30 marzo 2008

Innovaciones Tributarias

Hugo Maul Rivas
Director Área Económica
CIEN

De nuevas no tienen nada. Ya muchos países han experimentado con ellas en el pasado. Lo único digno de mención es que ahora tales “innovaciones” podrían convertirse ahora en los nuevos signos de los tiempos. Una de estas señales nos llega desde países antiguamente comunistas que buscan promover el desarrollo mediante reformas de corte capitalista. Otra de ellas nos llega desde un país que fue una de las principales potencias del mundo y que gradualmente se ha empobrecido debido a las políticas populistas. El “Flat Tax” se ha convertido con el paso del tiempo el régimen de impuesto sobre la renta preferido por muchos países ex comunistas. El “Tax Revolt” (revuelta tributaria) se ha convertido hoy en Argentina en la única salida que ven los contribuyentes ante la creciente amenaza del populismo de izquierda.

El famoso, y no bien comprendido, “Flat Tax” tiene una lógica simple: tasas bajas combinadas con amplias bases gravables, además, por supuesto, de la simplicidad de cálculo y pago. Países que en el pasado prohibieron la acumulación de capital en manos privadas, buscan hoy promover la inversión mediante instrumentos que distorsionen lo menos posible el funcionamiento de la economía de mercado. Como dijo un pequeño empresario: el impuesto sobre la renta equivale a obligar a empresas y trabajadores a laborar forzadamente para el gobierno durante un determinado tiempo. Por otro lado, las no bien comprendidas revueltas tributarias también tienen una lógica simple: existe un límite para el nivel de esfuerzo tributario que se le puede exigir al contribuyente. La lógica de lo que sucede en Argentina es sencilla, tal y como lo explico un obrero argentino entrevistado al respecto: “de cada seis buques cargados de soya para exportación, el gobierno quiere apropiarse de tres de ellos”. Es comprensible que los agricultores argentinos se nieguen a pagar un impuesto de exportación de casi 50%.

Ambos signos de los tiempos apuntan en la misma dirección: la necesidad de contar con sistemas tributarios simplificados, transparentes, no confiscatorios y producto de un ejercicio democrático legítimo. Tenemos delante de nosotros la oportunidad para hacer reformas que simplifiquen y hagan más eficiente nuestro sistema tributario actual, pero también existe la amenaza de ideas populistas de izquierda que apuntan en la dirección contraria. Aunque estas “señales de los tiempos” provengan de lugares muy lejanos y, en cierta manera, sujetos a condiciones estructurales e institucionales muy distintas a las nuestras, nada nos cuesta “parar la oreja” y poner nuestras “barbas en remojo”.

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