29 julio 2007

¿Hablar mal de Chávez?

Hugo Maul Rivas
Director Área Económica
CIEN

“Extranjero que venga aquí a denigrar de nosotros, los venezolanos, del gobierno libre, democrático y legítimo de Venezuela tiene que ser, con todo respeto, puesto en Maiquetía (aeropuerto internacional de Caracas) y decirle: 'Aquí está su maleta señor, váyase de este país", sostuvo Hugo Chávez según el cable de EFE. Hay que reconocer que a pesar que el aprendiz de dictador no sea de nuestra simpatía, en este tema dan ganas de darle la razón. Sin embargo, antes de sacar conclusiones apresuradas es preciso recordar que todo se juzga desde el ángulo desde donde se vea. Los que podrían parecer “extranjeros indeseables” para unos podrían ser “visitantes distinguidos” para otros. Dado lo difícil que resulta decidir a priori qué extranjero tiene o no derecho de hablar, y a pesar de los riesgos que tales opiniones puedan conllevar, la mejor salida parece seguir siendo la completa libertad de expresión.

¿Qué tantos problemas puede causar la opinión de un extranjero? Una cosa es expresar una idea, otra detonar una bomba; una cosa es hacer una crítica, otra organizar una revolución armada. Lo que sucede con Chávez es que sabe bien que a largo plazo las ideas resultan más peligrosas que las bombas y las balas. Sobre todo cuando dichas ideas cuestionan la supuesta legitimidad de su revolución y hacen referencia a la necesidad del pluralismo político, la democracia, la libertad individual, el respeto de la propiedad, el imperio de la ley, etcétera. Como buen aprendiz de dictador, sabe bien que no tiene necesidad de combatir las ideas con ideas sino simplemente debe usar el poder contra quienes piensan distinto.

El jueves pasado estuve en Venezuela invitado por FEDECAMARAS, organización cúpula del sector privado en aquel país, para disertar acerca del papel de la empresa privada en un sistema democrático. A pesar de saber bien lo que había dicho Chávez hice varias críticas severas a su régimen y su sistema populista-socialista. Ya antes había hecho cosas parecidas en mi calidad de extranjero en Costa Rica, Nicaragua, Honduras, México, etcétera. En ninguno de esos lugares percibí tan fuertemente la posibilidad del uso discrecional del poder en contra de alguien que se atreve a criticar las acciones del gobierno de turno, independientemente que este sea un nacional o un extranjero. Muy democrática, según Chávez, será la revolución bolivariana pero en la práctica cada vez se comporta más como una dictadura que no tolera la libre expresión de ideas contrarias al régimen. De seguir este camino pronto estarán en Venezuela como está Cuba, encarcelando a bibliotecarios por prestar libros prohibidos o declarando enemigos políticos a los que se atreven a pensar de forma diferente.

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