14 noviembre 2006

Para que seamos vistos

María Isabel Bonilla
Directora Área Legal
CIEN

Guatemala debe ser un país con sectores público y privado eficientes y efectivos en la erradicación de la corrupción, y transparentes en todas sus actuaciones. Estos son requisitos indispensables para atraer la inversión y generar empleos; para ser competitivos a nivel regional y mundial. Algunos índices internacionales han reconocido la labor que en este sentido se ha venido realizado desde hace varios años, colocándonos en posiciones decorosas. Por ejemplo, de acuerdo con el Indice de Presupuesto Abierto 2006, el cual permite conocer la situación de la transparencia presupuestaria comparando a 59 países alrededor del mundo, Guatemala obtuvo una calificación de 46 puntos frente a Francia que obtuvo 89 y a quien se le considera como el país con mayor transparencia presupuestaria, colocándonos como el país líder en transparencia en la región. Este índice se basa en las prácticas presupuestarias y en la información que se publica durante las etapas presupuestarias. Nuestra principal fortaleza es la divulgación de la información financiera a través de SIAF-SAG, que permite consultas vía Internet en tiempo real.

Pero los esfuerzos por diseñar e implementar sistemas de información que transparenten la información gubernamental no han despejado la percepción que todavía existe de un alto grado de corrupción, tanto en el sector público como en el privado. Por ejemplo, organizaciones mundiales como Transparencia Internacional –TI- colocó al país en la vergonzosa posición número 117 de un total de 159 países monitoreados en el Indice de Percepción de la Corrupción 2005. Dicho índice se basa en una combinación de encuestas que expresan las percepciones del grado de corrupción según la opinión de empresarios y de analistas. La percepción que tenemos de nosotros mismos nos ha colocado en el grupo de países en los que existe “corrupción desenfrenada”.

Abundan las propuestas, los proyectos, los programas para hacer del país más transparente y menos corrupto, pero no ha sido suficiente. Los programas para impulsar más transparencia y reducir la corrupción son sólo una parte de los esfuerzos para que guatemaltecos y extranjeros se interesen por nuestro país. Debe existir además la firme convicción y el compromiso de cumplir con las leyes y de aplicar sanciones; debe invertirse de una vez por todas en un eficiente sistema judicial; los gobernantes y gobernados debemos respetar y garantizar el ejercicio de los derechos humanos, y se debe redefinir el rol del estado y de los ciudadanos. No bastan las buenas intenciones; debemos demostrar el cambio con acciones

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