14 abril 2008

Patronatos y salud

José Raúl González Merlo
Miembro de Junta Directiva
CIEN

La prohibición para que los patronatos de hospitales estatales cobren por sus servicios ha devuelto el supuesto espíritu “solidario” y ‘” gratuito” a los servicios de salud estatales. Sin embargo, una medida tan miope ha dejado a dichos patronatos sin una fuente de financiamiento para sus servicios y, por lo tanto, sin la posibilidad de prestarlos. Políticamente, la medida se ve bien. La realidad es que se han paseado en los guatemaltecos que necesitan desesperadamente de esos servicios.

Siendo la salud algo tan importante para nuestra calidad de vida, cualquiera creería que el Gobierno de Guatemala estaría abierto a recibir ayuda de los ciudadanos que comparten esa preocupación. Así nacen los patronatos de los hospitales públicos: como una iniciativa publico-privada (verdaderamente solidaria), sin fines de lucro y voluntaria, para ayudar al desastre de la salud pública. Con tantas necesidades, los patronatos vinieron a tomar un papel importantísimo en los servicios de salud. Su gran pecado es que cobraban ya que sus operaciones eran, tan sólo, parcialmente financiadas por el presupuesto estatal. La diferencia debería ser obtenida de otras fuentes. Las donaciones privadas no eran suficientes. De ahí que se hacía necesario cobrar. Ello debió escandalizar a algún asesor del Presidente Colom quien, equivocadamente, aceptó el consejo y prohibió dichos cobros.

Pues así será. La orden ya fue recibida y los patronatos se preparan para despedir a los trabajadores cuyo salario se financiaba con esos cobros. Personal de limpieza, enfermería y otro personal médico ya no podrá seguir laborando. Servicios de tomografía, rayos X y alimentación, por ejemplo, también serán suspendidos. Los patronatos continuarán funcionando únicamente con la porción de fondos que el gobierno les traslada. ¡Felicitaciones! De un plumazo se ha conseguido el ideal socialdemócrata: servicios gratuitos de salud… La pregunta es ¿cuáles servicios?

El gobierno podrá presumir políticamente que, en su administración, no se cobró por los servicios públicos de salud. Lo anterior será de poco consuelo para los pacientes que tendrán que pagar (con su salud) por el servicio más caro que existe: aquel que nunca se provee y nunca se recibe… Uno esperaría que, teniendo un médico como vicepresidente, este no sería el caso. Obviamente no es así. Estas medidas implementadas a rajatablas y con una miope visión política, serán de gran perjuicio para los ciudadanos. Nadie pretendía que los patronatos funcionaran a la perfección. Pero por lo menos funcionaban en beneficio de la población.

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