Petróleo: ¿Nada por hacer?
Director Área Económica
CIEN
Los altos precios del petróleo son, para mala fortuna de los consumidores, las señales requeridas para que, literalmente, todo el mundo, reduzca el consumo de este producto y la cantidad demanda se ajuste a las disponibilidades existentes. ¿Puede hacer algo el gobierno para evitar este incómodo ajuste por parte de los consumidores? Salvo que el gobierno esté dispuesto a “poner de su bolsa” la diferencia entre los precios que tiene actualmente el petróleo y el que tenía hace varios años atrás, es poco lo que puede hacer para evitar el ajuste por parte de los consumidores. Teniendo claro que poner la diferencia no sólo implicaría eliminar todos los impuestos que pesan sobre los derivados del petróleo, sino, seguramente, otorgar subsidios a los consumidores en distintos mercados. Solución para la cual no existen recursos fiscales disponibles y que tampoco sería consistente con el tipo de ajuste que demanda la situación de largo plazo.
¿Y del lado de la oferta? ¿Podrá hacer algo el gobierno por esta vía? Salvo introducir más competencia en ciertos mercados para eliminar algún comportamiento oligopólico, es poco lo que el gobierno puede hacer. Al menos que el nuevo gobierno consiga que Chávez abandone su desmedido afán de lucro y nos provea ilimitadamente de combustibles a los precios de hace diez años. Petróleo venezolano barato, no créditos blandos por parte del gobierno venezolano para pagar su petróleo caro.
En lo que respecta a la energía eléctrica, es muy difícil salir de la dependencia que hoy tenemos de combustibles fósiles en la generación. Las inversiones que no se han hecho en generación hidroeléctrica, si bien nos va y no existe oposición sistemática a estos proyectos, no podrán realizarse de la noche a la mañana. Salvo que el gobierno esté dispuesto ampliar el subsidio a las tarifas, el cual ya asciende a casi Q800 millones anualmente, o a eliminar ciertos “contratos existentes”, es poco lo que puede hacer para evitar que suban las tarifas. Algo parecido a lo que sucede en el área del transporte, en donde, salvo que el subsidio existente se amplíe a todo tipo de transporte, también es poco lo que el gobierno puede hacer al respecto. Aunque la situación es grave, en lugar de tratar de aliviar artificialmente y a un alto costo fiscal los efectos del alto precio del petróleo, habría que aprovechar la coyuntura para tomar decisiones críticas que permitan, a largo plazo, reducir nuestra exposición a este tipo de riesgos.
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