27 mayo 2008

CONCURSO: Voces de libertad

ElCato.org, a manera de promover ideas de libertad y desarrollo en las Américas, quiere descubrir escritores jóvenes dentro de la región y darles una plataforma para hablar sobre la importancia de la libertad para generar la prosperidad en sus países y en Latinoamérica. Los ganadores del concurso, además de recibir un premio monetario, tendrán la oportunidad de ser publicados en los periódicos más importantes de América Latina y España.

Premios

  • 1er premio: $2.000+ $1.200*
  • 2do premio: $1.000+ $1.200*
  • 3er premio: $500 + $1.200*

* Nota: Este concurso concede premios que llevan consigo la oportunidad de escribir para ElCato.org un artículo al mes por $100 durante el periodo septiembre 2008-agosto 2009. ElCato.org no se compromete a reproducir y/o distribuir estos artículos y solo serían remunerados si son reproducidos en nuestra página y/o distribuidos.


Para más información:

http://www.elcato.org/node/3179

25 mayo 2008

Trafico de influencias

José Raúl González Merlo
Miembro de Junta Directiva
CIEN


De acuerdo con las noticias de prensa, 29 diputados guatemaltecos fueron invitados a un supuesto “seminario” sobre política tributaria por parte del Banco Interamericano de Desarrollo – BID -. Más allá de las nobles intenciones educativas de dicha institución para dizque “capacitar” a nuestros congresistas, está claro que, en las vísperas de una nueva reforma tributaria, la invitación no es una feliz coincidencia. Todo lo contrario, es una vergonzosa muestra de tráfico de influencias.

¿Cree usted que hay alguna razón en particular como para que los asuntos de los guatemaltecos, como lo es el tema de impuestos, sean tratados privadamente en las oficinas del BID en Washington y no en público en nuestro país? ¿No cree que hubiera sido más fácil y barato que los instructores del BID vinieran a Guatemala en vez de que los diputados viajasen a los EUA? Claro que el costo o la transparencia son la última preocupación del poderoso y oneroso BID que corrió con los gastos de esta excursión.

No dudo que nuestros diputados la debieron haber pasado bien. Seguramente fueron atendidos por un espléndido anfitrión y la fortaleza del quetzal les debió haber abaratado el shopping. El único problema es que todo el propósito del viaje fue “seducirlos”, en un ambiente controlado, para que apoyen el incremento de impuestos que planea el gobierno. Tan sólo haber aceptado la invitación ya es un insulto para los ciudadanos que votaron por diputados que prometieron, durante la campaña electoral junto a sus respectivos candidatos presidenciales, que no subirían los impuestos.

¿Y qué pito toca el BID en un plan para subir impuestos en Guatemala? Como su nombre lo dice, el BID es un banco. En la medida que su “cliente” (el gobierno de Guatemala) tenga un presupuesto más abultado, en esa medida califica para ser un sujeto de mayor endeudamiento. Así que “se juntaron la comida con las ganas de comer”. Ahora que el Presidente Colom estuvo en Washington, la prensa destacó que el Presidente del BID le ofreció seis cientos millones de dólares en endeudamiento adicional. ¡Con razón apoyan un aumento de impuestos! Si no, ¿cómo vamos a pagar tanta deuda? ¿O no se ha dado cuenta que es usted el que paga y pagará con su trabajo todo lo que el BID “generosamente” nos preste?

Con viaje al BID o sin viaje al BID es importante hacerle saber a todos los diputados y sus excandidatos presidenciales que aún no se nos olvida su plataforma electoral: no aumentar impuestos. “Turistear” a costillas del BID se les perdona. Lo imperdonable e inadmisible es darle la espalda a la ciudadanía apoyando un aumento de impuestos luego de venderse, cual prostitutas, a los intereses del BID.

Lecciones de Cobán 2008

Hugo Maul Rivas
Director Área Económica
CIEN

Para algunos puede ser una carrera más. Para otros es una carrera especial; cada kilómetro, cada minuto y cada subida tienen su propia historia y su propia lección. ¿Por qué escribir acerca de la Carrera de Cobán? Primero, para rendir un humilde tributo al esfuerzo y fuerza de voluntad de los miles de corredores que participaron en la carrera. Segundo, para agradecer el apoyo incondicional de las decenas de miles de personas que acompañaron a los corredores a lo largo del recorrido. Tercero, para reflexionar en torno a algunas lecciones que nos deja esta carrera. Sobre todo, reflexionar en torno a lo que podría suceder si en lugar de insistir en nuestras diferencias nos concentráramos más en buscar los puntos de unión entre los guatemaltecos. Quienes hemos corrido esta carrera sabemos bien que todas las frases de aliento son siempre bienvenidas, no importa el nivel socio-económico de quien las diga o de quien las reciba. El apoyo de los observadores, sea este en forma de una bolsa de agua, un dulce o un pedazo de naranja o un simple aplauso será siempre bien recibido, la raza de quien da o recibe el apoyo sale sobrando. Las miradas de empatía y solidaridad se agradecen todas por igual, la filiación política o religiosa de quien las da o quien las recibe no importa a nadie. El incondicional apoyo de tantos desconocidos es un elemento vital para terminar la carrera; cuánto más duro hubiera sido esos últimos kilómetros de no haber existido la afectuosa palmada en la espalda o el “ya falta poco” de algún corredor desconocido.

Por lo que parece, en la Carrera de Cobán, y seguramente en otras muchas carreras, el típico “cangrejo guatemalteco”, afortunadamente, brilla por su ausencia. ¿Qué nos impide replicar ese tipo de experiencia en la sociedad abierta? ¿Será la ausencia de un clima de empatía y confianza como el que surge entre los corredores? Quienes al verse, y saberse, sujetos a las mismas condiciones y reglas del juego terminan desarrollando un sentido de unidad en torno a un ideal compartido. ¿Será la ausencia de un proyecto común en donde todos tengan cabida? En donde todos empiecen del mismo punto y los resultados finales dependan de lo que cada quien se entrenó y se fijó como meta individual; en donde todos obedecen un conjunto de reglas simples y abstractas y no se premia ni tolera a los “listos” que no cumplen con ellas. Quién sabe; en mi caso la carrera del pasado domingo me ha dejado más interrogantes, y satisfacciones, que respuestas. Lo que queda claro es que si algo así sucede en Cobán, a lo mejor podría suceder también en Guatemala.

22 mayo 2008

Seguridad es Empleo

Lisardo Bolaños Fletes
Investigador Asociado
CIEN


Menciono, de forma modificada, uno de los slogans de la campaña electoral pasada porque creo que es importante mantener la atención en las políticas de seguridad que están implementando nuestras autoridades. Centrados en la coyuntura del incremento de precios, pareciera que otros temas se nos escapan de la atención, como si pudiéramos fácilmente postergarlos.

Hoy más que nunca, con los problemas de los precios crecientes que afectan la economía familiar, es que debemos de mantener nuestra atención en los problemas de seguridad del país, pues son uno de los costos más importantes que las familias, de manera directa o indirecta, están absorbiendo. Por un lado, están las familias que pagan directamente el costo, a través de “impuestos de guerra”, extorsiones, robos, secuestros, heridas y muertes. Por otro lado, están las familias que pagan el costo de la violencia de forma indirecta a través de menores ingresos producto de la violencia, debido a que realizan menos negocios que antes o de los que podrían hacer en condiciones más favorables.

Respecto a este último problema, el pagar el costo de la violencia con menores ingresos, es importante que reconozcamos que los principales afectados son las familias de clase media. Este grupo social suele ser muy empresarial, generador importante de ingresos, pero suele carecer de mecanismos adecuados para afrontar la violencia: recursos financieros suficientes para contratar servicios de seguridad o una adecuada organización comunitaria para afrontar, entre todos, la inseguridad que viven día tras día.

Quiero mencionarles un ejemplo. Hace dos semanas, la señora que me cortó el pelo me contó que llevaba 2 años de trabajar en ese lugar, el cual le gustaba mucho. Sin embargo, al preguntarle más sobre su vida laboral, me contó que ella antes de trabajar allí era empresaria. Durante muchos años tuvo un pequeño salón en su casa, para atender a muchas de las personas que vivían en su colonia y sus alrededores. Ser empresaria le traía muchas ventajas: ganaba mucho más; era dueña de su tiempo; y, además, trabajando en casa podía cuidar a sus hijos.

Sin embargo, la violencia empezó a llegar a su colonia. Las maras empezaron a extorsionar negocios a pocas cuadras de su negocio, pidiéndoles no menos de Q.5,000 al mes. Siendo negocios pequeños y medianos, este tipo de pago resultaba imposible para muchos, pero se veían en la necesidad de hacerlo, ante el miedo de sufrir daños. Ella, antes que llegaran las extorsiones a su negocio, que era a la vez su hogar, prefirió cerrarlo. Por eso, desde hace dos años trabaja como empleada: ganando menos, con un horario fijo y trabajando lejos de sus hijos, los cuales ahora viven en una colonia cada vez más peligrosa.

19 mayo 2008

El socio más importante

José Raúl González Merlo
Miembro de Junta Directiva
CIEN

Las empresas que operan en Guatemala tienen un socio que, todos los años, toma casi una tercera parte del patrimonio de sus propietarios. Este socio no aportada un centavo de capital pero tiene derecho a revisar hasta el último número de la compañía. Nunca contribuye con ideas nuevas pero, si se le da la gana, puede arbitrariamente aumentar lo que se lleva o cobrarle multas y recargos. Le llaman “fisco” y la pregunta del millón es: si no contribuye con nada, ¿para qué sirve?

Entre los siglos octavo y décimo, los mercaderes musulmanes adoptaron una práctica comercial que, posteriormente, se “globalizaría”. Los italianos la llamaron commenda. Consistía en que un socio (con capital) se aliaba con otro (sin capital) para realizar un viaje ida y vuelta con mercadería. Hoy en día, una exportación e importación no nos parecen nada emocionantes. Sin embargo, en esa época, la labor era muy peligrosa. Por ello, el socio sin capital corría con el riesgo de dirigir la expedición y, si ésta resultaba exitosa, podía conservar el 25% de las utilidades. El otro 75% le correspondería al socio que no viajó pero que puso su capital en riesgo.

Algo parecido pasa con la tasa de Impuesto Sobre la Renta y el IETAAP que pagan las empresas guatemaltecas. Hoy en día el Estado de Guatemala pretende un 30% de sus utilidades, supuestamente, a cambio de “servicios públicos”. El problema es que mientras el retorno sobre los impuestos es bajísimo y el costo de oportunidad de prescindir de ese capital tiene un costo social altísimo.

Está claro que la situación de seguridad que este régimen heredó es grave. Sin embargo, conforme pasa el tiempo, la única función legítima de un gobierno (seguridad y justicia) se ve comprometida en la medida que el presupuesto de gastos de la nación y las acciones impulsadas por el propio presidente, no reflejan que ello es su prioridad. Lamentablemente, se está haciendo lo “fácil”: “redistribuir” el presupuesto (supuestamente) entre los más pobres, sin entender que la situación de inseguridad agrava la pobreza de todos los ciudadanos.

Si el gobierno no redirecciona el presupuesto para fortalecer las únicas dos funciones por las cuales se crearon los estados (seguridad y justicia) estaremos teniendo que convivir con el peor de los socios que las empresas puedan tener. Uno que no contribuye a que el viaje sea un éxito; que sólo toma una parte del patrimonio para repartirlo (ojalá) entre los más pobres; que tampoco promueve un ambiente para generar más riqueza y que, peor aún, cada año exige más sobre la excusa de que lo que recibe no le alcanza…

Por lo tanto, una reforma tributaria que no solucione esos problemas debe ser rechazada porque simplemente es más de lo mismo. Y esa reforma viene del lado del gasto, no del ingreso.

17 mayo 2008

El Sí de Santa Cruz

Hugo Maul Rivas
Director Área Económica
CIEN

“El pueblo votó, hay que respetar la voluntad de un pueblo”, dijo Chávez refiriéndose a la elección de Evo en Bolivia. De igual manera, en Santa Cruz de la Sierra el pueblo también votó. Y, lamentablemente para Chávez y su grupo de seguidores, votó en contra de ellos. Ahora bien, si tan democráticos se creen ¿por qué no respetan la decisión de los cruceños? ¿Cuál es el problema con el resultado del referendo autonómico? Según Chávez, el problema es que dicho referendo es producto de un “plan del imperialismo y de la oligarquía boliviana". Resulta interesante que un plan de ese tipo haya obtenido el apoyo de más 86% de los votos y que más de dos terceras partes de los inscritos para votar hayan participado en el proceso. Ahora resulta que dicho plan tiene tanta, o más representatividad, que la de Morales, Correa o Chávez, quienes obtuvieron menos del 60% de aprobación en las urnas e índices de participación menores o muy parecidos los del referendo en Santa Cruz. Resulta interesante también considerar que la "asamblea legislativa provisional", órgano deliberativo conformado por 28 miembros, nominados por municipios rurales y pueblos indígenas, incluya dentro de “sus tres primeras leyes regionales la instalación de un diálogo departamental (para definir un salario mínimo local de 1.000 bolivianos, equivalente a unos 136 dólares, casi el doble del que fija el gobierno central), la transparencia y acceso a la información pública y la conformación de un consejo económico y social” (AFP, 15-05-2008).

Los opositores a lo que sucede en Santa Cruz hablan de respeto al mandato popular y respeto a la voluntad del pueblo. Claro está, siempre y cuando tales conceptos favorezcan su propia visión del mundo. En caso contrario, como sucede ahora en Santa Cruz, al diablo con la soberanía popular y el mandato del pueblo. La democracia en Cuba, siempre y cuando sirva para legitimar el poder de los hermanos Castro. La soberanía venezolana, siempre y cuando sirva para legitimar las acciones del régimen de Chávez. El respeto a la voluntad popular en Nicaragua, siempre y cuando sirva para legitimar el ascenso de Daniel Ortega al poder. Pero cuando el mandato popular y la voluntad del pueblo van en contra de las pretensiones imperialistas de Chávez, y a favor de la libertad y autodeterminación, entonces la democracia no sirve para nada; la voluntad del pueblo sale sobrando. Es difícil sabe cómo terminará esta historia, pero por de pronto lo cruceños han mostrado que es posible luchar contra las ideas imperialistas de Chávez y sus aliados.

12 mayo 2008

¿Y la promesa de campaña?

José Raúl González Merlo
Miembro de Junta Directiva
CIEN

Durante el gobierno pasado, la Superintendencia de Administración Tributaria – SAT – creó un régimen voluntario que efectuaría una retención única de Impuesto Sobre la Renta – ISR – equivalente al 5% de los ingresos. Esta medida simplificó grandemente la vida para miles de contribuyentes que inmediatamente lo adoptaron. La propuesta tenía dos virtudes: una tasa razonable y simplicidad; por ello resultó ser un éxito en materia de recaudación. Ahora se quiere destruir lo que se creo hace dos años.

Al poco tiempo que esos contribuyentes “cayeron”, se les quiere elevar la tasa un 40%, llevándola al 7%. Esto debe ser combatido enérgicamente por todos los tributarios. Los ciudadanos no somos monigotes de la administración tributaria ni del gobierno como para aceptar ese arbitrario incremento. En pocas palabras, los que se acogieron a ese régimen cayeron de pendejos en la trampa de la SAT. Se dejaron seducir por la simplicidad para que, al poco tiempo, los vacunaran con incrementarles la tasa.

El fisco no se puede dar el lujo de perder lo poco de credibilidad que aún le pueda quedar. Si el mensaje para los ciudadanos es que las tasas comenzarán bajas para que caigamos de ingenuos y que terminen altas, ninguna propuesta, por razonable que sea, generará la confianza suficiente como para que pase. Se está cometiendo un abuso y un grave error. Se está destruyendo la credibilidad de un régimen exitoso proponiendo este aumento en la tasa.

Ya es hora que los ciudadanos rechacemos la eterna cantaleta de que nuestro país tiene la carga tributaria más baja de América Latina. Es la excusa que siempre se nos restriega en la cara para “justificar” el aumento en las tasas de impuesto. La carga tributaria es una variable irrelevante para efectos del desarrollo de las naciones. Lo que sí es relevante es el destino que el gobierno le da a los impuestos. Y sobre ese tema hay muchísima tela que cortar. Los ingresos fiscales se han quintuplicado desde la firma de los acuerdos de paz. El presupuesto de gastos de la nación ha crecido en proporciones similares; es decir, más rápido que la población y la inflación. ¿Acaso se ha quintuplicado la calidad de los servicios públicos (exceptuando, por supuesto, la corrupción)?

El gobierno no crea nada. Sólo toma la escasa riqueza producto del trabajo ciudadano y la consume. Los guatemaltecos ya hemos demostrado capacidad para contribuir cada vez más al gasto público. El año pasado se recaudo casi un 20% más que en el 2006. ¡Ya basta! Es tiempo de ver calidad de gasto público y, sobre todo, resultados. Los diputados deben rechazar esta propuesta y obligar al gobierno a cumplir con la promesa de campaña de no aumentar impuestos y, de paso, cumplir con la promesa que ellos también hicieron para ser electos congresistas.

11 mayo 2008

Nuevos Impuestos: ¿Urgentes?

Hugo Maul Rivas
Director Área Económica
CIEN

La situación financiera actual del gobierno, no es ni por casualidad, parecida a la que existía hace cuatro años. Hoy en día incluso se han podido dar el “lujo” de acrecentar el saldo de los depósitos del gobierno en el banco central por varios miles de millones de Quetzales. En el 2004 la situación era la opuesta. El presupuesto del 2003, que cobró vigencia al no ser aprobado el del 2004, incluía, de entrada, un déficit fiscal de 3.3% del PIB. A lo que se le sumaba una serie de gastos no presupuestados heredados del FRG, dentro de los que destacaban el incremento salarial y la modificación al escalafón para el magisterio, así como la creación de 13 mil plazas de maestros adicionales. Lo mismo que el pago a los ex patrulleros civiles y las deudas adquiridas por el MICIVI, así como el resarcimiento a las víctimas del conflicto armado y el incremento del presupuesto del Congreso de la República. Todos estos se combinaba para un déficit fiscal a casi un 4.5% del PIB. Del lado de los ingresos se sumaba una disminución de ingresos cercana a los Q 2,500 millones debida a la suspensión de la vigencia del IEMA por parte de la Corte de Constitucionalidad. Lo cual elevaba el potencial déficit fiscal del 2004 a niveles cercanos superiores al 6% del PIB, uno de los más altos de la historia. Déficit fiscal a todas luces inconveniente para la economía del país. Hoy en día la situación es diametralmente distinta: los gastos “no presupuestados” heredados de la administración de la GANA no se comparan con la “herencia de Portillo”; la recaudación tributaria viene en constante mejora; la institucionalidad de la SAT ha mejorado notablemente respecto de la situación en tiempos de Portillo; la capacidad fiscalizadora de la SAT es ahora muy superior gracias a la Ley Anti Evasión, etcétera.

Las condiciones del 2004 demandaban una acción rápida y decidida. No podía esperarse mucho, las reformas tributarias tenían carácter de urgencia. Hoy en día no es así. No se ve por ningún lado, al menos desde esta perspectiva, razón alguna para “correr” en la aprobación de una nueva reforma tributaria. Salvo, claro está, la “eterna necesidad” de aumentar el gasto público. Necesidad que habría que contrastar con los riesgos que se ciernen sobre la economía nacional y con la situación de bonanza que hoy las finanzas públicas. El margen de maniobra que tiene la UNE no lo tuvo la GANA, lo cual debería usar este gobierno para actuar prudentemente ante la complicada situación que vive la economía nacional.

08 mayo 2008

El Estado contra el Estado

Lisardo Bolaños Fletes
Investigador Asociado
CIEN

En Guatemala, el Estado suele entrar en conflicto consigo mismo, debilitando su institucionalidad. Recientemente hemos sido testigos de dos hechos que lo evidencian, en donde las Municipalidades se enfrentan con otros órganos del Estado de Guatemala. Por un lado, el 7 de mayo los alcaldes de 70 Municipios del suroccidente del país acudieron al Congreso de la República en rechazo la aplicación de la Ley del Registro Nacional de las Personas (RENAP). Por otro lado, el 25 de abril se dio un enfrentamiento entre la Policía Municipal de Tránsito (PMPT) y la Policía Nacional Civil (PNC).

Ambos eventos evidencian las actuales debilidades del Estado guatemalteco, el cual se muestra incapaz de disciplinarse bajo sus mismas normas. Los Alcaldes buscan escapar al cumplimiento de la normativa para instalar al RENAP, aduciendo que no se consultó a la población; el trámite es engorrosos y costoso; y, se atenta contra la “autonomía municipal”. En cuanto a la PMT la misma no pudo consignar al agente de la PMT, debido a que fue bloqueada por un grupo numeroso de la PMT. Por su parte, la PMT argumentó abuso de autoridad de la PNC.

Los conflictos anteriores podrían llevar a muchos a creer que no es conveniente la descentralización, pues las autoridades están constantemente en conflicto. Sin embargo, la descentralización debe seguir apoyándose. Mientras más cerca está el proveedor del servicio, mayor retroalimentación obtiene de la población de cómo está realizando las acciones. Si la autoridad es proba, se dará cuenta que ganará el apoyo de la población si realiza los cambios correspondientes para satisfacer a la población. En Guatemala hay evidencia de ello en salud y educación, pues PRONADE y los puestos de salud han mostrado mejores resultados que otros programas, más centralizados, y por ello, más alejados de la población.

Ahora bien, lo anterior no significa que la descentralización siempre se justifica. Países como Guatemala requieren llevar a cabo procesos de reforma política y allí es donde la fragmentación del Estado, promovida por argumentos como la “autonomía municipal”, son incorrectos. Si bien RENAP podría ser inadecuado por lo costoso (tema que podría solucionarse), se podrían obtener grandes beneficios al eliminar la discrecionalidad de las Municipalidades con la emisión de cédulas de vecindad. Esto sería de gran ayuda para el sistema electoral (para reducir los fraudes), pero también para el sistema financiero, pues habría más certeza de la identidad de los deudores (lo cual podría ayudar a fomentar más el crédito).

En cuanto al enfrentamiento entre la PNC y la PMT, el problema no es la “autonomía municipal”. Para la ciudadanía, ambas instituciones cuentan con problemas en su credibilidad. Ninguna es confiable porque no existen mecanismos adecuados para que ambas rindan cuentas ante la población y se evite el abuso de ambas. Por eso, las opiniones de la población tiende a atacarlas; incluso a alegrarse por el enfrentamiento ocurrido. Por mi parte, creo que el enfrentamiento debe servirnos como punto de inflexión para apostar por la mejora de ambas instituciones.

Guatemala frente a la recesión estadounidense

Jaime Diaz Palacios
Investigador Asociado
CIEN

Para el empresario guatemalteco, la globalización está altamente asociada con Estados Unidos. Esto se debe que a nivel mundial es un motor de actividad económica, tanto en producción y consumo como en ideas. A nivel latinoamericano, es el de mayor cercanía. Además, es un exportador de cultura occidental. Norteamérica se palpa desde lo que el guatemalteco observa en la televisión hasta las marcas que compra. Por último, la población guatemalteca ha escogido vivir en Estados Unidos. El equivalente a un 10% de la población guatemalteca vive en Estados Unidos, según la Organización Internacional para Migraciones –OIM-.

Si Estados Unidos es un portal a la globalización, lo que le suceda afectará a la sociedad guatemalteca. Hoy se percibe una recesión norteamericana. Este artículo hace un breve análisis de esta situación y el impacto para Guatemala. Primero, narrará la detonación de la recesión. Segundo, se describirán los escenarios sensibles a una crisis estadounidense. Tercero, se hará una reflexión de cara al futuro guatemalteco.

La detonación de la recesión

Todo inicia con los ataques terroristas a partir del 2001: la coyuntura geopolítica y económica de Estados Unidos eran frágiles. Además, el mercado norteamericano se recuperaba de una desaceleración derivada del colapso de las compañías tecnológicas en el 2000. Esto impulsó al Gobierno americano a tomar políticas de reactivación económica: una expansión fiscal y una expansión monetaria. La primera fue evidente con las guerras de Afganistán y de Irak. La segunda fue liderada por la Reserva Federal (FED), que mantuvo las tasas de interés a niveles bajos hasta el segundo trimestre del 2004. Estas políticas impulsaron la demanda estadounidense y le dio un nuevo respiro a su economía.

Ante las presiones inflacionarias del 2004, la FED cambió su política monetaria. Para evitar un sobrecalentamiento, la FED incrementó paulatinamente las tasas de interés. Éstas pasaron de niveles por debajo del 2% a un 5.25%.

Al cabo de un año las inversiones se resintieron. El mercado inmobiliario subprime mostró los principales efectos. La morosidad aumentó y las quiebras hipotecarias crecieron. Esto puso en riesgo el sistema financiero. Las autoridades volvieron a expandir la masa monetaria para frenar una nueva crisis.

Hoy se palpan los efectos reales sobre la economía norteamericana. Las expectativas de crecimiento son menores: La FED las redujo de 2.63% a 2.15% y la región europea las disminuyó de 2.6% a 2%. Además, la caída en el ingreso y el aumento en el desempleo marcaron el final del año.

¿Cómo afecta la recesión a Guatemala?

Existen dos escenarios altamente sensibles a cambios en la economía norteamericana. Primero, el sector comercial. Segundo, el ingreso guatemalteco debido al protagonismo de las remesas.

Estados Unidos constituye un pilar para el mercado guatemalteco, representando el 43% de las exportaciones y el 35% de las importaciones. Según el CIEN, la apertura comercial impactó el crecimiento de las exportaciones en un 6.5% y de las importaciones en un 1.9%. Si el ingreso de los estadounidenses continúa en detrimento existe el riesgo que Guatemala pierda el dinamismo comercial obtenido.

La cantidad de guatemaltecos viviendo en Estados Unidos es de 1.4 millones de personas, según OIM. El 80.5% son remitentes de remesas y por cada uno hay más de tres personas beneficiadas en Guatemala. El 28% de la población guatemalteca es beneficiario de remesas y la magnitud supera el 10% del total de la producción. Una recesión norteamericana pone el ingreso de la población y su consumo. La alarma sonó a finales del 2007 cuando se crearon 18,000 nuevos empleos de 70,000 esperados. Sólo en el sector de la construcción se redujeron 49,000 plazas.

¿Qué esperar del comportamiento de la economía?

Popularmente dicen que si Estados Unidos estornuda a Guatemala la da pulmonía. Según el Fondo Monetario Internacional por cada 1% que caiga el ciclo económico estadounidense la economía guatemalteca se desacelera en un 0.2%. Si bien el efecto es significativo, éste no representa un tsunami para la Guatemala. La administración macroeconómica en Guatemala en los últimos años ha permitido cierta estabilidad que hoy le permite adaptarse mejor a impactos externos.

Sin embargo, el efecto negativo es significativo y el empresario deberá prestar atención a los signos internacionales. Se le aconseja ver los siguientes:

  1. Seguirle la pista a la política estadounidense. Dado que el 2008 es un año electoral, se espera que el gobierno americano haga lo suficiente evitar una crisis. Los mayores impactos se esperan con el nuevo gobierno. El empresario deberá seguir los planes de la nueva administración, demócrata o republicana, en términos de política monetaria, fiscal, laboral y comercial.
  2. El empresario deberá buscar nuevos destinos como paliativos ante la recesión. Una ruta es la Unión Europea. La negociación del acuerdo de asociación comercial y su relevancia económica lo hace atractivo. El reto es adaptarse a la divergencia de valoraciones y necesidades. Una segunda alternativa es el bloque latinoamericano. Por una parte, Guatemala coincide con ciertas valoraciones y preferencias. Además, existe un ahorro potencial en costos de transacción y transporte. Una tercera ruta es desarrollar economías de alcance. Con los recursos guatemaltecos pueden explotar otros márgenes comerciales como la exportación de servicios.
Hoy, la decisión de caer o no en una crisis depende de Guatemala. Hoy existen distintos destinos comerciales, hay más apertura cultural y existe cierta estabilidad macroeconómica permite hacerle frente a una recesión en el contexto internacional. Hoy Estados Unidos estornuda, pero enfermarse depende de gran manera de Guatemala.

05 mayo 2008

Too good to be true…

José Raúl González Merlo
Miembro de Junta Directiva
CIEN


Con cada cambio de gobierno, viene una “reforma tributaria”. Los gobernantes siempre aducen que no les alcanza el dinero para el bienestar que prometen crear. Así es como, el presupuesto del gobierno se ha cuadruplicado desde la firma de los acuerdos de paz. La propuesta fiscal del Presidente Colom no pudo venir en peor momento. Justamente cuando muchas naciones del planeta quieren aliviar la carga impositiva para reducir los efectos de una recesión; los chapines vamos en la dirección contraria…

La reforma tributaria “social demócrata” trae dos propuestas que llaman poderosamente la atención. La primera es que cumple con la promesa de no prorrogar el Impuesto Extraordinario y Temporal de Apoyo a los Acuerdos de Paz – IETAAP - . La segunda es que promete una reducción en la tasa de Impuesto Sobre la Renta – ISR – del 31% al 25%. Increíble ¿no? ¿Quién iba a decir que la social democracia guatemalteca iba a entender, ya en el poder, que los impuestos que gravan el capital son nefastos para el crecimiento y desarrollo económico? Como dicen en EUA: “too good to be true”.

Efectivamente, así es: “too good to be true”. La propuesta es una velada estrategia de aumentar los impuestos y crear una mutación del IETAAP a una tasa más alta. Me explico: así como la reforma trae una reducción en la tasa del ISR al 25%, también trae otra disposición. Ahora, los tributarios podrán tomar un máximo de gastos deducibles equivalentes al 95% de sus ingresos. Quiere decir que, llueva, truene o relampaguee, un 5% de los ingresos será considerado, siempre, como renta afecta al ISR.

Multiplique el 5% de la renta imponible mínima por el 25% del ISR y le da un 1.25%. Ese es el nuevo IETAAP. De aprobarse la reforma, las personas que se encuentren en ese régimen pagarán ISR por no menos del equivalente al 1.25% de sus ingresos por ventas. Tomando en cuenta que veníamos de un IETAAP del 1% se la echaron buena; ¿no cree? La intención del gobierno nunca fue bajar impuestos sino recaudar más. Ese jueguito de las tasas le está dando la solución perfecta; siempre y cuando no nos demos cuenta de lo que en realidad está pasando.

El resto del año se perfila como uno sumamente difícil para la economía en general. Precios altos del petróleo y sus derivados; precios altos de diversos productos agrícolas, un Banco de Guatemala que, preocupado por la inflación, sube la tasa de interés y restringe la liquidez. Este ya es un escenario complicado como para que al gobierno se le ocurra querer meternos este gol de impuestos…

El momento es pésimo y las intenciones del gobierno peores. Aumentar las tasas de impuesto en medio de la desaceleración terminará de darle el tiro de gracia a nuestro precario crecimiento económico. Señores diputados: ¡manden esta propuesta por un tubo!

Más Impuestos

Hugo Maul Rivas
Director Área Económica
CIEN

¿Cuándo será el mejor momento? Tal vez nunca; tal vez siempre. Todo depende del contexto. Lo cierto del caso es que una reforma tributaria, sea moderada o profunda, siempre estará sujeta a profundos cuestionamientos. En el caso de la propuesta de reforma tributaria que recientemente conociera el Presidente, la pregunta del “timing” es un asunto de particular importancia. El deterioro de las condiciones económicas nacionales e internacionales demanda un proceso profundo de reflexión acerca del mejor momento para introducir dichas reformas. Hace unos seis, doce o dieciocho meses era casi imposible poder prever el agravamiento de la situación económica mundial. Lo cual no de debe interpretarse como falta de previsión o de capacidad técnica por parte de quienes elaboraron el nuevo “paquetazo”, todos ellos personas honorables y bien intencionadas, sino como el producto de los límites al conocimiento que tenemos todos los seres humanos. ¿Quién se iba a imaginar, hace tan sólo unos meses atrás, que el precio del petróleo estaría hoy cercano a los US$ 120? ¿Quién iba a poder prever, unos semestres atrás, el alarmante aumento en el precio de los alimentos, especialmente de ciertos granos básicos imprescindibles en la dieta del guatemalteco? ¿Quién podría haber vaticinado, hace unos años atrás, la dimensión y duración de los problemas económicos estadounidenses? A decir verdad: nadie. Algunas ideas ciertamente se tenían, sin embargo, las dimensiones actuales de dichos fenómenos, y las que podrían tener en el futuro cercano, nadie lo sabía, y lo sabe, con certeza.

Poner en marcha una reforma tributaria en un entorno en donde tales fenómenos no existen, o donde no son tan agudos, es algo muy distinto a ponerla en marcha en las circunstancias económicas actuales y las que están por venir. Argumentar que la reforma no entrará en vigencia inmediatamente, sino que lo hará a principios o mediados del próximo año, no resuelve el problema de fondo. Dada la turbulencia en los mercados financieros internacionales, la incertidumbre que rodea a los mercados mundiales y los prospectos futuros para la economía estadounidense, es bastante probable que la situación económica sea más complicada durante el año 2009 y años sucesivos que durante el 2008. Es muy diferente impulsar una reforma tributaria en un contexto de inflación baja y controlada y de recuperación generalizada del crecimiento económico, como sucedió con la reforma del 2004, que impulsarla en el contexto de desaceleración económica mundial e inflación en pleno ascenso y, probablemente, en descontrol.

Aunque podría llegar a comprenderse la necesidad de dotar de fondos adicionales al gobierno, es muy diferente obtener dichos fondos durante una situación de bonanza económica que una situación de contracción económica. Pretender aumentar las cargas impositivas en un contexto de “vacas flacas” no parece, al menos desde la perspectiva del sentido común, la más feliz de las coincidencias. Castigar el consumo y la inversión a través de modificaciones, cubiertas o encubiertas, en el IVA y el ISR parece una jugada demasiado riesgosa. Sobre todo cuando se considera que mientras todos se ven obligados a “amarrarse el cincho” para sobrevivir, el gobierno pretende hacer lo contrario. A lo mejor la reforma tributaria es necesaria, pero tal vez este año ni el otro sean el mejor momento para la misma. Dado lo complicado que se avizoran los tiempos, y los ajustes que ya están recayendo sobre consumidores e inversionistas, un poco de prudencia en cuanto al “timing” de la reforma no vendría nada mal.