09 julio 2007

QUE LE SUBAN VOLUMEN AL REGGAETON!

José Rolando Gálvez García

Estudiante Universidad Francisco Marroquín

En la actualidad, uno sale a cualquier fiesta, disco, "chupe" o derivados y no falta la marcha urbana pseudo-caribeña: el Reggaetón. Es interesante analizar la profundidad del movimiento y las implicaciones y efectos que posee sobre la forma en que se visualiza el arte de la música y el impacto social del mismo en la juventud. No pretendo, a través del presente artículo, hacer una crítica destructiva al género musical en materia; por otro lado, a pesar que el gusto particular de mis oídos a dicho género no es muy positivo, creo que el presente análisis puede aumentar la tolerancia artística y la fusión de estilos. Confío plenamente que tanto aquellos que saben de música, como aquellos que entienden de ésta aspectos mínimos, compartirán la perspectiva desde la que propongo entender y escuchar dicho género musical.

En primer lugar, opino que cualquier novedad musical provoca disgusto debido a que irrumpe en aquellas estructuras anteriores que eran consideradas como estéticamente bellas. El reggaetón, el rap, el hip hop y otros muchos géneros musicales de ésta índole, transgreden la estructura básica de la melodía. Poseyendo sólo ritmo y una armonía paupérrima, han brindado al aspecto histórico de la música un retorno al romance, no por su burda y simple composición, sino por el realce al sentimiento individual. La música del período romántico de Lizt y Chopin, en contraste con el período clásico en el que dicho arte debía poseer una estructura definida por reyes y cortes, es un símil del reggaetón debido a que ambos movimientos artísticos responden en contra de una restricción social preestablecida; aún cuando las causas de los sentimientos son diferentes, el espíritu rebelde de dichos movimientos es un común denominador.

No intento blasfemar contra los autores del período romántico, sino plantear la idea de que el género de Daddy Yankee, Wisin & Yandel y muchos otros estandartes reggaetoneros, intentan resaltar el instinto sexual del individuo a través de su ritmo sensual y letras consideradas por una sociedad conservadora como obcenas. Al igual que el Trance, con el estado sentimental eufórico de la droga, el reggaetón, de un modo simple, libera a los individuos de las restricciones morales inhibitorias del sexo. Ambos géneros dejaron de hablar de revoluciones o amor y se dedicaron a promulgar, en el caso del reggaetón, un mensaje de sexo sin responsabilidad, guerra entre la pobreza e indicadores superficiales de bienestar y superioridad, producto de corrientes feministas y juventudes rebeldes sin causa. A través de un marketing excelente y un ritmo bailable, generaron un interés en las masas festivas y llegaron a acumular fanáticos de cualquier estrato social. Ya sea sólo para romper el hielo en una fiesta como para escucharlo en un Honda “arreglado” a todo volumen, el reggaetón es parte de la cultura musical de la mayoría de jóvenes.

Opino que el repudio a dicho movimiento por “fresas”, “roqueros”, “punketes”, “góticos”, “bohemios” y otros grupos que se consideran la élite juvenil en materias artísticas, no es justificado. Cabe recalcar que dicho rechazo no se dio en el mismo espacio temporal pero, de una u otra forma, todos éstos segmentos de la población juvenil lo rechaaron. Un ejemplo de esto se visualiza en los “fresas”. Hace un par de años, éste grupo catalogaba a los “mucos” y a los “choleros” a través del reggaetón y otras variables socioculturales, discriminándolos de diversas formas. Hoy, son los mismos “fresas” los que lo bailan, lo bajan de internet, lo cantan, lo tararean y hasta compran CD´s de reggaetón. El mismo rock se caracteriza por la necesidad de la rebeldía, y los mismos roqueros están desplomándose dentro de un discurso completamente circular e impermeable que elimina su principal característica diferencial. No se han dado cuenta que para poder apreciar su “rock educado”, deben existir otros géneros como el mismo reggaetón con los cuáles puedan realizar una comparación.

Por otro lado, hay que resaltar que el verdadero valor en la música “nueva” no se da por un encierro de propiedades sonoras sino por la integración de ritmos y estilos que brindan una perspectiva diferente a la visualización del mundo. Para que estas fusiones se desarrollen y se depuren, deben existir elementos nuevos y el reggaetón probablemente es uno. El jazz también fue visualizado por las élites de su época como ruido. Por eso, me pregunto: ¿Elvis hubiera originado el rock sin la influencia del ritmo sincopado afroamericano? ¿Sin la fusión de ese ritmo “ruidoso”, del country y del swing, hubiera desarrollado su música Lennon y McCartney? ¿Sin los Beatles habría rock como lo conocemos? Las respuestas a dichas preguntas reflejan que el origen del rock también se dio gracias a un género que era visualizado de forma similar al reggaetón por parte de algunas “élites”. No digo que el rock sea la mejor música. Sólo afirmo que aquellos grupos que indican que el reggaetón es “malo”, olvidan que los inicios de la música que escuchan, proviene de ramificaciones estructurales que segmentan los estilos de este arte, que en un inicio fueron sojuzgadas como “no música”.

Lo único que intento decir es que:

En primer lugar, necesitamos de música que la “sociedad” considera mala, para que podamos apreciar la buena en un momento determinado. Se distingue lo claro, simplemente porque existe lo oscuro, y la sociedad define cual es cual.

En segundo lugar, las “élites” juveniles no poseen ningún derecho a juzgar negativamente el arte que otras personas aprecian por dos razones:

  • Cierran las puertas que generan fusiones artísticas, estancando el proceso creativo y el desarrollo de nuevas perspectivas y ángulos desde las que se puede observar un fenómeno.
  • No saben si dentro de un par de años van a escuchar lo mismo o algo parecido (reevaluar el caso de los “fresas”).

Finalmente, para aquellos que sí les gusta el reggaetón, sugiero que escuchen el mensaje que les está enviando, ya sea para que cambien de género (si no les parece dicho mensaje) ó para que asuman la responsabilidad, sin ningún enojo, de ver a su novio(a) o esposo(a) haciendo con alguien más, lo que la canción sugiere. Una de las labores de la comunicación es persuadir y el arte es comunicación.

No me queda más que decir que, ¡SÚBANLE VOLÚMEN AL REGGAETÓN!

2 comentarios:

Rovario dijo...

Bájenle volumen a esa vaina:
El arte como todo el resto de cosas en el mundo es criticable, porque si no hubiera crítica no hubiera calidad. Con los gustos se rompen géneros pero sin duda hay oídos mejor entrenados que otros. El reggaeton que exista y la gente que le gusta que la escuche pero favor no le suban el volumen que yo no la quiero escuchar. La novedad no le da la calidad y ojo que tampoco le da calidad el apoyo popular.

Anónimo dijo...

Oh Vamos, no jodas, quieres que le saquemos mas argumentos por lo que el reggaeton es mierda frente al rock?, supongo que no quieres que haga una lista interminable de razones?, y si las quieres aun asi no lo are ya que me aburriria de tantas razones.
Nosotros seremos los rebeldes, pero nos tiramos a nuestras mujeres en privado, a comparacion de ustedes que paran "perreando" en las discotecas.
Ya que tanto hablas de un discurso inpermeable, entonces acata el discurso pue, o me vas a decir que con un simple "cada quien escucha lo que quiera" o "no todos hacen lo mismo" vas a poder mutilar el discurso que solo ice la verdad del reggaeton, que es una proqueria de mierda.
SUBELE VOLUMEN AL REGGAETON, QUE TENGO UNOS AURICULARES CON MUSICA DE METAL, MUSICA QUE NUNCA PODRA DERIBAR EL MIERDATON, MUGRETON, REPUTON, REGGAEMIERDA O COMO QUIERAS LLAMARLO.
Para ser claro, no estoy atacando a la gente que escucha reggaeton (excepto a la gente que le gusta "perrear"), solo a su ritmito repetitivo que tanto defienden ustedes.

¡¡¡¡MUERTE AL REGGAETON!!!!

¡¡¡LARGA VIDA AL METAL!!!!