Cuentos Chinos
Miembro Junta Directiva
CIEN
Costa Rica rompió relaciones con Taiwán para establecerlas con China continental. ¿Qué debemos hacer el resto de países? Obviamente, lo que más le convenga a nuestras naciones pero ¿cómo lo establecemos?
Por condiciones de Pekín, no podemos relacionarnos con Taiwan. China continental la considera una “provincia renegada” y bloquea sistemáticamente cualquier intento de ser admitida en los foros internacionales. Taiwán lucha por su supervivencia como nación y busca el apoyo de otros países. Pekín, transformada en una dictadura comunista-mercantilista, ofrece su gigante mercado en rápido crecimiento al mismo tiempo que apunta mil misiles a la isla. Si no rompemos con Taipei, no podremos relacionarnos con Pekín.
El argumento económico: debemos romper con Taiwán por Pekín y aprovechar las oportunidades de crecimiento de nuestras exportaciones. ¿Qué tan cierto es eso? Pekín importa cerca de $800 millardos al año; cuatro veces más que Taipei. ¡Pero el mundo entero importa $12 mil millardos! Ni volviéndonos locos, con exportaciones centroamericanas de $50 millardos anuales vamos a poder satisfacer el apetito de una o la otra China. Es decir, somos tan pequeños que Pekin nos deslumbra; pero hay todo un mundo allá afuera a donde podemos exportar también.
El argumento de la “cooperación internacional”: posiblemente Pekín ofrezca más ayuda económica que Taipei. ¿Nos vamos a ir cual prostitutas con el “mejor postor”? Aunque me avergüence admitirlo, posiblemente, pesa mucho en la decisión de los políticos. Pero, no debería ser así… Apostarle a quien nos de más nunca nos sacará de la pobreza. Solamente servirá para alimentar la corrupción estatal. Paradójicamente, Taiwán ya nos enseñó esa lección con aquellos cheques por $1.5 millones a nombre de Alfonso Portillo…
Y, finalmente, el argumento moral: ¿queremos relacionarnos con dictaduras que imponen condiciones o con democracias? En una reciente visita a Taiwán (cortesía del gobierno de Taipei) me convencí que tenemos mucho más que aprenderle a un pueblo que huyendo del comunismo, fundó una nación en una isla desde cero, se transformó en uno de los “tigres asiáticos” y es ahora una plena democracia. Si a eso vamos, el “modelo taiwanés” – con todas las imperfecciones que le queramos achacar – es mejor que el “modelo” comunista-mercantilista y totalitario de Pekín.
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