14 enero 2008

Tu gabinete es mi esperanza

José Raúl González Merlo
Miembro Junta Directiva
CIEN

El proceso de selección del nuevo gabinete se puede describir con aquel refrán: “mientras más cambian las cosas, más permanecen iguales”. Nuevo gabinete, mismo sistema. Lo que corresponde ahora es dar el beneficio de la duda a las personas y ajustar las expectativas creadas durante la campaña a la realidad del nuevo gobierno.

Como siempre, el gabinete se terminó de armar a última hora. Una larga carrera política y un buen tiempo de transición entre elecciones y la toma de posesión no fueron suficientes para cumplir con la fecha que Colom había prometido: uno de diciembre. Peor aún, durante su “presentación en sociedad”, faltaron los ministros de gobernación y defensa… No es el momento para juzgar a personas que ni siquiera han tenido oportunidad de demostrar lo que pueden hacer; sin embargo, el proceso nos deja entrever que “si así fueron las vísperas… cómo serán las fiestas”.

¿Por qué costó tanto? Puede ser que muy poca gente (que valiera la pena) estuviese interesada en participar abiertamente como ministro de gobierno. Es una pena; pero es la realidad. Es producto, en parte, de lo asqueroso que es la política y que los ciudadanos nos hemos también encargado de denigrar tan importante función pública; muchas veces no sin razón…

Otra razón pudo haber sido que el Presidente electo tuvo poco margen de maniobra. Más allá de la intención de tener un gabinete “socialdemócrata” es evidente que sus ministros no solamente reflejarían eso sino también los compromisos políticos y las deudas financiero-electorales. Son presiones “normales”; sin embargo, la dificultad (reflejado en la tardanza) para poder armar el gabinete muestra a una administración que arranca débilmente lidereada y particularmente improvisada. No quiero decir que el proceso del gabinete de Berger fue un modelo. Sin embargo él tenía la excusa de haber armado una campaña electoral en seis meses. Colom no tuvo ese atenuante.

Pero lo peor fue el “nombramiento” de educación. Haber aceptado, de entrada, que Joviel Acevedo tiene las riendas de ese ministerio es un mal presagio. ¿O cómo debemos interpretar que ese nefasto personaje tenga poder de veto sobre esa cartera? ¿Y qué se puede esperar de una Ministra que se deja “imponer” a tres de sus viceministros? Triste presagio para toda una generación de educandos que seguirá secuestrada por los más oscuros intereses. Lo siguiente será la firma del pacto colectivo de condiciones de trabajo para que el hermano de la primera dama, como abogado del sindicato, pueda cobrar sus “honorarios legales” que, según él, ascienden a treinta y cinco millones de quetzales… No digo pues, si así son las vísperas… ¿cómo serán las fiestas?

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