19 febrero 2007

Inmigrantes y Coyotes

Hugo Maul R.

Director del Área Económica

CIEN

“Nos han hecho la guerra patrullando fronteras; no nos pueden domar”, cantan Los Tigres del Norte en su famoso corrido. A la mayoría de políticos estadounidenses esto parece importarles muy poco. “Supresión-para-la-protección” es lo que siguen prometiendo. Muy pocos reconocen que “no [se] ha promovido una solución a largo plazo, sino [se] ha perpetuado un ciclo de conflictos que no tiene fin.” Casi ninguno acepta que existen “pocas justificaciones legales y económicas para continuar” esta persecución. Quienes antes fueron considerados “íconos de la cultura americana” seres “merecedores de respeto”, ahora son considerados individuos “peligrosos y de malas intenciones” por el gobierno estadounidense. Muchos intentan minimizar el “papel vital [que juegan] en mantener la salud e integridad” del sistema. Los programas de control no han podido con ellos, tampoco los rancheros armados. Antes vivían segregados, ahora “deambulan por Main Street” o por “planicies, desiertos, bosques, campos agrícolas, parques y aglomeraciones urbanas y sub-urbanas”. Un siglo de persecución ha servido para “seleccionar a los individuos más exitosos, inteligentes, adaptables y capaces de resistir los cambios”. Tal vez por eso sea que no los pueden domar.

Estas líneas de ninguna manera constituyen una apología al “delito” que tanto disgusta a muchos políticos y burócratas norteamericanos. Las partes entre comillas corresponden al reporte “Coyotes in Our Midst: Coexisting with an Adaptable and Resilient Carnivore” del Animal Protection Institute de California. Se trata de una reflexión sobre el fracaso y contradicciones del programa de control contra el canis latrans, el coyote nativo de Centro y Norteamérica. Cualquier parecido con los “inmigrantes ilegales” y con los éxitos y fracasos, pasados, presentes y futuros, de la política migratoria estadounidense, tal vez, sea una coincidencia. Coyotes e “inmigrantes ilegales” tiene mucho en común, tome en cuenta que algunas culturas indígenas norteamericanas asocian al “al coyote con la creación de la vida e incluso le atribuyen rasgos humanos”. A lo mejor, al igual que el coyote, los “inmigrantes ilegales “están [en E.U.A.] para quedarse”

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