28 marzo 2007

El Reto de la Microeconomía (II)

Hugo Maul Rivas
Director Área Económica
CIEN

Como se dijo la semana pasada, el reto “micro” implica necesariamente la protección de los derechos de propiedad. Estos son la base fundamental para el funcionamiento eficiente de los sistemas económicos. Entendiendo que, tal y como dice D. North, premio Nobel de economía, que “el grado de apropiación [de los bienes] es función de las reglas legales, de las formas organizacionales, del grado de cumplimiento [de la ley y los contratos] y de las normas de comportamiento [en una sociedad] – esto es, del marco institucional”. En países como los nuestros, en donde el marco institucional que rige los derechos de propiedad se caracteriza por no garantizar el control a largo plazo sobre los activos, por no proveer certeza jurídica sobre dicho control, por restringirlo innecesariamente y no garantizarlo de manera plena, no es casualidad que la microeconomía sea poco eficiente.

El control de corto plazo sobre un activo genera horizontes de planeación de corta duración; inversiones de muy corto plazo que sobre-utilizan los activos por encima de lo que sería económicamente eficiente. La incertidumbre sobre el control de un activo desalienta su uso en las actividades más rentables; el riesgo latente de la expropiación conlleva la ineficiencia en el uso de los activos. La ausencia de control sobre los márgenes valiosos de los activos provoca que no se aprovechen todas las oportunidades de generación de riqueza; al no existir la posibilidad de apropiación de los beneficios derivados del uso del activo, casi nadie tiene incentivos para aprovechar el mismo de la mejor manera. Las restricciones sobre la forma en que se ejerce el control sobre los activos limitan las posibilidades de descubrimiento de nuevas oportunidades de ganancia.

Dadas estas características del marco institucional, no es de extrañar que el reto de los derechos de propiedad sea el principal desafío para la eficiencia a nivel micro. En el caso ideal, el marco institucional debería servir para delimitar la propiedad, darle validez a los acuerdos privados respecto de la transferencia del control sobre los activos y castigar el incumplimiento de lo acordado. Para ello se requeriría de un sistema altamente descentralizado que opere en base a normas claras y generales, de manera que las disputas o ambivalencias sobre los derechos de propiedad sean raras excepciones. No se puede hablar del reto micro sino se habla primero de los derechos de propiedad. Y no se puede hablar de derechos de propiedad sino se habla primero de un Estado de Derecho; de la vigencia de normas generales, abstractas y de observancia universal.

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