12 febrero 2007

Reforma Financiera: Otra Vez

Hugo Maul Rivas
Director del Área Económica
CIEN

Los problemas que ha vivido el sistema financiero han causado gran revuelo dentro de los círculos políticos, académicos, empresariales, sociales, etcétera. Todos ofrecen colaborar para superar la situación actual. Como muchas otras veces, no falta más de un político que ofrezca cuestiones muy difíciles, sino imposibles, de cumplir. Otros de ellos, con una visión electoral de más largo plazo, ofrecen trabajar para mejorar el marco legal que rige al sistema financiero. Los tecnócratas reclaman mejores y más poderosas herramientas para realizar su trabajo, aduciendo, algunas veces con razón, que los instrumentos legales a su alcance les impiden hacer un mejor trabajo. Algunos banqueros, quizá los más preocupados por los problemas recientes, ofrecen colaborar con los reguladores para garantizar un mejor funcionamiento del sistema financiero y fortalecer la posición del sistema. Muchos de los analistas, la mayoría de ellos honestamente preocupados, ofrecen todo tipo de consejos para reformar el marco institucional vigente.

Según parece, no hay mal que por bien no venga. Todas estas muestras de colaboración seguramente abrirán una ventana de oportunidad para promover “profundas reformas” al marco legal vigente. Sin querer ser “ave de mal agüero”, lo mismo sucedió después de los problemas financieros de 1999. En ese entonces, eventos parecidos a los que hoy vivimos detonaron una “profunda reforma” financiera. La cual, según quienes la promovieron, iba a dotarnos de un marco legal a prueba de problemas. Claro está, no faltará quien diga que así fue, y que sostenga que la regulación vigente ha permitido un manejo magistral de la situación. Incluso me atrevo a apostar que más de alguna universidad extranjera, tipo Harvard, por decir un nombre, publique muy pronto un documento mostrando lo bien que se manejo todo pero, por supuesto, insistiendo en la necesidad de “modernizar” la legislación.

Dadas las similitudes con el año de 1999 y la reforma que seguramente se vendrá, algunas de las sugerencias de aquel momento vuelven a tener vigencia. Por ejemplo, recordar que “si bien la crisis puede ser una oportunidad para avanzar aceleradamente en [la reforma], se recomienda proceder con cautela”. Asimismo, tomar en cuenta que “una regulación orientada a promover la confianza en la solidez del sistema… puede resultar en excesivas barreras de entrada y facilitar la cartelización de la oferta”. Y sobre todo, “debe tenerse en cuenta que… los reguladores pueden beneficiarse produciendo privilegios para las entidades financieras a costa del bienestar general. En tal sentido, habría que reformar los sistemas actuales para que los reguladores afronten más directamente las consecuencias de sus acciones”. Ojalá hayamos aprendido la lección.

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