29 marzo 2008

Tiempo de inseguridad

José Raúl González Merlo
Miembro Junta Directiva
CIEN

La propaganda oficial dice que es “tiempo de solidaridad”. La solidaridad no tiene nada de malo si no fuera porque las prioridades del gobierno se están centrando en lo “fácil”; dejando a un lado su única razón de ser y la prioridad del ciudadano: la seguridad.

El viernes de dolores, por la noche, fue asesinada una joven esposa y madre guatemalteca mientras iba con su marido a recoger a su hijo por carretera a El Salvador. El disparo provino, aparentemente, de una radiopatrulla de la Policía Nacional Civil – PNC - que los venía siguiendo. En medio de la confusión, el esposo llevó urgentemente a su mujer al primer hospital que encontró. La unidad de la policía le siguió a la emergencia del hospital y, mientras él entraba a su esposa mortalmente herida, ellos aprovecharon para robar su bolso y un teléfono celular. Vaya que es tiempo de solidaridad.

Dice el gobierno que hay avances de hasta 60% en su plan de cien días. Que, especialmente, se han dado logros en su política social. Felicitaciones. La realidad es que, teniendo a su disposición todo el presupuesto de gastos de la nación, es relativamente fácil gastárselo en “programas sociales”. El problema es que, la vida del guatemalteco común y corriente ya es insoportable teniendo que lidiar con las maras, los criminales y los narcos, como para agregar a esa lista a la PNC.

Por supuesto que los policías no se volvieron corruptos y asesinos desde el catorce de enero. La corrupción de las fuerzas de seguridad fue una de las “herencias” del gobierno de Berger. Y por supuesto que no todos los policías son así. Claramente hay héroes que han dado su vida en combates contra los criminales. Sin embargo, es evidente que las prioridades de este gobierno están en otra parte menos en la seguridad ciudadana. ¿Cuántos jóvenes más deben ser extorsionados todas las noches por parte de policías? ¿Cuántas madres más tienen que ser asesinadas? ¿Qué será peor: dejar las calles sin “protección policíaca” o continuar con esos patrullajes nocturnos que se han vuelto una fuente de terrorismo institucionalizado?

Le apuesto a que usted conoce, al menos, a una persona que ha sido extorsionada en esas “paradas” que los policías le hacen a uno por la noche. El problema tiene proporciones epidémicas. ¿Y el gobierno? Muy bien gracias. La cosa está tan grave, que ya ni le pedimos al Presidente Colom que combata a los criminales. Con que éstos dejen de ir uniformados de nuestras propias “fuerzas de seguridad” sería un gran avance. A ver si lo pone en la lista de tareas para los siguientes cien días…

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