27 marzo 2008

No volvamos a la centralización

Verónica Spross
Directora Área Social
CIEN


La participación de los padres de familia en la educación de sus hijos es necesaria y es un factor positivo para lograr mejores resultados en el aprendizaje y en la gestión escolar. El Programa Nacional de Autogestión Educativa, PRONADE, desde 1992, ha venido atendiendo a los niños y niñas del área rural que carecían de cobertura educativa. Su existencia ha contribuido al logro de una cobertura del 96 por ciento en primaria.

La Ley del Presupuesto del Estado2008, aprobada en noviembre de 2007 por el Congreso de la República asignó 300 millones de quetzales para el programa de reclasificación de personal docente. En el artículo 47 de dicha Ley se indica que deberá hacerse una reclasificación progresiva de los docentes del Programa de Autogestión Educativa hacia el renglón presupuestario 011, personal permanente. Se indica que estos recursos constituyen la primera fase de reclasificación del personal docente. Esta decisión tomada por la Comisión de Finanzas del Congreso ha significado centralizar la contratación de los maestros. Así, la función de nombramiento de los docentes por parte de las comunidades y los padres de familia, que era un compromiso de los Acuerdos de Paz fue eliminada por los diputados.

Este es un claro ejemplo de cómo se privilegiaron los compromisos políticos antes que las políticas educativas para el bienestar de los niños y las niñas. Se buscó dar estabilidad laboral a los maestros, en lugar de modernizar la Ley de Servicio Civil para una profesionalización y mejora de todos los trabajadores del Estado. Debemos modernizar el Estatuto Docente para promover la carrera y profesionalización docente, con los incentivos adecuados. Se puede mejorar las condiciones de los maestros, pero sin retroceder hacia un esquema centralizado de gestión educativa. Podemos tomar el ejemplo de Finlandia, donde los maestros son contratados por los directores de cada escuela y estos son elegidos por la comunidad en procesos transparentes y competitivos. Según PREAL, desde 1994 se descentralizó radicalmente la administración escolar y se dio a escuelas y maestros la libertad de establecer sus prioridades de enseñanza. Ahora, los estudiantes de Finlandia se sitúan en el primer lugar de las pruebas mundiales de aprendizaje.

Las escuelas de autogestión actualmente están atendiendo actualmente a 463 mil niños y niñas del área rural, que estudian en 4,682 escuelas, en las cuales los padres de familia han puesto su esfuerzo y su corazón, para lograr que sus hijos tengan posibilidades de estudiar. En la mayoría de las escuelas de autogestión se cumple con los 180 días de clase, a diferencia de las escuelas oficiales regulares que logran entre 125 a 140 días. Asimismo en estas escuelas las niñas asisten en similar proporción que los niños, porque los padres de familia confían en los maestros que seleccionaron. Para los padres de familia, participar en un Comité de Autogestión es un honor; servir a la comunidad se considera como meritorio. No les pesa dedicar tiempo a la escuela de sus hijos.

El Congreso debería reflexionar sobre la autogestión y la descentralización educativa, para fortalecer y fiscalizar el sistema vigente, velando porque los recursos se asignen a tiempo a los comités y fortaleciendo la capacitación a los padres de familia en aspectos como gestión escolar, evaluación y contratación de maestros, en lugar de centralizar el sistema y retroceder dos décadas. Sería mejor que el Ministerio de Educación haga un alto y aclare la incertidumbre generada sobre el futuro de la autogestión. A la par debe comenzar una discusión sobre cómo mejorar las condiciones de los docentes del país, con incentivos claros y vinculando su salario al logro de objetivos de aprendizaje, estableciendo criterios para la evaluación del desempeño docente como sucede en Suecia en donde tienen un pago individualizado por docente. La autogestión es necesaria y los padres de familia deben continuar participando. Busquemos un modelo de descentralización aplicable a nuestro país, pero no regresemos al perverso centralismo que hemos sufrido por décadas.

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