17 septiembre 2007

Vocación de participar

José Raúl González Merlo
Miembro Junta Directiva
CIEN

Con el nuevo gobierno viene el problema de siempre: armar el gabinete. Siempre es así porque muy poca gente quiere, durante la campaña, aceptar el compromiso público de una eventual participación política. Por eso es que ningún partido político puede “presumir” con sus ministros sino hasta que ganan las elecciones. Las personas más capaces normalmente están ocupadas en sus profesiones. No suena lógico renunciar durante la campaña para correr el riesgo de quedar desempleado si el candidato no queda. Algo así como que el mono no debe soltar la rama si antes no tiene bien agarrada la otra. La pregunta es ¿quién quiere cambiarse de rama?


Participar en política, como en cualquier otra actividad, requiere de una vocación. Hay gente que no puede ver una intervención quirúrgica y por ello no son cirujanos. Hay gente que no puede estar sentada en un escritorio y por ello prefieren andar en la calle vendiendo. “Cada quien es cada quien” decía mi abuelita. Pero antes de tomar una decisión tan trascendental las personas deben reconocer que tienen compromisos familiares, personales y profesionales. No se puede, tan fácilmente, dejarlo todo para asumir una carrera política. Debe ser algo meditado y planificado; amén de que es una carrera que conlleva otro tipo de riesgos. Como dijo nuestro ex vicepresidente Francisco Reyes: “los ministros son como los flipones… cuando se queman hay que cambiarlos…” El mundo de la política es un campo minado. El que lo pasa exitosamente sobrevive pero el que se para en la mina destruye su carrera... y nadie agradece su “sacrificio”.


Esa es la realidad y eso convierte a la política en una línea profesional poco atractiva para muchos; incluyéndome a mi. Por ello agradecí, me sentí honrado, pero decliné, en esta oportunidad, mi participación política en el posible gabinete del Partido Patriota. Ojala que haya otras personas capaces a quienes atraiga y se incorporen al servicio civil en el próximo gobierno. Guatemala necesita que cada uno de nosotros, desde nuestra vocación profesional, hagamos el mejor esfuerzo por sacar adelante a nuestro país.


Participar en política es un derecho y un privilegio ciudadano; pero no es pre-requisito para calificar como “buen” ciudadano. Algo así como que los católicos no tenemos, a puro tubo, que ser sacerdotes para ser buenos cristianos. Cada uno de nosotros tenemos un papel que jugar en nuestra sociedad. Lo importante es que, sea lo que fuere, trabajemos como Dios manda. Así es como se contribuye a construir una nación y, de paso, se gana la vida eterna.

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