03 marzo 2008

¿La Primera Victoria?

José Rául González Merlo
Miembro Junta Directiva
CIEN


Joviel Acevedo sufrió su primera derrota recientemente. Un juzgado de trabajo autorizó que el Ministerio de Educación le despida ante el incumplimiento de sus deberes como “maestro”. Sin embargo, es prematuro festejar el mencionado fallo. Todavía tienen que pasar muchas cosas antes que el personaje más nefasto para el futuro de millones de niños salga de la escena nacional; si es que esto llega a ocurrir del todo...

La noticia del fallo desfavorable le cogió en Nueva York (¿qué tal?). El Sr. Acevedo tuvo que regresar a enfrentar las malas noticias. Y lo hizo como sólo él lo sabe hacer: despotricó e insultó a los funcionarios del MINEDUC; promovió otro paro de labores acompañado de una manifestación y amenazó con movilizar el apoyo internacional. Joviel lució notoriamente molesto (quién no lo estaría si lo hacen regresar de semejante colazo). El no está acostumbrado a cumplir con la ley o a sentirse limitado por ella. El está por encima de esos y muchos otros “detalles”. Sin embargo, por primera vez ha tenido que probar el amargo sabor de la derrota.

Derrota que tomó años en llegar. Pero, seguramente, las diferentes instancias legales, que aún tiene a su disposición, permitirán que Joviel se mantenga como dirigente magisterial otros tantos años más antes de que se le pueda despedir. Y eso, en el mejor de los casos. La tibia respuesta de la Ministra de Educación frente a otro paro y una nueva manifestación es pobre presagio. Dice el MINEDUC que no se tomará la molestia de sancionar a los maestros que hayan dejado botados a los patojos para ir a manifestar por Joviel. Difícilmente una administración socialdemócrata buscaría sancionar a un sindicalista. No les extrañe que, en apelación, el gobierno decida continuar alcahueteándoles las travesuras y, mejor, desista de la demanda en esa instancia. Está por verse si este gobierno está interesado en defender los intereses de los educandos o los de los sindicalistas.

Lo cual quiere decir que Aceveco y compañía tienen aún suficiente tiempo para terminar de negociar el pacto colectivo de condiciones de trabajo con el MINEDUC. Y con ello, dejar que su abogado (que es hermano de la Primera Dama) cobre aquellos treinta y cinco millones de quetzales de “honorarios legales”. Si eso llega a ser el caso, la más reciente derrota legal podría ser endulzada con lo que les corresponda a los dirigentes magisteriales luego de repartirse el mencionado botín. Que caro es el precio que los niños guatemaltecos, y toda la nación, tenemos que pagar cuando nuestro futuro educativo es rehén de la dirigencia sindical magisterial.

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