23 junio 2007

Atrayendo Inversión

Hugo Maul Rivas
Director Área Económica
CIEN

Las disposiciones del DR-CAFTA crean, sin duda, un clima propicio para la atracción de inversión extranjera hacia nuestro país. Si a esto se suma la posibilidad de acceder al mercado norteamericano y la proximidad geográfica de Guatemala con dicho mercado, nuestras posibilidades deberían ser muy grandes. No obstante, es importante comprender la naturaleza de la decisión que toma el inversionista; para muchos inversionistas internacionales, no especializados en inversiones especulativas o “mercados exóticos”, Guatemala es un lugar, en el mejor de los casos, un destino prometedor pero poco conocido.

Por tanto, quizás la mejor forma de vendernos afuera no solo sea por medio de nuestras ventajas competitivas, sino por medio de nuestro compromiso con la certeza jurídica de las inversiones. Si bien es cierto que las reglas del DR-CAFTA dan mucho más seguridad al inversionista que antes, también es cierto que nuestro país representa un determinado riesgo independientemente del tipo de reglas contenidas en cualquier tratado. Es así como, cualquier proceso de promoción de inversiones, sean estas de origen doméstico o extranjero, requiere, antes que nada, de seguridad y certeza jurídica. Es decir, seguridad que, en determinado momento, las inversiones y el retorno de las mismas no van a ser confiscadas por las autoridades. Es crucial comprender que esta es una de las preocupaciones más importantes de todo inversionista, sobre todo en la medida que más “hunda” su capital en un lugar determinada, en la medida que sea más difícil salir huyendo ante la menor amenaza.

En este sentido juegan un papel muy importante la política tributaria, la definición y defensa de los derechos de propiedad, la legislación ambiental, la discrecionalidad de los funcionarios, etcétera. La incertidumbre en el manejo de las políticas públicas, sobre todo en aquellas que pueden utilizarse para confiscar de manera directa, o indirecta, las inversiones y el retorno de las mismas constituyen un pesado lastre en la labor de atracción de inversiones. Y lo que es más, aún bajo condiciones de perfecta seguridad jurídica sobre la inversión, esta podría no ser suficiente. Para que una inversión sea rentable hace falta también ciertas condiciones básicas como infraestructura, marcos regulatorios eficientes y efectivos, políticas macroeconómicas predecibles, capacitación de la mano de obra, etcétera. Todo esto nos muestra que el DR-CAFTA, por sí mismo, aunque importante en la atracción de inversión requiere de otra serie de condiciones para dar los resultados esperados.

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