27 abril 2008

Hugo Maul Rivas
Director Área Económica
CIEN

“El Plan de los Cien Días no es una lista de supermercado, sino fue hecho para iniciar procesos”. Alvaro Colom, Presidente de la República. Concedido, es imposible cambiar la tendencia de cualquier fenómeno o social o económico en sólo cien días. Tal vez el problema fue que se prometió, o los electores entendieron, que tal cosa era posible. Pero tal y como el tiempo lo ha mostrado, tal cosa no es posible. En ese sentido, bien vale la pena recordar la promesa electoral de crear 700 mil nuevos empleos durante este período de gobierno y evaluar cómo todo lo que se ha hecho, o se ha dejado de hacer, contribuyen para alcanzar este objetivo. Teniendo claro que ningún cambio por si sólo va a ser capaz de generar esa cantidad de empleos, es importante comprender que dada la baja tasa de capitalización existente, que se traduce en una baja demanda por trabajadores formales, lo más importante parece ser la creación de un ambiente de negocios que permita aumentar las tasas de inversión por trabajador. Si sólo se apuesta por la inversión física, los niveles de educación y capacitación de los trabajadores limitarían seriamente el tipo de empleo y remuneración que los trabajadores podrían obtener. Si sólo se apuesta por el mejoramiento de la educación y de las capacidades laborales, los bajos niveles de capitalización existente limitarían seriamente la capacidad de crear nuevos empleos.

La transformación de la economía guatemalteca, y su inserción en los mercados globales, ya no permite pensar que la ventaja competitiva de Guatemala radique en “la mano de obra barata”, sino en la capacidad de reaccionar a los tiempos de entrega, requerimientos de calidad, adaptación a las necesidades específicas de los clientes, etc. Y donde, por lo mismo, se requiere mano de obra calificada, altamente productiva y bien remunerada, así como empresas con procesos productivos altamente flexibles y con capacidad de innovar. Crear 700 mil nuevos empleos se dice fácil, en la práctica es una meta muy difícil de alcanzar. Una meta que requiere de coherencia y consistencia entre distintas políticas públicas; una meta que no puede alcanzarse únicamente con decisiones legislativas o con acciones desde el Ejecutivo. Si bien no se esperaba que esta promesa se cumpliera en cien días, sí se esperaban acciones concretas y contundentes que dieran inicio al proceso de la creación de estas nuevas plazas de trabajo. Sin embargo, parece que tal promesa ha quedado relegada a un segundo plano o que no se sabe cómo iniciar dicho proceso.

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