22 junio 2008

Seguridad Alimentaria

José Raúl González Merlo
Miembro de Junta Directiva
CIEN

La seguridad alimentaria es tema de moda. El incremento en el precio de los granos básicos ha “despertado la conciencia” de muchas personas que, equivocadamente, creen que si no producimos maíz, pronto y a como de lugar, nos vamos a quedar sin qué comer. Seductora, pero equivocada y empobrecedora falacia.

Por una parte, es razonable esperar que, sin la intervención del gobierno, la producción de maíz aumente en Guatemala. Los pequeños, medianos y grandes agricultores reciben todos los días una señal: el precio del maíz subió… Cada uno de ellos hace su análisis y determina si vale la pena dejar de producir tomates (por ejemplo) para producir maíz. Y es que lo que la gente olvida es que para producir maíz hay que dejar de producir otra cosa. ¿O usted se cree esa leyenda de que hay tierras “ociosas” en Guatemala? Toda la tierra cultivable y cultivada en Guatemala ya tiene un uso productivo. Destinarlo por decreto a otra cosa que tenga un menor valor es empobrecedor para toda la nación.

Por otra parte, no se trata de producir maíz para comérselo. El productor de tomate no se come todos los tomates que cultiva así como el sastre no se pone todos los trajes que hace. El agricultor produce tomate para venderlos y ¡prosperar! Con esa prosperidad (dinero) compra entonces los alimentos que desee. El producto agrícola es el medio, no el fin. El fin es el consumo. Eso quiere decir que lo que necesitamos es prosperar cultivando y vendiendo aquello que sea lo más rentable posible. El problema surge cuando aparece alguien que dispone que maíz = seguridad alimentaria. Siguiendo ese absurdo razonamiento, los países mejor alimentados deberían ser los que han basado su desarrollo en la agricultura. Pero resulta que es al revés. Los países más prósperos son los que han dejado la agricultura para industrializarse y luego desarrollar nuevas tecnologías. Y ¿cómo garantizan su “seguridad alimentaria” entonces? Con el mejor y mayor ingreso. Así de sencillo.

En medio de nuestro subdesarrollo y pobreza, el tema de la “seguridad alimentaria” se usa como una excusa más para promover nuevas formas de “reformas agrarias”. La excusa para expropiar se ha vuelto que, a puro tubo, hay que cultivar algo que nos puede empobrecer… ¡¿Que sentido tiene cultivar maíz si nos reduce el ingreso?! La lógica y la razón dicen que, en cuanto los agricultores (pequeños, medianos y grandes) lo encuentren rentable, pasarán a cultivar maíz. Y, paradójicamente, en ese momento nos preocuparemos por la seguridad alimentaria (otra vez) porque nos preguntaremos ¿quién está produciendo tomates? Pregunta irrelevante. Lo importante es garantizar un mejor ingreso y con él, comprar los alimentos. Por ello, el concepto de “seguridad alimentaria” es tan equivocado como empobrecedor.

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