07 abril 2008

¿Al rescate del costo de vida?

José Raúl González Merlo
Miembro de Junta Directiva
CIEN

El Ejecutivo y el Congreso están bajo una fuerte presión por “hacer algo” para que el precio de los combustibles y otras materias primas dejen de subir. Incapaces de explicarle a la población que, la verdad, es que no pueden hacer nada, se perfila una ola de medidas populistas que, siempre, agravan el problema original.


El gobierno no puede hacer nada porque no tiene influencia sobre la oferta y la demanda de dichos bienes. Por tanto, cualquier cosa que ofrezcan es “darnos atol con el dedo”. Los únicos que podemos “hacer algo” somos los consumidores. Por ejemplo, debemos economizar y racionalizar el uso de fuentes de energía. Apagar luces, usar focos más eficientes, tomar turnos y darnos “jalón” entre compañeros de trabajo. Somos nosotros quienes tenemos la sartén por el mango para que esta etapa nos resulte menos onerosa.


Hay una iniciativa de ley para bajar los impuestos a los combustibles y trasladar el ahorro al consumidor. Ese “paliativo”, como las mismas autoridades lo han calificado, es eso y nada más. La pregunta del millón es ¿de qué otra manera nos cobrarán los impuestos que dejen de recaudar? Lo que no se va en lágrimas, se va en suspiros – dice el refrán – y poco nos durará el “paliativo”. Por otra parte, una medida de esa naturaleza le estaría enviando la señal equivocada a los consumidores. A menos que la medida sea permanente, cosa que ya sabemos que no es así, los consumidores estarían siendo incentivados a dejar de economizar al tener una gasolina más barata. Y si no demandamos menos, el precio seguirá alto.


La propuesta de Hugo Chávez para ingresar a lo que él llama Petrocaribe es otra idea acariciada, particularmente, por sus aliados ideológicos. Al entrar a Petrocaribe tendríamos crédito para pagar el petróleo venezolano a muy largo plazo a tasas de interés bajas. Lo malo es que no nos van a vender el combustible menos caro… ¿entonces? Entonces, que dicha iniciativa no sirve de nada porque no necesitamos crédito barato sino combustible barato. Menos necesitamos endeudarnos aún más... y peor con Chávez.


Otras acciones son mucho más equivocadas y nefastas. Intentar controlar el precio del pan ante los incrementos en el precio de la harina es la receta perfecta para provocar desabastecimiento y escasez. Por todo esto, no debemos creer que el gobierno puede “hacer algo”. Ni puede ni debe. Si no es parte de la solución, por lo menos, tampoco debe ser parte del problema. Economicemos y racionalicemos el uso de los recursos mientras dure esta alza de precios. Si bien es cierto no soluciona el problema, al menos tampoco lo agrava.

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