30 junio 2008

Importando Recetas

Hugo Maul Rivas
Director del Área Económica
CIEN

Según dicen los promotores de la reforma tributaria y una “élite de expertos internacionales”, la misma se hace necesaria para situar a Guatemala en la “modernidad” y alcanzar los estándares internacionales en la materia. Aunque no puede negarse la importancia de importar ciertas prácticas e instituciones de fuera, también es necesario reconocer que hay una necesidad de generar instituciones que “se ajusten” a las necesidades y características de Guatemala. Copiar instituciones de otros países ha sido la respuesta común y corriente, haciendo caso omiso del papel que juegan los grupos de interés, la congruencia y armonización con el resto del marco jurídico, el papel de las instituciones informales y la capacidad institucional para hacer cumplir la nueva legislación. Ahora bien, negar la posibilidad de importar leyes, instituciones, estándares o principios no significa que en Guatemala no se cumplan ciertos principios políticos, económicos y sociales que suelen darse regularmente en otras sociedades, sino reconocer que no existe un conjunto “único” e “ideal” de reformas que nos va a permitir alcanzar un resultado. En el presente caso, la reforma tributaria es una de las tantas formas mediante las cuales pueden alcanzarse los objetivos deseados.

La dificultad para importar instituciones y el éxito de arreglos institucionales diversos apunta en la dirección de tener en cuenta el marco institucional, formal e informal, pre-existente. En el papel se puede cambiar todo de un plumazo, reformar a la sociedad desde el escritorio de un funcionario público. En la realidad todo es distinto. La mentalidad de “importar instituciones” e introducir “las mejores instituciones” genera puntos ciegos que no permiten darnos cuenta de la posibilidad de generar otro tipo de reformas institucionales novedosas que, adaptándose a las particularidades del país, permitan alcanzar los resultados deseados a un menor costo y con menor rechazo. Por supuesto, para las “elites internacionales” que diseñaron y apoyan la reforma tributaria, llámense BID, Banco Mundial, AID, FMI, cooperación internacional, países amigos, instituciones de investigación afines al partido oficial, etcétera, es mucho más sencillo adoptar una mentalidad de “cut and paste” de lo que ha funcionado en otros lugares que buscars soluciones que sean “segundas mejores” , las cuales a pesar de no responder ni al “ideal ultra-teórico” ni a las mejores prácticas internacional, pueden resolver efectivamente los problemas concretos que nos aquejan.

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