28 enero 2008

Dicho y hecho.

José Raúl González Merlo
Miembro Junta Directiva
CIEN

El llamado Consejo Nacional de Adopciones – CNA - asumió el monopolio y centralizó todos los procesos de adopción. El futuro de miles de niños quedó en manos del todopoderoso CNA quien, ahora, decidirá el futuro de esos inocentes. Ni quince días duró el flamante CNA antes de demostrar que no es más que otro botín político en perjuicio de los desamparados.

Fue strike cantado. Todos aquellos que nos opusimos a tan “bien intencionada” ley de adopciones, pudimos identificar que iba a politizar tan noble institución perjudicando, precisamente, a quienes más la necesitan. El tiempo nos ha dado la razón. El nuevo gobierno no reconoce los nombramientos de los representantes del ejecutivo realizados en la administración anterior. Tenemos derecho de poner a “nuestra gente”- dice el Presidente Colom. “Somos autónomos” – reclaman los recién nombrados al CNA. Y en medio de ese estira y encoge, ¿los patojos?; bien gracias.

Solamente la ingenuidad de aquellos que promovieron la ley podía hacerles creer que el nuevo y politizado proceso resultaría en algo bueno para los niños. Toda institución de gobierno responde, primero, a intereses políticos y de último a los intereses del ciudadano. Es la naturaleza del animal. No le pidan al tigre que deje de cazar. Igualmente, ingenuo fue creer que por ser una entidad “autónoma”, el CNA operaría libre de intereses políticos.

Si pasa con otras entidades “autónomas” más relevantes para la vida nacional ¿cómo podíamos esperar algo distinto con el CNA? ¿No vieron cómo condicionaron la continuidad de la Presidencia del Banco de Guatemala y del IGSS a que tuviera una orientación “socialdemócrata”? ¿Y por qué renunció prematuramente en diciembre la Directora de la SAT? Al final del cuento, los funcionarios de sendas instituciones “autónomas” conservaron sus cargos. Pero fue más por una graciosa “concesión” del Presidente que por un verdadero espíritu de respeto a las instituciones.

No corrió la misma suerte el CNA. Ahora hay un impasse legal mientras se averigua si se puede o no destituir a los actuales funcionarios. Quién sabe cuál es el apetito político por dichos cargos. Pero la señal es clara: el nuevo gobierno trae compromisos con “su gente” y usa la administración pública para cumplir con ellos (nada nuevo). El innecesario y oneroso CNA cuenta con un presupuesto inicial de Q10 millones que bien podría ser usado para comprar el equipo médico que el Vicepresidente Espada anda buscando. A cambio de eso, el dinero será usado para pagar una entidad a todas luces politizada que en menos de un mes se ha convertido en símbolo del dolor de miles de niños sin hogar.

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