Y no se puede hablar de derechos de propiedad sino se habla primero de un Estado de Derecho; de la vigencia de normas generales, abstractas y de observancia universal.

El Reto de la Microeconomía (I)

Hugo Maul Rivas
Director Área Económica
CIEN

“Es necesario prestar mayor atención a los aspectos microeconómicos del crecimiento. La macroeconomía va bien, pero la microeconomía carece de eficiencia”. Esta fue una de las tantas lecciones surgidas de la recién concluida Asamblea de Gobernadores del BID. Cuando se habla del reto “micro” se hace referencia muchos asuntos, desde la eficiencia económica hasta la generación de empleos, pasando por la reducción en los costos reales de producción, el uso sostenible de los recursos, la productividad, etcétera. Para mala fortuna de quienes sueñan con que el gobierno, cual semi-dios moderno, arregle todo mediante el gasto público, la microeconomía depende más de las acciones de millones de individuos que actúan de manera descentralizada que de acciones directas del gobierno. En pocas palabras, el reto “micro” es el reto de la generación de riqueza. Asunto en el cual las acciones del gobierno, aunque importantes, no lo pueden ser todo.

Ahora bien, al hablar del reto micro es muy importante tener claro de donde venimos y hacia donde vamos. Venimos de una situación en donde el marco institucional favorece más la redistribución e, incluso, expropiación de la riqueza que la generación de la misma. No se puede hablar del reto micro sino se habla primero del reto de los derechos de propiedad. Sin embargo, dada la larga historia de injusticia, ilegalidad, expoliación y corrupción de nuestro continente, la plena vigencia de los derechos de propiedad no es nada sencilla. Como bien dice Rapacsynski, citado por Hernando de Soto, “la noción de que la mera institución de un régimen legal apropiado establecerá un juego de derechos de propiedad capaz de sustentar un sistema económico moderno resulta profundamente implausible, pues a la mayoría de los derechos de propiedad el sistema legal sólo puede imponerlos marginalmente. El núcleo de la institución de la propiedad tiene que ver con prácticas sociales y económicas en buena medida incuestionadas e inconscientes y necesariamente arraigadas en desarrollos no jurídicos…cuando la mayoría de las personas obedece la ley, el gobierno se la puede imponer de manera efectiva y (relativamente) barata a los pocos individuos que la quebrantan. Pero cuando la obediencia entra en crisis a una escala lo suficientemente amplia, no hay autoridad con fuerza suficiente para ser el policía de todos”. En otras palabras, según parece, no se puede hablar del reto micro sino se habla previamente del reto del Estado de Derecho. No es casualidad que la microecononomía carezca de eficiencia. En ausencia de un buen sistema de derechos de propiedad y de un Estado de Derecho no se puede esperar otra cosa.

Verónica Spross
Directora Área Social
CIEN

Aunque la situación económica ha sido relativamente floreciente en los últimos años, aún hay una parte importante de la población de América Latina y el Caribe que vive en condiciones de pobreza. Algunos segmentos poblacionales no se benefician del crecimiento económico y tienen escasas oportunidades de mejorar su nivel de vida. El Foro Interamericano de Negocios, que se realizó como antesala a la reunión anual de los gobernadores del BID, abordó estos temas, centrándose en el mensaje de que el sector privado no puede permanecer, ni permanece, indiferente ante esta situación.

En las distintas sesiones plenarias se comentó que el papel principal de las empresas es la producción de bienes y servicios y la creación de empleo. En los países en desarrollo el liderazgo empresarial es fundamental para el mantenimiento de políticas públicas propicias al crecimiento económico, al combate a la extrema pobreza y la búsqueda de alianzas público-privadas que contribuyen a mejorar los programas sociales.

Uno de los temas se denominó Más allá de la filantropía, el desarrollo como un buen negocio para todos. Los panelistas se centraron en lo que pueden hacer desde su ámbito productivo para incidir en el desarrollo. Por ejemplo, Emilio Azcárraga, de Televisa, comentó sobre la responsabilidad de los medios de comunicación en buscar mensajes que promuevan la unidad nacional, los valores y la formación de los niños y jóvenes. Susan Segal, del Consejo de las Américas, enfatizó la importancia de fortalecer el capital humano y trabajar en áreas como ampliación del crédito para pequeños empresarios, así como también las oportunidades existentes para que las empresas atiendan mercados desatendidos, que podrían beneficiar a muchas personas con servicios que les mejoran su nivel de vida y servicios como el caso de los servicios financieros o los seguros de salud, por ejemplo.

Javier Treviño, de CEMEX, enfatizó en la importancia de transmitir y difundir las buenas prácticas que una empresa aplica en un país a los demás países. Así se va mejorando el ámbito competitivo y se logra la transmisión de mejores métodos administrativos, tecnologías e innovaciones. Finalmente, una de las conclusiones del panel se refirió a la inversión como el elemento que genera un ambiente de innovación y empresarialidad.

En otra sesión plenaria se trató el tema del crecimiento económico y cómo el mantenimiento de las condiciones de estabilidad macroeconómica y fiscal debe cuidarse, pues es requisito para que los países continúen teniendo buenos resultados en sus economías. Uno de los grandes retos en América Latina es el fortalecimiento de las instituciones para que la confianza en éstas crezca.

En el panel Alianzas empresariales y sociales como elementos impulsores varios empresarios y gerentes de empresas latinoamericanas compartieron lo que hacen para fortalecer el sistema educativo de sus países, incluyendo el mejoramiento del modelo de gestión de las escuelas y del sistema educativo y programas que enfatizan la capacitación para el trabajo. Varios están comprometidos con capacitar a exportadores pequeños y facilitarles las redes que les permitan crecer y vender más. Se puede concluir que cerrar la brecha social implica mucha más inversión privada, la generación de empleos en los países, innovar en productos y procesos, adoptar tecnología de punta y formar a los niños, jóvenes y fuerza laboral para ser emprendedores.

21 marzo 2007

Santa Cruz Balanyá Y Chirijuyú Son Ejemplares

Verónica Spross
Directora Área Social
CIEN

La reciente visita del Presidente George W. Bush al municipio de Santa Cruz Balanyá en el departamento de Chimaltenango lo ha puesto en un nivel de relevancia en las noticias a nivel mundial. El alcalde, Raymundo Juárez, refleja la actitud de los pobladores, interesados en poder ser más productivos y comercializar sus productos para poder así tener un mejor nivel de vida.

El municipio de Santa Cruz Balanyá ha demostrado liderazgo en el área de educación. En el estudio Indice del Estado Educativo Municipal, elaborado por el Ministerio de Educación con el apoyo de USAID, este municipio es catalogado en la categoría Bueno y se ubica en el puesto número 45 a nivel nacional, de los 332 municipios del país. Allí, 6 de cada diez niños en la edad respectiva asisten al nivel preprimario y están cerca de lograr la universalización de la primaria. En básicos la cobertura también supera al promedio nacional. Es de destacar el apoyo del alcalde Juárez a la educación ya que apoyado a las 5 escuelas del municipio para que todas sean demostrativas del futuro. Cuentan con computadoras, lo que les permite contar con tecnología para mejorar la calidad de la enseñanza y brindar acceso al conocimiento mundial a sus estudiantes.

Además, el Presidente de los Estados Unidos incluyó en su visita a la Cooperativa Labradores Mayas, ubicada en Chirijuyú. Un grupo de campesinos se organizó para la siembra y exportación de vegetales. Cuentan con una planta empacadora que les permite enviar los productos a mercados centroamericanos y de Norteamérica como Canadá a donde envían furgones de apio. El éxito de estos agricultores radica en la calidad de sus productos, habiendo logrado ubicarse como los proveedores de las lechugas de la cadena de hamburguesas Mc Donalds.

Hace dos años tuvimos la oportunidad de visitar la Escuela Oficial Rural Mixta de la Aldea Chirijuyú y nos impresionó la participación de los padres de familia, quienes en el Día Nacional de la Escuela ya habían pintado y adecuado el mobiliario para el inicio del ciclo escolar. En ese momento era su intención contar con una biblioteca y organizar un instituto por cooperativa por las tardes. Es sumamente interesante observar cómo la posibilidad de contar con ingresos y un mejor nivel de vida permite que la comunidad dedique también más recursos a la educación.

En Tecpán, no muy lejos de allí, imparte clases en la Escuela Oficial Urbana Mixta Miguel García Granados, la maestra Josefina Sacbajá Cojtí, quien se hizo acreedora al Premio Maestro 100 Puntos, por su proyecto Aprendiendo y Comiendo, con el cual enseña a los niños y niñas de primer grado las letras del alfabeto a través del sentido del gusto. Estudian una letra y cocinan algún alimento relacionado con dicha letra; por ejemplo, si estudian la letra L hacen ensalada de Lechuga. Este proyecto es exitoso porque radica en una metodología activa, pero además, permite que los niños aprendan a comer lo que sus padres cultivan. Esto tiene un efecto positivo además en la nutrición de los estudiantes y en el futuro les mejora su proyección laboral, pues aprenden a procesar y comercializar los productos que cultivan. Esta metodología podría replicarse en las escuelas de la región para potencializar sus ventajas comparativas.

El desarrollo que se está logrando en los municipios de Chimaltenango debido a la producción de hortalizas y vegetales de exportación es positivo y constituye un ejemplo para otros departamentos del país. La colaboración entre autoridades municipales con la comunidad puede hacer el cambio también en el desarrollo social.

18 marzo 2007

Ferrovías y DR-CAFTA

Hugo Maul Rivas
Director del Área Económica
CIEN

Históricamente, ferrocarril e inversión extranjera siempre nos han salido caros. Y por más que la historia parece repetirse, seguimos cometiendo los mismos errores. En el caso de Ferrovías, como tantas otras veces, cumplir o incumplir con lo pactado puede resultar igualmente costoso. Si cumplir con lo pactado implica “limpiar” la vía férrea de todo tipo de invasores, el remedio podría salir más caro que la enfermedad. Si no cumplir lo pactado implica pagar una compensación por daños y perjuicios a Ferrovías, sucedería algo parecido. Aunque nadie niega la importancia de recuperar la vía férrea para su uso productivo, tal hecho no justifica cualquier tipo de solución para ese problema. Tal y como la historia lo demuestra, las soluciones que se han intentado en el pasado sólo han beneficiado a poderosos políticos, burócratas y empresarios. Desconozco las interioridades del caso de Ferrovías, pero si algo ha caracterizado históricamente al gobierno de Guatemala es su incapacidad de realizar procesos abiertos, transparentes y competitivos en situaciones como estas. ¿Por qué el caso de Ferrovías tendría que ser distinto?

No es casualidad que este incidente se esté ventilando dentro de la normativa del DR-CAFTA. Tampoco que la emblemática figura de Mrs. Vargo esté de por medio y que la denuncia haya coincido con la visita de Mr. Bush a Guatemala y la celebración de la Asamblea de Gobernadores del BID en nuestro país. Todo esto obedece a un intento de enmarcar dicho reclamo dentro de, lo que el filósofo francés M. Foucault llamaría, “la política general de verdad” dentro del nuevo contexto económico del país. Entendiendo que dicha “verdad está ligada circularmente a los sistemas de poder que la producen y la mantienen”. De esa cuenta, cuestionar la validez del reclamo de Ferrovías equivaldría a poner en duda la importancia de respetar la inversión extranjera y cumplir lo pactado en los tratados de libre comercio. ¡Casi una herejía¡ Sin embargo, a costa de ser malentendido, casos como el de Ferrovías siempre deben verse con bastante escepticismo. Una cosa es dilucidar la “verdad jurídica” detrás del asunto y otra lo que más le conviene al país. La lección que todo esto nos deja es que con tratados como el DR-CAFTA no se juega: incumplir lo convenido puede resultar muy costoso. Y lo que es más grave, muchas veces habrá que pagar el costo de no haber cumplido sin haber recibido ningún beneficio importante de tal incumplimiento.

15 marzo 2007

¿Quién es el informal?


Informal es aquel que no es formal. Es todo aquel que no se adapta a las características del formal: no cumple con la forma ideal que la autoridad ha determinado para el ciudadano. La legislación ha promovido la idea de un ciudadano ideal a lo largo de sus múltiples dimensiones. Este ciudadano ideal no agota la rica variedad de la diversidad humana, de allí que sea mucho más fácil describir a un formal que a un informal: hay pocas formas de ser formal; pero miles de formas de ser informal.

Un ejemplo de la multiplicidad del informal podría ser el estatus religioso de las personas durante el gobierno de Rafael Carrera. Durante ese gobierno la religión oficial del país era la Católica, de allí que todo aquel que no fuese católico no cumplía con el ideal ciudadano. Ahora bien, existen muchas formas de ser no-católico: rendir culto a los dioses mayas o rendir culto a religiones híbridas, como el caso del culto a Maximón, ser judío, ser musulmán, etcétera. Y es más, dentro de cada una de estas categorías, existen muchas formas, por ejemplo un cristiano no-católico puede ser Pentecostés, adventista, anglicano, bautista, etcétera. Así pues, sólo en el tema religioso, las posibilidades de la informalidad eran infinitas durante el gobierno de Carrera y, en general, durante aquellas épocas en que la Iglesia Católica introdujo fuertemente su doctrina dentro del actuar del Estado de Guatemala.

Otro ejemplo más actual. El día de hoy estamos arrastrando una concepción del “buen ciudadano empresario”, que se remonta a la Revolución de Octubre de 1944 y que sólo se ha complicado a partir de la Contrarrevolución y la Política de Sustitución de Importaciones. El “empresario implícito”, o sea, el empresario “del mundo real” sirvió de base simbólica a la legislación laboral en su momento, era una especie de finquero esclavista. A partir de esa idea, la legislación busca generar un “buen ciudadano empresario”, que sea dueño de una gran empresa industrial urbana, cuya única ventaja son las economías de escala, amparadas por un mercado centroamericano cautivo, y que, gracias a la protección de la competencia por parte del gobierno, contrata miles de trabajadores poco calificados para producir productos homogéneos.

Dicha construcción ideal de nuestra legislación, ante un mercado local e internacional en donde son cruciales aspectos como la diversificación de los productos, la calidad, los tiempos de entrega, la integración de nuevas tecnologías, etcétera se encuentra descontextualizado. Y como no se pueden cambiar las condiciones externas por ley, el empresario simbólico se encuentra hoy en día fuera de contexto. Por otro lado, el “empleado implícito”, o sea, el empleado “del mundo real”, que imagina la legislación laboral, como mencionamos, es principalmente un campesino iletrado con una personalidad dócil. A partir de este “empleado implícito”, la legislación busca generar el “buen ciudadano trabajador”: obrero industrial educado que realiza operaciones de cierta complejidad, pero donde la creatividad y adaptación no son cruciales. En el mundo actual este empleado simbólico también está fuera de contexto. Por tanto, a los empresarios y empleados “del mundo real” no les queda más que descubrir un contexto donde puedan donde puedan adaptarse a los retos de dicho mundo real: la informalidad. En parte, por eso abundan las empresas informales: el mundo cambió.

Al día de hoy la formalidad ha implicado mutilar a los individuos para que cumplan con la visión del “buen ciudadano”. Claro que esto no implica que haya existido una sola visión del “buen ciudadano” a lo largo de la historia guatemalteca. Puede verse más adelante en el documento cómo el ideal del “buen ciudadano indígena” implicó el sometimiento y la fuerza física hasta la Revolución de Octubre de 1944; pero después el “buen ciudadano indígena” era aquel que se dejaba aculturar y convertir en ladino; y, ahora, tras la firma de los Acuerdos de Paz, el “buen ciudadano indígena” ha empezado a reconfigurarse para discutir acercad de una visión más incluyente hacia sus deseos y aspiraciones.

Esta dicotomía formal-informal ha surgido a lo largo de la historia de Guatemala, producto de que el “ciudadano ideal” fue un traje hecho a la medida de un grupo de personas cercanas al poder, quienes luego impondrían sus versiones de “ciudadanos-menos-que-el- ideal”. Las diferencias entre aquellos con “el traje hecho a la medida” y aquellos a quienes no les quedaba el traje de “ciudadano ideal” ha provocado, y sigue provocando, procesos económicos, políticos y sociales divergentes...

Lea más: http://www.cien.org.gt/Docs/Economia/EcoInformal06/EcoInformal06.htm

¿Quién es el formal?

El ciudadano formal representa al “ciudadano ideal”. Viene a encarnar el espíritu de la legislación. Si su madre es la Constitución Política de la República, su padre es el Legislador. Por lo mismo, es necesario describir lo que la Ley explica e implica para que, a partir de la negación, nos acerquemos a la pregunta sobre quiénes son los informales. El ciudadano formal en Guatemala sería aquel que:

  • Es heredero intelectual de Occidente, especialmente de la visión democrática liberal y socialdemócrata, ya que emplea conceptos como Nación, Derechos Humanos, Constitución, Libertad, Igualdad, Justicia, Justicia Social, etc. (Invocación y en general, toda la Constitución). ¿Cuántos guatemaltecos sabrán que implica lo anterior? Resulta irónico que en la Invocación, los constituyentes escriban “inspirados en los ideales de nuestros antepasados y recogiendo nuestras tradiciones y herencia cultural”. ¿Qué antepasados? ¿Qué tradiciones? ¿Qué herencia cultural? En definitiva, los constituyentes tenían un ideal de hombre, en sus mentes, más cercano a un europeo ideal que a un guatemalteco ideal.
  • Concibe al Estado como el “responsable del régimen de legalidad, seguridad, justicia, igualdad, libertad y paz”. Además, supone que el Estado mismo cumple con sus obligaciones mediante un debido proceso; en caso que no lo haga, existe un proceso para reorientar su curso (Invocación, artículos varios, por ejemplo: art. 7 y 21). ¿Cuánto de esto resulta cierto?
  • Es heredero de la concepción religiosa judeocristiana, ya que habla “de Dios” en concepto singular (Invocación). ¿Cuántos se adaptan a estos criterios?
  • Cumple con sus responsabilidades familiares, ya sea como padre o madre. La familia es la institución que da origen (Invocación y art. 1, 47-55). ¿Cuántos guatemaltecos son solteros o provienen de hogares fragmentados?
  • Se comunica en español, ya que la misma Constitución fue escrita en español. En su defecto, dado que su mención no es de idioma oficial, el ciudadano habla: Quiché, Mam, Cakchiquel y Kekchí (art.18 transitorio).[1] ¿Será que esto agota la realidad idiomática guatemalteca, o será que el resto de personas no necesitaba conocer la Constitución?
  • Es alfabeto, en cuanto que la Constitución Política de la República se encuentra en un formato escrito y porque la misma promueve que todos los ciudadanos deben serlo (art.13 y 14 transitorio). Sin embargo, a la fecha no se ha logrado alcanzar esta meta y por lo tanto, hay grupos marginados de esta visión.
  • No pertenece a ningún “grupo étnico entre los que figuran los grupos indígenas de ascendencia maya”. De lo contrario no se le asignaría una sección especial, generando una legislación distinta (Sección Tercera del Capítulo II del Título II). En todo caso, los que participan de la “vida guatemalteca” no serían aquellos que viven en las comunidades indígenas. Además, resulta importante señalar que a quien se respeta y quien tiene un estatus legal diferencial viene a ser “el grupo étnico organizado como comunidad” y no la persona indígena.
  • Se adapta a la concepción de autoridad proveniente de la Constitución, en donde existe una visión dual de la misma. A un nivel micro, se aceptan las formas de organización social de los grupos étnicos (art. 66). Por otro lado, a nivel macro, se establece la estructura del Estado a partir del Constitucionalista y del Legislador (Título IV). Lo cual implica que las estructuras de organización social comunitaria podrían no ascender por la estructura de poder del Estado, a menos que se adapten a la visión del Constitucionalista y del Legislador. Se limita la posibilidad de evolución de las organizaciones sociales debido a que la ley podría no dar un trato igualitario a formas que no hubieran sido contempladas de antemano.
  • Existe una sección dedicada a los trabajadores, lo cual podría interpretarse como un deseo genuino por parte del Estado de evitar los errores del pasado, como las encomiendas o las Leyes de Vagancia. Ahora bien, también podría significar que tiene claro que desea tener “buenos ciudadanos trabajadores”, pero talvez no tiene claro su ideal de los empresarios. Talvez porque pensaban que no se iban a generar empresarios adicionales a los existentes y que ellos generarían los empleos necesarios. O talvez porque sólo había que hablar de garantizar la propiedad (de forma limitada con un debido proceso) para que surgieran empresarios. O porque tenían ideas de empresarios y de trabajadores que no se vinculan con la realidad que hemos visto evolucionar en estos últimos años:
  • Y en última instancia, está comprometido a cumplir con los siguientes deberes y derechos cívicos y políticos:
    • Servir y defender a la Patria. Sin embargo, hoy la idea de Patria parece más el vicio modernista de algún romántico decimonónico. La Patria parece estar vacía de contenido, o si lo ha estado, ha sido el equivocado: ha sido el contenido de la autoridad, no de la población.
    • Cumplir y velar porque se cumpla la Constitución de la República. Esto, a pesar que la Constitución parece que fue redactada para europeos que sabían las implicaciones de la Constitución, pero no para los mismos guatemaltecos.
    • Contribuir a los gastos públicos en la forma prescrita por la ley. Ello, a pesar que dichos gastos no se concreten en ningún resultado positivo para el ciudadano y la comunidad.
    • Obedecer las leyes. A pesar que muchas veces las mismas no tienen sentido.
    • Guardar el debido respeto a las autoridades. Situación necesaria, pero complicada de realizar, dados los escándalos de corrupción, ineficiencia e ineptitud.

http://www.cien.org.gt/Docs/Economia/EcoInformal06/EcoInformal06.htm


[1] Así aparecen escritos en la misma Constitución.

11 marzo 2007

Artículo sobre los inmigrantes

Este es el link a un excelente artículo sobre el tema de los inmigrantes en Estados Unidos:

http://www.elperiodico.com.gt/es/20070311/actualidad/37617/

Es de Mirja Valdés de Arias, reportera de elPeriódico.

10 marzo 2007

La Suerte del Banano…

Hugo Maul R.

Director del Área Económica

CIEN


…el inmigrante la quisiera."Los inmigrantes tienen la mala fortuna de no ser bananos, pues las frutas llegan sin problemas y a ellos se les ponen todo tipo de trabas". Según la fuente consultada, esa fue la reflexión de la Dra. Rigoberta Menchú en una conferencia en Palma de Mallorca en el 2005 respecto del problema de la inmigración. (http://www.lavozdeasturias.com/noticias/noticia.asp?pkid=240521). Aunque no era su intención, la afirmación de Menchú tiene un profundo trasfondo para el comercio internacional y el discurso reinante al respecto en E.U.A. y Europa. Es basntante ingenioso comparar bananos con inmigrantes. Hasta parece que estoy oyendo hablar a un mi profesor de Teoría del Comercio Internacional respecto del “factor content of trade”.

La comparación de Menchú permite hacer una lectura entre líneas que complementa la denuncia que ella hiciera en contra de E.U.A y Europa. En términos teóricos, y bajo ciertas circunstancias, un banano es una forma particular de “empaquetar” trabajo. Cuando E.U.A. o Europa compran bananos del Tercer Mundo, quiéranlo o no, importan trabajo de nuestros países. El trabajo de quien corta el racimo, de quien lo empaca y de quien lo sube al camión, entre otros, va incluido dentro de ese sabroso “empaque” que llamamos banano. Y como bien intuye Menchú, deja entrar a los bananos sin problemas pero no a los inmigrantes esconde una profunda contradicción. Los gobiernos de los países poderosos hablan de libre movilidad de mercancías pero no de trabajadores. Como si el trabajo de nuestra gente no viajara también dentro de los productos que exportamos.

Si los gobiernos de E.U.A. y Europa temen a los efectos que la mano de obra barata puede tener sobre sus economías, tendrían que reconocer también que no hace falta que nuestros trabajadores crucen desiertos o mares para que su trabajo llegue a los mercados de esos países. Camisas, pantalones, carne de res, mangos o flores son otros de los tantos “empaques” dentro de los cuales el trabajo de nuestra gente cruza fronteras. Si el miedo es a la mano de obra barata, aunque digan lo contrario, también deberían temerle a la que va “empaquetada” dentro de los productos que exportamos. Los “bananos” todavía tienen suerte. Sin embargo, dadas las contradicciones en el discurso de los gobiernos de Europa y E.U.A. nadie puede asegurar que la misma dure para siempre. No vaya a resultar que en un futuro cercano no sólo nos quedemos sin remesas, sino también sin exportaciones. Aunque es muy importante que Menchú denuncie el problema de la inmigración, también sería muy importante que reclamara la importancia de la libertad de comercio entre los países. Tal vez a ella sí sería escuchada.

09 marzo 2007

MENCHÚ: UN FENÓMENO NECESARIO, PREDECIBLE E INEVITABLE

Edwin Xol
CIEN



A raíz de la candidatura presidencial de nuestra Premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchú se ha generado un debate interesante al cual deseo contribuir. Para ello presento este artículo en el que abordo la relevancia de la participación política de los indígenas y las probables características de una eventual gestión encabezada por Menchú, para luego hacer recomendaciones específicas que su gobierno podría adoptar.

Para empezar es importante recordar que en nuestro país se ha venido dando una tendencia creciente de participación de indígenas en la administración pública, empezando por cargos locales como alcaldías y extendiéndose a puestos cada vez más relevantes como secretarías, diputaciones y ministerios. Dicha participación es fundamental para nuestro sistema democrático, dado el alto porcentaje que en nuestro país representa la población indígena.

En una democracia sólida, la alternancia en el poder por parte de grupos que representan visiones distintas debería valorarse y verse como parte de un proceso natural. Por el momento, en nuestro país como en muchos otros llamados democráticos, dicha alternancia no ha ocurrido por múltiples razones; por lo menos no en una magnitud que refleje la diversidad que nos caracteriza. Desde esta perspectiva, no debería extrañarnos, ni mucho menos preocuparnos, una candidatura presidencial indígena porque es una señal que nuestro sistema se fortalece. La preocupación y la discusión deberían centrarse en todo caso en los planes de gobierno que se propongan, como parte de un sano ejercicio de competencia entre partidos y políticos.

Por otro lado, la participación política de los indígenas es un paso necesario para la eliminación de las tensiones sociales, sobre todo de aquellas originadas en resentimientos por falta de acceso al poder y a resistencias ante medidas que se perciben como arbitrarias e impuestas de un grupo hacia otro.

Ante la interrogante de cuáles serían las características de un eventual gobierno encabezado por Menchú, no considero que adopte un modelo socialista similar al de Evo Morales en Bolivia. En primer lugar, porque percibo que ella tiene una mejor comprensión de la actividad empresarial dada su incursión en los negocios farmacéuticos y su experiencia como Embajadora de Buena Voluntad de los Acuerdos de Paz en el actual gobierno, dominado por empresarios. En segundo lugar, porque me parece que al rechazar ser nominada por parte del Movimiento Amplio de Izquierda (MAIZ) y adherir su movimiento político a Encuentro por Guatemala, quiso enviar el mensaje que su postura es más moderada y centrista.

En cuanto a medidas concretas que el gobierno de Menchú podría implementar, sugeriría las siguientes:

a) Definir una agenda clara y agresiva en materia de política exterior basada en la defensa de los intereses de Latinoamérica

Aprovechando su amplio reconocimiento en el exterior, Menchú podría convertirse en portavoz de las demandas de los países latinoamericanos ante las naciones poderosas. Con un discurso enérgico, pero respetuoso y conciliador, podría arrebatarle la bandera de lucha al presidente venezolano Hugo Chávez y ganarse el respaldo moral necesario para abogar por los intereses de Latinoamérica con mayores probabilidades de éxito.

En este sentido le recomendaría encabezar la lucha ante Estados Unidos por una reforma migratoria integral, aprovechando la ausencia de liderazgo por parte de otros países involucrados en el tema como México y El Salvador. Asimismo, le sugeriría aprovechar la enorme simpatía que tiene en Europa para negociar un mejor acceso a los mercados especialmente agrícolas.


b) Realizar reformas económicas estructurales en sectores actualmente protegidos

Menchú podría aprovechar el probable respaldo de una gran parte de la población para embarcarse en la realización de reformas económicas estructurales de beneficio general, las cuales hasta el momento ningún gobierno se ha atrevido a efectuar.

Me refiero específicamente a la eliminación de privilegios y la promoción de una mayor competencia en determinados sectores económicos. La liberalización de estos mercados tendría un impacto importante en el crecimiento y en la generación de empleo, ya que atraería mayores inversiones e incrementaría la producción. En el largo plazo, dichas reformas reducirían la desigualdad económica que se genera en ausencia de competencia, debido al traslado directo de riqueza en forma de precios más altos de unos sectores desprotegidos a otros que viven al amparo del proteccionismo estatal.

Es decir, que ante el probable gobierno de Menchú no debiéramos esperar un retroceso en materia de crecimiento económico. Primero, porque el país podría incrementar su atractivo para la inversión si disminuyen los conflictos sociales y se crea un clima de paz y seguridad. Luego, porque el impulso de reformas económicas estructurales podría generar crecimiento en el mediano plazo y, en el largo plazo, reducir la desigualdad.

En conclusión, la llegada a la primera magistratura de un representante indígena no debiera extrañarnos ni preocuparnos, ya es un fenómeno necesario, predecible e inevitable en un país democrático con un gran porcentaje de población indígena. En nuestra Guatemala multiétnica, multilingüe y pluricultural, un gobierno encabezado por un indígena podría concretarse en esta o en las próximas elecciones.

Crónica de una tragedia anunciada

Marcela Springhmuhl
Estudiante UFM
Visita su blog: www.marcela-articulos.blogspot.com


Las autoridades hicieron oídos sordos al clamor de los vecinos del Barrio San Antonio.

Como es costumbre en nuestra bella Guatemala, hasta que las desgracias no suceden las autoridades no se preocupan por atender las necesidades de los ciudadanos, sin importar que esto provoque la perdida de vidas humanas y daños materiales.

La última catástrofe -que por cierto pudo ser prevenible- sucedió la noche del jueves en el poblado barrio San Antonio en la zona 6 capitalina.

Murieron dos jóvenes y hay un desaparecido, cinco casa fueron seriamente dañadas y una más fue arrastrada a un abismo de unos cien metros de profundidad.

¿Y por que digo que pudo ser prevenible?, la respuesta es simple: los vecinos del sector dieron la voz de alarma una semana antes de que el gigantesco hoyo provocara la desgracia.

Los asustados vecinos se quejaron de escuchar retumbos y sentir constantes movimientos de tierra, varios medios de comunicación se encargaron de difundir la noticia a los cuatro vientos, pero no hubo respuesta de los entes correspondientes.

Ni la Coordinadora nacional para la reducción de desastres, el Insivumeh, y en este caso especifico la Municipalidad Capitalina, se tomaron la molestia de verificar de forma concienzuda la magnitud del problema.

Los dos primeros se tiraron la chibolita en todo momento y solo se instalaron sismógrafos que de nada sirvieron, no se realizó ningún estudio científico y las consecuencias son más evidentes.

Los albergues municipales llegaron cuando ya el desastre estaba consumado, mejor hubiera sido evacuar a las personas con más riesgo de perecer.

Las imágenes de la televisión mostraban a cientos de personas acarraendo con sus pertenencias son desgarradoras, hombres mujeres y hasta niños tratando de salvar sus posesiones de un abismo que bien pudo ser tapado si se hubiera querido.

07 marzo 2007

LA IZQUIERDA INTESTINAL

Héctor Ñaupari*

En los últimas semanas, diversos intelectuales y escritores, peruanos y de otras latitudes, han enfilado sus baterías críticas contra el libro El regreso del idiota, escrito por Plinio Apuleyo, Carlos Alberto Montaner y Álvaro Vargas Llosa. Dos circunstancias los unen: primero, ser de izquierdas, y segundo –y lo más importante– criticar este libro sin haberlo leído. En efecto, todas las críticas de estos ¿responsables? analistas, sociólogos y poetas se basan únicamente en el artículo El regreso del idiota, que publicase Mario Vargas Llosa en su columna regular del diario El País –y reproducida en otros medios– a propósito de la próxima presentación internacional de este tercer volumen que escribe la sociedad Apuleyo–Montaner–Vargas Llosa, sumado a El perfecto idiota latinoamericano y Fabricantes de miseria, y que recién llegará a librerías en el mes de abril.

Para la comunidad académica, una de las mayores deshonestidades intelectuales, a la par del plagio, es la de comentar un libro sin leerlo, basando la glosa únicamente en referencias de terceras personas o, lo que es peor, en sus propios cristales ideológicos, que miran únicamente aquello que desean ver y hacen pasar por sesudo y comprometido análisis lo que es en realidad la muestra grotesca de las propias fobias, neurosis y odios del crítico. Y esto último es lo que ha ocurrido en el caso de las respuestas a El regreso del idiota.

Sin embargo, esta irresponsabilidad no debe sorprendernos, pues es una vieja estratagema de los intelectuales de izquierda, usada hasta el hartazgo en el pasado, y aprendida a su vez del propio Karl Marx, quien creía –ilusamente– desarmar a sus críticos de entonces, como por ejemplo los economistas austriacos, llamándolos “burgueses”, sin leer ni tomar en cuenta las reconvenciones que hacían al primer volumen de El capital. De hecho, como sabemos por la historia, las críticas a las propuestas marxistas –por ejemplo, las que figuran en Capital e interés y Karl Marx y el cierre su sistema de Böhm Bawerk– fueron tan contundentes que los otros dos volúmenes de El capital fueron publicados luego de la muerte de su autor. Asimismo, en un acto de deshonestidad intelectual con pocos precedentes, Marx retiró las estadísticas oficiales del gobierno inglés de uno de los tomos aún no publicados de El Capital en un momento en que la realidad contradecía más elocuentemente su andamiaje teórico. Lo que demuestra que las actitudes actuales de los pensadores de izquierda son, en realidad, un vicio de origen o pecado original, si se quiere, de su constitución fundamental.

La otra táctica, también muy antigua –y que Marx modernizó– fue la llamada del “fetiche”. Ésta consiste en pervertir un concepto hurtándole su contenido original y fabricar con ese cascarón vacío un monstruo que contenga todo aquello que repugnaría a un ser humano con un mínimo de decencia y respeto. Una prueba moderna de la vigencia de esta trasnochada estrategia es la degradación absoluta de la palabra “neoliberal” que hoy significa ser un defensor de dictaduras y de corrupciones aberrantes, y un propugnador del hambre y la miseria de millones de pobres en el mundo. Que los intelectuales, críticos y corifeos de la izquierda sigan teniendo éxito con estas tácticas sin novedad ni originalidad, revela dos cosas: que hasta ahora siguen viviendo de su capital espiritual –sin renovar nada de su pensamiento desde el siglo XIX– y también lo poco eficaces que hemos sido todos los que no estamos de acuerdo con sus propuestas.

No obstante, lo que verdaderamente sorprende es el silencio de la comunidad intelectual peruana e internacional en este asunto. Si algún comentarista o estudioso, que no fuese de izquierda, pasara revista a un libro basado únicamente en un artículo escrito sobre él, y no en la propia obra, que por lo menos debería leer para saber apropiadamente de qué se trata, sería objeto de los más severos y públicos cuestionamientos. Por el contrario, para la comunidad intelectual, el filisteísmo de comentar libros sin leerlos es llamado “libertad de crítica”, tal como se observa a diario en páginas y blogs en Internet. Lo cierto es que el cómplice silencio de los compañeros de ruta de estos comentaristas es un botón de muestra sobre cómo se manejan los códigos no escritos de la intelectualidad y la cultura cuando ésta es regentada sin honestidad ni responsabilidad.

Por último, si hay una idea por la que estos intelectuales han apostado seriamente es por la transparencia. Y si hay un lugar donde la transparencia lo es todo, es en el terreno de las ideas. Allí no caben las sinuosidades ni los odios viscerales que exhibe esta izquierda intestinal. Es profundamente inmoral hacer pasar por auténtica o valedera la idea de un autor determinado sin haberlo revisado primero. Pero no se pueden pedir peras al olmo, ni honestidad intelectual a quienes han aprendido a construir fetiches ideológicos y citar libros sin conocerlos ni por sus tapas, incluyéndolos sin más en la lista de obras prohibidas, cual inquisidores o ayatolas del siglo XXI.

Sin embargo, estos críticos no son todos –así lo creo, al menos– los que constituyen la voz autorizada de la izquierda, que tantas variantes y capillas tiene. A esos intelectuales responsables me dirijo, para que apostemos por fin a un debate serio, transparente y comprometido, en el que por fin se aclaren y se destierren las perversiones y malentendidos. Quizás en eso puedan estos críticos distinguirse del oscuro sendero hecho a pulso por su principal mentor. Es una esperanza –pequeña, por cierto– que me acomete a menudo. Será nuestro desafío conjunto verla hacerse realidad.

Sucre, 6 de marzo de 2007


* Poeta y ensayista. Autor de Rosa de los vientos (2006), Páginas libertarias (2004) y En los sótanos del crepúsculo (1999).

04 marzo 2007

El Gato y los Radios Robados

Hugo Maul Rivas
Director Área Económica
CIEN


Todos lo conocían por “El Gato”; mi abuela lo llamaba Ernesto, era su hermano. Según ella decía, El Gato había heredado de su padre la habilidad en la talla de madera y el amor por los juegos de azar; de su madre la habilidad por los negocios. Conocido de todos, amigo de pocos, entre ellos, algunos importantes coroneles, generales y altos funcionarios, según él mismo decía. Amante del baño de vapor. Aficionado a los remates en la antigua Aduana Central, allá en el barrio de Gerona. Conocedor del carácter de los guatemaltecos. Comerciante consumado. Todo un “bisnero”; siempre alerta en busca de negocios. Vendía de todo, eso sí, sólo gangas. Casi todas sus mercancías tenían una historia detrás. No muy transparente, por cierto. Especialista en vender mercancías de “dudosa” procedencia. Al menos, eso era lo que él decía. Aunque no hizo mucho dinero, nunca le faltaron clientes. Siempre había alguien dispuesto a comprar lo que El Gato vendía.

Un día de tantos se asomó al baño de vapor contando acerca del robo de un lote de radios en la Aduana Central. Por supuesto, gracias a sus “amistades”, él había conseguido unas cuantas unidades de ese lote. Dadas las circunstancias, según explicó, debía salir pronto de la mercancía. Por eso estaba dispuesto a rematarlas a la mitad del precio de venta en el almacén. Según recuerdo, más tardó en explicar la procedencia de la mercancía que varios de los que allí estaban en comprar la misma. Los radios no alcanzaron pero prometió que iría a buscar más. Al día siguiente, por pura casualidad, mientras pasaba por enfrente de un almacén de electrodomésticos note que El Gato estaba adentro. Entré sigilosamente y lo sorprendí comprando radios. -¿Y no que eran robados?- pregunté.-No Hugo- respondió El Gato –los radios son legales - ¿Y por qué dice que son robados? insistí. –Porque si digo la verdad ya nadie tiene interés en comprarlos - respondió astutamente. –Las mercaderías de “dudosa” procedencia le gustan más a la gente- añadió, mientras salía del almacén con sus radios dizque “robados”.

Me cuesta sacar alguna conclusión de esta anécdota. A lo mejor El Gato no era lo que parecía; tal vez sólo respondía a la forma de ser de los guatemaltecos. Era otra época y a lo mejor ahora todo es diferente. A lo mejor los clientes del Gato no representan adecuadamente a la mayoría de ciudadanos honrados y respetuosos de hoy en día. Era otra época y a lo mejor ahora todo es diferente. Sin embargo, y esto cada quien lo decide viéndose a sí mismo en el espejo y viendo su alrededor, me parece que esta pequeña anécdota revela mucho más de nosotros mismos que lo que nos gusta aceptar. Quien esté libre de culpa que tire la primera piedra.