09 junio 2008

Metáforas tributarias

Hugo Maul Rivas
Director Área Económica
CIEN

Algunos califican a la reforma tributaria como una carretera, un “camino… ancho y espacioso” que nos permitirá llegar directamente a nuestro destino. No aprobar dicha reforma se ha calificado como el “Efecto Titanic”. El uso de las metáforas en la economía no es nada nuevo. En este caso se atribuye a un primer fenómeno, la reforma tributaria, atributos explícitos e implícitos de un segundo fenómeno, la carretera, para generar un “efecto de verdad” respecto de la necesidad y urgencia del primero. Estar en contra de las carreteras equivaldría a estar en contra del progreso, en contra de la modernidad. Estar a favor del “EfectoTitanic” equivaldría a estar a favor de cometer un accidente que podría evitarse

Afortunadamente no todo es como lo pintan. Estas mismas metáforas ejemplifican también la importancia de no ir más rápido de lo que permiten las circunstancias y de escuchar las voces de alerta ante peligros inminentes. Por más urgente y necesario que sea llegar a un nuevo destino, no siempre es el mejor momento para iniciar el recorrido entre dos puntos. Mucho menos cuando se espera que a lo largo del camino nos sorprenda una “tormenta perfecta” o un “tsunami global”. Por otra parte, el “Efecto Titanic” es un ejemplo de que, tal y como dice la canción, “no hay que llegar primero sino saber llegar “. Parte de lo acaecido con el Titanic se debió al interés de un alto funcionario de la compañía dueña del navío por llegar lo más pronto posible al anhelado destino, y mostrar así las maravillas de su proyecto. Este desmedido interés hizo que este funcionario desatendiera las múltiples señales de alerta y se negara a reducir la velocidad del barco. Un claro ejemplo en donde el interés por alcanzar un determinado objetivo se coloca por encima de lo que dicta la prudencia y lo que permiten las circunstancias.

Por otro lado, llama la atención que dentro del destino final al cual nos conducirá esa carretera se mencionen asuntos como “mayor certeza jurídica para los inversionistas… fortalecimiento de los recursos del Estado… finanzas públicas sanas… estabilidad macroeconómica… mejores condiciones de inversión y de empleo y… crecimiento económico” (Siglo XXI, Suplemento Pulso, 07-06-08), pero no se mencione la importancia de que los recursos con los que ya cuenta el estado se utilicen de la mejor manera posible. Justificar la carretera solamente en nombre de una mayor carga tributaria no tiene mucho sentido si el gasto público va a seguir bajo su lógica actual. Más que carretera vendría a ser un simple programa de bacheo.

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