06 agosto 2007

Expectativas, realidades y la CICIG

José Raúl González Merlo
Miembro de Junta Directiva
CIEN


La CICIG es reflejo de la mediocridad que nos aqueja a todo nivel. Ante nuestra incapacidad e incompetencia para ser dignos de tener una nación, recurrimos a Naciones Unidas – ONU - para que nos saque la grave tarea del crimen y la impunidad. Estamos en la misma situación del chiriz que cree que aprenderá matemáticas porque su papá le hace la tarea…


Ojala que la CICIG llene las infladas expectativas que han creado en la población los que tan vehementemente promovieron su creación. Ojala que un puñado de funcionarios de ONU venga a hacer, en poco tiempo, lo que nosotros hemos sido incapaces de lograr. Me parece que los que apoyaron la CICIG han demostrado una gran ingenuidad engañando sistemáticamente a los ciudadanos creando expectativas inalcanzables. Las cosas no cambiarán con la CICIG por la misma razón que el patojo no aprenderá matemáticas. Ni siquiera será, como ya comenzaron a matizarlo, un “primer buen paso”. Solamente los guatemaltecos podemos cambiar nuestra realidad. Ninguna nación se ha construido haciendo outsourcing con la ONU.


El más grande experimento contemporáneo en materia de “construcción de una nación” – Iraq - con trillones de dólares gastados en 4 años ha demostrado que, sin la unidad, el valor y la participación de los ciudadanos no se logra nada. Eso es lo que nos hace falta a los guatemaltecos y tampoco lo obtendremos de la CICIG…


Es irónico que, gracias a la prensa, todos sepamos quiénes son los personajes involucrados en el crimen organizado. Obviamente, no necesitamos CICIG para conocer esa realidad. El problema es ¿qué Policía Nacional los captura, qué Ministerio Público presenta las pruebas, qué sistema judicial los condena y qué sistema penitenciario los mantiene presos impidiéndoles continuar delinquiendo? El mandato de la CICIG (recabar pruebas y hacer denuncias, entre otras), por si sólo, no cambiará realidad alguna. Quizás hasta será peor porque ahora entraremos en la zona de comfort y nunca haremos nuestra tarea.


La impunidad de Guatemala se acabará cuando se reúna un grupo suficientemente grande de ciudadanos que conjuguen su liderazgo y la oportunidad para que, desde el poder, decidan cambiar esas instituciones. Y mejorará cuando más ciudadanos participen directamente en ese cambio y tengamos la suficiente inteligencia de exigir continuidad a nuestros políticos. Así cambian las naciones: cuando sus ciudadanos asumen (no delegan) su responsabilidad. Si somos incapaces de hacer eso, tampoco seamos tan ingenuos como para creer que, de todas las instituciones del mundo, la ONU nos sacará la tarea…

1 comentario:

Edgar Ortiz Romero dijo...

Estoy de acuerdo. La CICIG, primero, es una vergüenza para nosotros los guatemaltecos pues estamos anunciándole al mundo que somos incapaces de realizar la labor más básica y rudimentaria del Estado: brindar seguridad.
Lo que más me preocupa sea que la ley que aprueba la CICIG, le otorgue una de prerrogativas a estos funcionarios que son absurdas y hasta molestas, ojo que digo prerrogativas por educación por no decir privilegios.
Esta gente de la ONU vendrá con facultades enormes a dar consejitos ya asesoríitas para decirnos qué hacer. Cualquier persona con tres dedos de frente sabe que el problema radica, como dice el autor de esta columna, en reformar el sistema de justicia, pues recordemos cuando vino MINUGUA, justo cuando Guatemala cambio del sistema inquisitivo al acusatorio. MINUGUA "capacitó" fiscales y a jueces, y cuál es el resultado diez u once años después?? ninguno!!! no hay Estado que salga adelante con la mediocre limosna llamada "cooperación internacional"