25 mayo 2008

Lecciones de Cobán 2008

Hugo Maul Rivas
Director Área Económica
CIEN

Para algunos puede ser una carrera más. Para otros es una carrera especial; cada kilómetro, cada minuto y cada subida tienen su propia historia y su propia lección. ¿Por qué escribir acerca de la Carrera de Cobán? Primero, para rendir un humilde tributo al esfuerzo y fuerza de voluntad de los miles de corredores que participaron en la carrera. Segundo, para agradecer el apoyo incondicional de las decenas de miles de personas que acompañaron a los corredores a lo largo del recorrido. Tercero, para reflexionar en torno a algunas lecciones que nos deja esta carrera. Sobre todo, reflexionar en torno a lo que podría suceder si en lugar de insistir en nuestras diferencias nos concentráramos más en buscar los puntos de unión entre los guatemaltecos. Quienes hemos corrido esta carrera sabemos bien que todas las frases de aliento son siempre bienvenidas, no importa el nivel socio-económico de quien las diga o de quien las reciba. El apoyo de los observadores, sea este en forma de una bolsa de agua, un dulce o un pedazo de naranja o un simple aplauso será siempre bien recibido, la raza de quien da o recibe el apoyo sale sobrando. Las miradas de empatía y solidaridad se agradecen todas por igual, la filiación política o religiosa de quien las da o quien las recibe no importa a nadie. El incondicional apoyo de tantos desconocidos es un elemento vital para terminar la carrera; cuánto más duro hubiera sido esos últimos kilómetros de no haber existido la afectuosa palmada en la espalda o el “ya falta poco” de algún corredor desconocido.

Por lo que parece, en la Carrera de Cobán, y seguramente en otras muchas carreras, el típico “cangrejo guatemalteco”, afortunadamente, brilla por su ausencia. ¿Qué nos impide replicar ese tipo de experiencia en la sociedad abierta? ¿Será la ausencia de un clima de empatía y confianza como el que surge entre los corredores? Quienes al verse, y saberse, sujetos a las mismas condiciones y reglas del juego terminan desarrollando un sentido de unidad en torno a un ideal compartido. ¿Será la ausencia de un proyecto común en donde todos tengan cabida? En donde todos empiecen del mismo punto y los resultados finales dependan de lo que cada quien se entrenó y se fijó como meta individual; en donde todos obedecen un conjunto de reglas simples y abstractas y no se premia ni tolera a los “listos” que no cumplen con ellas. Quién sabe; en mi caso la carrera del pasado domingo me ha dejado más interrogantes, y satisfacciones, que respuestas. Lo que queda claro es que si algo así sucede en Cobán, a lo mejor podría suceder también en Guatemala.

2 comentarios:

Carlos Mendoza dijo...

Felicitaciones Hugo por la carrera y por las ideas que genera el articulo.

Aunque en un evento de estos hay categorias, desde corredores internacionales de elite, pasando por la diferenciacion de sexos y edades, hasta los llamados "masters" (los de mayor edad), me parece que sus preguntas van en la direccion correcta: es un evento igualitario con reglas que aplican de la misma forma para todos.

Las otras diferencias sociales son minimizadas. A lo mejor unos corren con zapatos de 100 dolares, y otros lo hacen descalzos, pero ese no es un factor decisivo para el resultado. Como dice usted, unos son negros, otros blancos, y otros indigenas, pero eso no hace que los jueces se inclinen por unos y desprecien a los otros.

Sin embargo, para participar en la carrera se necesita una fuerte preparacion previa. No cualquiera puede presentarse. Los gorditos, los de pie plano, los enfermos, etc. estan excluidos de entrada. No? Como los incluimos? Sigamos reflexionando.

Por cierto, recomiendo a los lectores un programa de NOVA sobre lo que implica preparar a "cualquier" persona para corre una maraton (la de Boston).

Saludos, Carlos.

Carlos Mendoza dijo...

Felicitaciones Hugo por la carrera y por las ideas que genera el articulo.

Aunque en un evento de estos hay categorias, desde corredores internacionales de elite, pasando por la diferenciacion de sexos y edades, hasta los llamados "masters" (los de mayor edad), me parece que sus preguntas van en la direccion correcta: es un evento igualitario con reglas que aplican de la misma forma para todos.

Las otras diferencias sociales son minimizadas. A lo mejor unos corren con zapatos de 100 dolares, y otros lo hacen descalzos, pero ese no es un factor decisivo para el resultado. Como dice usted, unos son negros, otros blancos, y otros indigenas, pero eso no hace que los jueces se inclinen por unos y desprecien a los otros.

Sin embargo, para participar en la carrera se necesita una fuerte preparacion previa. No cualquiera puede presentarse. Los gorditos, los de pie plano, los enfermos, etc. estan excluidos de entrada. No? Como los incluimos? Sigamos reflexionando.

Por cierto, recomiendo a los lectores un programa de NOVA sobre lo que implica preparar a "cualquier" persona para correr una maraton (la de Boston).

Saludos, Carlos.