22 enero 2007

Masa, Banca y Seducción


Mario A. Cuevas, MSc
Director de Investigaciones Financieras
CIEN


“Huyen todos juntos porque así se huye mejor… Mientras estén juntos, percibirán el peligro como algo repartido… Como el movimiento unitario apunta a la salvación de todos, cada cuál se halla firmemente convencido de que la alcanzará.”

Elías Canetti, Premio Nobel de Literatura 1981

El principal fenómeno que ocurre en un grupo de personas cuando estos descubren que comparten una amenaza común es el deseo de unirse, de unirse en la fuga. En la masa nos sentimos protegidos, nuestra fuerza parece multiplicarse y sentimos que somos capaces de escapar de los depredadores que están al acecho. Normalmente, las masas de fuga se forman como respuesta a la percepción de un peligro físico común, por lo que la proximidad física de otros nos resulta reconfortante como individuos. Ahora bien, las masas de fuga no son necesariamente resultados de peligros físicos ni requieren la inmediata proximidad física para constituirse.

La percepción de que existe un importante peligro latente—una amenaza en el sistema bancario guatemalteco—ha creado una masa invisible que invita a huir,…invita a que huyamos todos juntos. La masa se conforma no por proximidad física, sino por proximidad en la comunicación. En efecto, la masa nace y crece a través de comentarios y rumores que se retroalimentan mutuamente.

Cabe notar que la mayoría de tipos de masas no tienen una tendencia propia, por lo que la masa responde a otros factores para encontrar su camino. Una característica importante de la masa que huye de una amenaza es que sí tiene una dirección propia: nos invita a huir juntos. Cualquier intento por disolver la masa de fuga mediante la aplicación de la fuerza o instrumentos que infundan temor no puede sino fortalecerla, pues cada quien se convencería aún más de la necesidad de refugiarse en la masa.

Por las particulares circunstancias que han llevado a la actual situación de temor con respecto a las condiciones reales de la banca guatemalteca, la difusión de información contable-financiera que resulta de difícil interpretación resulta contraproducente, en la medida que dicha información incrementa la sensación de impotencia del individuo, su percepción de vulnerabilidad y en consecuencia, su deseo de acercarse aún más a la masa en fuga. En efecto, la información contable y financiera se ha convertido por sí misma en una cara más de la amenaza, en un verdadero símbolo del fraude.

Asimismo, por la peculiaridad de las circunstancias que llevaron al país a una situación de vulnerabilidad financiera, la autoridad pública no sólo no representa un factor de seguridad para el público sino que es fuente de desconfianza y símbolo de abandono. En efecto, la masa considera que la autoridad pública no es sino un brazo más de la amenaza invisible, que le interroga y oprime ofreciendo a cambio nada excepto promesas quebradizas.

Al tener dirección propia, el tipo de masa que se ha conformado en la actualidad puede causar mucho daño al sistema financiero y a sí misma, aún en la ausencia de liderazgo u organización explícita. No obstante, los liderazgos que nacen dentro de la masa y que buscan fortalecer la percepción de la amenaza pronto encuentran eco. Por el contrario, los liderazgos que buscan disminuir la importancia de la amenaza se interpretan inmediatamente en una cara más de la amenaza, una razón más para la fuga. Las teorías de la conspiración comunicadas en constantes rumores persuaden a la masa de que cualquier liderazgo que busque convencerles de que todo está bien y no hay nada que temer es, en efecto, parte del peligroso monstruo del que la masa huye despavorida.

La masa opera a un nivel personal, prácticamente íntimo, y su fuerza yace en el carácter irracional de la naturaleza humana. En esa realidad, la realidad del inconsciente colectivo, sólo operan arquetipos milenarios y no reglas contables, financieras o económicas de reciente creación. Los economistas hablamos de los “equilibrios de expectativas” pero raras veces explicamos el proceso de formación, gestión y control de las expectativas de los individuos. La masa es, entre otras cosas, un mecanismo espontáneo y autorregulado de formación, gestión y control de las expectativas. La fuga es un equilibrio dinámico dominado por factores irracionales.

Para enfrentar y resolver la situación actual de vulnerabilidad de la banca nacional se necesita entender la bisagra que une a las finanzas con la psicología de las masas. Esa bisagra es el “equilibrio de expectativas”. Si dicho “equilibrio de expectativas” confluye hacia la estabilidad bancaria, la vulnerabilidad bancaria disminuye. Si el “equilibrio de expectativas” invita a huir de la banca, la vulnerabilidad de ésta se incrementa. Al ser una bisagra, el manejo de las expectativas requiere dominar simultáneamente los aspectos racionales e irracionales de la situación.

Una campaña publicitaria y de comunicación en favor de la estabilidad de la banca puede ser una iniciativa sana. No obstante, si la campaña tomara un carácter distante, frío, impersonal y exageradamente corporativo, los resultados podrían ser contraproducentes. En efecto, la campaña podría tornarse en un tentáculo más de la amenaza subyacente en la psicología de la masa que ya está en disposición de huir.

La clave del éxito está, por tanto, en llegar a la masa “desde adentro”, desde lo íntimo, desde la propia fuente de fortaleza de la masa. De la mano de una campaña publicitaria y de comunicación se requiere también, como requisito esencial para el éxito, de un liderazgo personal y activo por parte de los responsables de la banca nacional. Normalmente la autoridad pública podría jugar un papel activo en la conformación del liderazgo, pero en las circunstancias actuales, la presencia de la autoridad pública sería autodestructiva para la campaña de liderazgo.

Los líderes de la campaña no sólo no deben presentarse como una amenaza para el público sino que deben apelar a lo íntimo, a lo secreto, a los temores y resquemores que nos aquejan. Deben presentarse como personas, con valores sólidos y un compromiso con el bienestar colectivo. Deben transmitir el dominio que ellos como personas ejercen sobre el monstruo impersonal corporativo y convertirse ellos mismos en imagen del individuo soberano que domina a la bestia. Por identificación, los individuos que conforman la masa sentirán que adquieren poder, aunque sea indirecto, sobre la amenaza. La corporación dejará de ser dragón y será vista nuevamente como un animal útil y productivo que ya ha sido domesticado por un hábil, competente y bienintencionado líder, y que por tanto, no representa amenaza alguna. La masa de huida habrá llegado a su fin.

Para lograr el cometido de la campaña de liderazgo, es necesario que el arquetípico banquero se apersone, se identifique con la doncella temerosa y domine ante ella al dragón. Un caballero jamás aplicaría su fuerza a la dama sino que más bien la seduce, enciendo en un genuino acto de heroísmo al enemigo que la amenaza. El banquero mismo—no la corporación—es el castillo inexpugnable que la doncella busca para su seguridad. Tal vez la masa sea una niña que corre con miedo a lo desconocido, en busca de los brazos cariñosos que le den seguridad. Cabe notar que las metáforas de la niña y la doncella no son arbitrarias, pues en la psicología de masas se reconoce que éstas actúan como arquetipos femeninos.

Citando al filósofo Robert Nozick en su obra “La Naturaleza de la Racionalidad”:

¿Por qué debemos actuar en una situación particular sobre la base de lo [formalmente] probable? Los recursos de la racionalidad disponibles hasta el momento no ofrecen una respuesta satisfactoria.

Normalmente, los economistas estamos acostumbrados a resolver los problemas con la frialdad de los números, mirando estados financieros y analizando minuciosamente la normativa vigente. Sin embargo, en el “equilibrio de expectativas” en que nos encontramos, la atención debe centrarse en los aspectos humanos de las expectativas. La coyuntura nos exige una metamorfosis a los economistas y banqueros: debemos quitarnos las máscaras profesionales y proyectarnos como personas íntegras.

Mientras la masa teme a lo desconocido, el enmascarado teme ser desenmascarado. La doncella necesita al mismo tiempo un héroe al que admirar y una persona concreta en quien confiar. Puede afirmarse que, para lograr la reubicación del equilibrio de expectativas en la senda de la estabilidad, el banquero debe ser tanto héroe como seductor. Primero persona, luego banquero.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Deseo solamente dar mi opinión entorno a la frase: "La fuga es un equilibrio dinámico dominado por factores irracionales"... me parece erróneo. Esto debido a que el ser humano siempre actúa racionalmente. Lo que sucede en una corrida bancaria es que el costo de no actuar después de oír el rumor es perder el patrimonio. Por lo tanto, el hecho que los rumores sean ciertos o falsos no importa, ya que para la persona, el hecho de gastar tiempo en averiguar representa un costo demasiado alto dado que en ese tiempo pudo haber evitado la, incluso ínfima, posibilidad de que su dinero se desvanezca.

Pedro David España Valle