10 agosto 2008

¿Otra locura tributaria?

Hugo Maul Rivas
Director Àrea Económica
CIEN

“ ¿Está o no está de acuerdo con la llamada "reforma" fiscal que propone el señor Colom Caballeros? ¿Es o no es una locura pretender un aumento de impuesto? El columnista prefiere refugiarse en un misterio cómodo.” Aceptado el punto. Excelente comentario de Don Manuel Hidalgo a mí columna de la semana pasada. Respondo directamente a las preguntas que se me plantean. Primero, no estoy de acuerdo con la reforma tributaria que propone el actual gobierno. Segundo, después de escribir el referido monólogo sobre la locura, ver su puesta en escena por el magnífico actor Julio De León y recibir algunos comentarios de quienes han presenciado la obra de teatro, me cuesta muchísimo responder a la segunda pregunta del apreciado lector.

Entiendo que parezca un “misterio cómodo” no atreverme a calificar de locura o no el aumento de impuestos. El problema con la segunda pregunta es que todo depende del tipo de discurso que uno quiera adoptar. Para quienes creen de todo corazón en la “economía del lado de la oferta”, mantener o aumentar los impuestos no tiene ningún sentido. Quienes así piensan creen que la reducción de impuestos es una de las formas más efectivas para promover el desarrollo. Para quienes creen de todo corazón que el gobierno debe tener una rol más protagónico en la redistribución de la riqueza y combate a la pobreza, reducir los impuestos o dejarlos igual no tiene sentido alguno. Quienes así piensan están convencidos que cobrando relativamente más impuestos a los ricos, y gastando prioritariamente en los más pobres, es una de las formas más efectivas para promover el desarrollo.

Ambos discursos, por más disímiles que parezcan, comparten un mismo anhelo: convertirse en pensamiento único. Una forma de pensar fuera de la cual nada es prohibido pensar. No adoptar alguna de estas formas de pensar equivale a estar loco. Eso porque a los locos “no hay que escucharlos”, ya que aunque hablen no “implica que debamos hacerles caso… siempre existe el riesgo que digan disparates, afirmaciones que no podemos comprender o que, tal vez, preferimos ignorar”. ¿Es o no una locura la reforma tributaria? La verdad no lo sé. Lo que sí sé es que mientras todas las partes involucradas no abandonemos nuestras posiciones “de verdad” será muy difícil acuerdo alguno. ¿Será la búsqueda del acuerdo una locura? A veces parece que sí…

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