07 julio 2008

Petrodeudas

José Raúl González Merlo
Miembro de Junta Directiva
CIEN

El Gobierno oficializó sus intenciones de ingresar al programa que Hugo Chávez ha denominado Petrocaribe. Mediante el mismo, el Estado de Guatemala pretende comprar derivados del petróleo en condiciones crediticias muy favorables. Como se está endeudando a la nación, el programa debe ser aprobado por el Congreso previa opinión favorable de la Junta Monetaria. Los diputados y el Banguat deben rechazar inmediatamente estas nuevas intenciones de endeudar a las futuras generaciones de guatemaltecos.

Petrocaribe es una oferta demasiado tentadora como para que nuestros gobernantes la dejen pasar. Si bien es cierto, Chávez no nos está dando ningún descuento en el precio de las gasolinas, los combustibles serían vendidos a crédito; a un plazo de veinticinco años, con una tasa de interés del uno por ciento anual. Los medios de comunicación han estimado que el ritmo de endeudamiento puede ser de ¡once millones de quetzales por día! Según ellos, a ese paso, la deuda externa podría crecer en un 13% de un solo plumazo. ¿Qué político, en el poder, ha podido rechazar una oferta de tanto dinero barato? ¿Qué gobernante dejaría pasar esa gran oportunidad para aumentar el gasto público?

Ese es el gran peligro de Petrocaribe. La excusa es perfecta. La “generosidad” de Hugo Chávez (dicho sea de paso, con el dinero de los ciudadanos venezolanos), le permite al gobierno de Colom endeudarse en condiciones muy “favorables”. No se ha dicho específicamente en qué se gastará la plata pero tampoco importa. Teniendo la plata, siempre se pueden inventar cualquier programa social que sea “indispensable” ejecutar. ¿Bonito no? El gobierno quiere endeudar a los patojos que todavía no han nacido pero no saben para qué van a usar los fondos. No me sorprende. Gastar nunca ha sido el problema. Para eso son especialistas los políticos. El problema será cuando los ciudadanos enfrenten la realidad y tengan que comenzar a pagar la deuda pública por la vía de los futuros incrementos de impuestos.

“Pan para hoy y hambre para mañana” – reza, sabiamente, el refrán. No hay atajos en el desarrollo económico y social de los ciudadanos. Los países nunca se han desarrollado en base al endeudamiento externo. Al contrario; la deuda generalmente ha sido un lastre que los ha preservado en la pobreza. Guatemala no debe cometer esos graves errores. No nos engañemos. El dinero “fácil” no es fuente de prosperidad; independientemente de las “necesidades” que querramos atender con el mismo. Guatemala no necesita comprar combustibles al crédito. No caigamos en la trampa que nos han tendido. La Junta Monetaria debe librar la batalla para dar un dictamen desfavorable y los diputados deben detener inmediatamente este nuevo intento por endeudar a los guatemaltecos.

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