17 octubre 2007

El Congreso como Mercado

Mauricio Zachrisson Girón
Colaborador

El desarrollo político, económico y social de Guatemala ha sido y está siendo amenazado por las mismas instituciones que intentan promoverlo. Estas instituciones se mueven bajo un sistema creado para satisfacer las necesidades de una pequeña élite formada por grupos de interés del sector público y privado. Es un sistema en donde los representantes de la población guatemalteca no representan a nadie más que a esta élite. El sistema fue creado con incentivos perversos que mueven a los políticos no solo a buscar su propio interés, pero también el interés de unos pocos que los presionan. Es poco probable que los intereses de los políticos y sus colaboradores financieros estén alineados con los intereses de la población. Es por esto que las instituciones políticas interfieren con el desarrollo de Guatemala en vez de promoverlo.

El sistema tiene muchos problemas, desde cómo se conforma el Congreso de la República en una sola Cámara con dos distintas categorías de diputados, hasta las regulaciones que existen para los partidos políticos en términos de dinero y tiempo que pueden usar en la campaña. De todos los problemas que tiene el sistema, el principal es la forma de elegir a los representantes del pueblo en el Congreso de la República. El sistema que se utiliza es el sistema de representación proporcional de minorías, conformado por un listado nacional y un listado por cada distrito electoral, el cual le quita representatividad al Congreso. Las personas no saben quién o quiénes los representan en el Congreso, y por lo tanto no tienen a quién exigirle que siga sus intereses en la toma de decisiones del Congreso. El sistema de listas genera problemas para Guatemala que podrían ser minimizados con otras opciones de sistemas de elección.

En todo ambiente en donde las personas tienen qué escoger entre diferentes opciones, la competencia mejora estas opciones. Esto se puede ver en el mercado con mejores productos, servicios, atención al cliente, y otras formas de crearle un valor agregado al consumidor. Por medio de la competencia las personas tendrán mejores productos y servicios dentro de los cuales ellos podrán escoger.

Bajo la premisa anterior, lo mismo debería suceder en una democracia; las personas postuladas a algún puesto tendrían competencia, por lo que debería haber mejores candidatos dentro de los cuales elegir. Aunque existe cierta democracia en las elecciones de Diputados al Congreso, la competencia no mejora la calidad de los candidatos, ya que esta competencia se da a lo interno de los partidos políticos y no externamente ante el pueblo. Es decir, los electores difícilmente llegan a conocer por completo a quiénes están eligiendo, ya que los candidatos no se postulan personal e individualmente, sino que lo hacen por medio de las listas mencionadas.

El sistema de representación proporcional de minorías, (sistema de listas) provoca que el primer puesto en el listado de diputados (ya sea Nacional o Distrital) tenga una mayor probabilidad de llegar al Congreso y por lo tanto, tiene una gran demanda, y una oferta totalmente inelástica[1]. Esto hace que el precio[2] de ese puesto sea extremadamente alto y dependa únicamente de la demanda. El precio del puesto también depende del partido político en el que se encuentra. Es decir, el primer puesto en los listados de un partido con el que se tiene mayores probabilidades de entrar al Congreso tendrá un mayor precio al primer puesto en los listados de partido con pocas probabilidades colocar un diputado en el Congreso.

La oferta de los puestos en los listados de candidatos está bajo un monopolio: el Comité Ejecutivo del partido político, que normalmente obedece lo que el Secretario General indica, ya que éste escoge quién ocupará cada puesto. La competencia entre Diputados para ubicarse en la lista se dará adentro del partido y no será una competencia de habilidades ni talento, pero una competencia de quién es el que pueda pagar el precio establecido de ese puesto al oferente, es decir el Comité Ejecutivo o el Secretario General. Lo mismo pasa en todos los partidos políticos, sólo que cada puesto tiene diferente precio, el cual depende de las preferencias que tengan los electores hacia el partido político en determinado momento.


El sistema de representación proporcional de minorías, o sistema de listas, también crea otro incentivo en el mercado político. Ya que el sistema de votos favorece a todos los diputados en el primer lugar de las listas, es muy probable que aunque el partido político sea pequeño, logre introducir por lo menos un diputado al Congreso. Esto incentiva a que existan muchos partidos políticos, con un objetivo principal de tener representación en el Congreso, y por este medio obtener poder y control en el ambiente político del Congreso.


En un sistema político con tantos partidos, es más difícil que las personas se informen lo suficiente de cada partido, y mucho menos, que se informen de cada candidato a Diputado. La ignorancia racional[3] del votante cobra mayor importancia. Las personas no van a estar concientes de todos los planes ni de las ideologías de los partidos políticos, y con toda razón. La ignorancia racional del votante también se aplica a los listados de diputados, ya que si quiere votar por un Diputado, se tiene que votar por todos los de la lista. El votante no se va a informar de cada candidato, sino sólo por el que se quiera votar, aunque el voto cuente para todos los diputados de la lista y no sólo para el que se informó (Ejemplo: el caso de Nineth Montenegro y la ANN en las elecciones del 2003). Esto también crea un “logrolling implícito”[4], ya que si se quiere votar por uno, se está obligado a votar por los demás, independientemente que se quiera o no.

El problema de elección por listas no se limita a las elecciones, se extiende a la toma de decisiones de los Diputados en el Congreso. Los diputados van a votar y aprobar planes que sigan el lineamento del partido político al que pertenecen, ya que si
quieren tener la posibilidad en un futuro de optar a reelección o algún otro puesto con el partido, tienen qué hacerlo. Los Diputados por lo tanto son herramientas del Secretario General. En el Congreso se necesita la mitad más uno de votos para que se apruebe una ley (con ciertas excepciones que requieren de votación calificada, es decir de dos terceras partes de los diputados). Si un diputado o grupo de diputados quiere que su plan se apruebe, necesita votos de otros diputados. Esto crea logrolling en el Congreso, en donde hay una compra-venta de votos, es decir, se comprometen votos futuros en otros planes para conseguir votos para aprobar el plan que se propone.

Es importante mencionar que los partidos políticos, o el Secretario General, no buscarán únicamente sus intereses. Estos tienen a su vez grupos de presión encima. Grupos y personas que les donan dinero o los ayudan de otra forma durante las campañas, son ejemplos de estos grupos de presión. Estos grupos van a buscar que sus intereses se alcancen en el Congreso. Se da un proceso de rentseeking o búsqueda de rentas, estos grupos de interés van a presionar para que el Congreso les brinde privilegios y rentas transitorias.

El primer paso que se debe dar para arreglar los problemas del sistema político de Guatemala es cambiar el sistema de elección de los “representantes del pueblo”. Se puede poner en práctica un sistema por medio de distritos en vez de listas. Es decir que en vez de que existan listados por distrito y nacionales, los diputados se postulen independientemente, talvez avalados por un partido, pero de manera individual. La base de representación sería un Diputado por departamento, y un Diputado por cada distrito.

La forma de elegir a los diputados por distrito sería que por cada lugar geográfico donde haya una concentración de 225,000 habitantes, se cree un distrito electoral, y cada distrito tenga un diputado. La ciudad de Guatemala, por ejemplo, tiene aproximadamente 2,541,581[5] habitantes, por lo que habrían 11 distritos, con un diputado por distrito. Cada departamento tendría un diputado, independientemente de la población del departamento. Esto crea un congreso formado por 22 diputados departamentales y 58 diputados distritales (aproximadamente con 13 millones de habitantes[6]). De esta forma, cada persona sabrá quiénes son los dos diputados que lo representan, por su distrito y por su departamento. Se creará una competencia externa y se eliminará la competencia interna. Comités cívicos y personas independientes se postularán como candidatos al Congreso[7]. Los candidatos estarán compitiendo entre todos individualmente y no entre grupos hacia la población. Los candidatos serán más representativos. Las personas podrán elegir a dos diputados, y sabrán que sus votos van únicamente a esos dos diputados y no a otros candidatos a quienes no quieren o desconocen.

Es importante hacer notar que estos diputados también tendrán grupos de intereses y patrocinadores que van a querer que el diputado haga lo que ellos quieran. Sin embargo, a diferencia del sistema actual, las personas podrán ver las actividades de sus respectivos representantes y exigirles que sigan sus intereses. Ya no solo van a seguir los intereses de los grupos de presión, sino también los de la población. La ignorancia racional de los votantes va a disminuir, ya que solo tendrán que informarse de los candidatos para diputado departamental y de su distrito, y no todos los candidatos al Congreso como sucede hoy en día. El logrolling seguiría, al igual que la búsqueda de rentas por parte de grupos, pero disminuiría porque la población podrá fiscalizar y exigirle a sus diputados. Con este sistema si el trabajo del diputado no le satisface al votante, este puede no volver a votar por él como castigo. Este sistema no es perfecto, y conserva algunos de los problemas actuales, pero es mejor que el actual. Fomenta una competencia similar a la de mercado y la participación de los habitantes, reduce el logrolling al igual que el rentseeking, y la toma de decisiones en el Congreso irá más alineada con los intereses de la población. Es urgente que se dé esta reforma si queremos evitar seguir viviendo en un sistema político débil y al servicio de pequeños grupos de interés.



Revisado por Alejandro Baldizón

[1] Es una oferta inelástica ya que cada puesto en la lista sólo puede ser ocupada por una persona, por lo que la oferta siempre será de uno.

[2] El precio no hace referencia únicamente al aspecto monetario, sino también a factores como fuerza de votos y aportaciones de diferente índole al partido político

[3] La ignorancia racional se refiere a que el votante tiene el incentivo de no informarse sobre todos los partidos políticos, ya que obtener toda esa información no le asegura que el partido por el que vote vaya a ganar, por lo que su costo es mayor a su beneficio.

[4] Logrolling implícito se refiere al método por el cual al votar por una propuesta en particular, a ésta va amarrada otras propuestas, por lo que se vota por todas juntas o ninguna.

[5] http://en.wikipedia.org/wiki/Guatemala_City

[6] http://en.wikipedia.org/wiki/Guatemala

[7] Actualmente la Ley Electoral no permite a personas individuales o comités cívicos que postulen candidatos a diputados al Congreso.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Interesante... aqui en Canada acaba de haber un referendo en la provincia de Ontario para cambiar el sistema actual hacia una combinacion del estado actual con listado nacional. Casi 40 de las 140 curules en el Parlamento serian determinadas por lista nacional... el "no" al nuevo sistema gano... A traves de este ejercicio en Canada puedo entender muy bien su punto de vista y definitivamente, es importante que los representantes del pueblo tengan que rendirle cuentas a las comunidades que los eligen primero y luego a su partido.