02 julio 2007

Cuentos Chinos

José Raúl González Merlo
Miembro Junta Directiva
CIEN

Costa Rica rompió relaciones con Taiwán para establecerlas con China continental. ¿Qué debemos hacer el resto de países? Obviamente, lo que más le convenga a nuestras naciones pero ¿cómo lo establecemos?

Por condiciones de Pekín, no podemos relacionarnos con Taiwan. China continental la considera una “provincia renegada” y bloquea sistemáticamente cualquier intento de ser admitida en los foros internacionales. Taiwán lucha por su supervivencia como nación y busca el apoyo de otros países. Pekín, transformada en una dictadura comunista-mercantilista, ofrece su gigante mercado en rápido crecimiento al mismo tiempo que apunta mil misiles a la isla. Si no rompemos con Taipei, no podremos relacionarnos con Pekín.

El argumento económico: debemos romper con Taiwán por Pekín y aprovechar las oportunidades de crecimiento de nuestras exportaciones. ¿Qué tan cierto es eso? Pekín importa cerca de $800 millardos al año; cuatro veces más que Taipei. ¡Pero el mundo entero importa $12 mil millardos! Ni volviéndonos locos, con exportaciones centroamericanas de $50 millardos anuales vamos a poder satisfacer el apetito de una o la otra China. Es decir, somos tan pequeños que Pekin nos deslumbra; pero hay todo un mundo allá afuera a donde podemos exportar también.

El argumento de la “cooperación internacional”: posiblemente Pekín ofrezca más ayuda económica que Taipei. ¿Nos vamos a ir cual prostitutas con el “mejor postor”? Aunque me avergüence admitirlo, posiblemente, pesa mucho en la decisión de los políticos. Pero, no debería ser así… Apostarle a quien nos de más nunca nos sacará de la pobreza. Solamente servirá para alimentar la corrupción estatal. Paradójicamente, Taiwán ya nos enseñó esa lección con aquellos cheques por $1.5 millones a nombre de Alfonso Portillo…

Y, finalmente, el argumento moral: ¿queremos relacionarnos con dictaduras que imponen condiciones o con democracias? En una reciente visita a Taiwán (cortesía del gobierno de Taipei) me convencí que tenemos mucho más que aprenderle a un pueblo que huyendo del comunismo, fundó una nación en una isla desde cero, se transformó en uno de los “tigres asiáticos” y es ahora una plena democracia. Si a eso vamos, el “modelo taiwanés” – con todas las imperfecciones que le queramos achacar – es mejor que el “modelo” comunista-mercantilista y totalitario de Pekín.

No hay comentarios.: