09 marzo 2007

MENCHÚ: UN FENÓMENO NECESARIO, PREDECIBLE E INEVITABLE

Edwin Xol
CIEN



A raíz de la candidatura presidencial de nuestra Premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchú se ha generado un debate interesante al cual deseo contribuir. Para ello presento este artículo en el que abordo la relevancia de la participación política de los indígenas y las probables características de una eventual gestión encabezada por Menchú, para luego hacer recomendaciones específicas que su gobierno podría adoptar.

Para empezar es importante recordar que en nuestro país se ha venido dando una tendencia creciente de participación de indígenas en la administración pública, empezando por cargos locales como alcaldías y extendiéndose a puestos cada vez más relevantes como secretarías, diputaciones y ministerios. Dicha participación es fundamental para nuestro sistema democrático, dado el alto porcentaje que en nuestro país representa la población indígena.

En una democracia sólida, la alternancia en el poder por parte de grupos que representan visiones distintas debería valorarse y verse como parte de un proceso natural. Por el momento, en nuestro país como en muchos otros llamados democráticos, dicha alternancia no ha ocurrido por múltiples razones; por lo menos no en una magnitud que refleje la diversidad que nos caracteriza. Desde esta perspectiva, no debería extrañarnos, ni mucho menos preocuparnos, una candidatura presidencial indígena porque es una señal que nuestro sistema se fortalece. La preocupación y la discusión deberían centrarse en todo caso en los planes de gobierno que se propongan, como parte de un sano ejercicio de competencia entre partidos y políticos.

Por otro lado, la participación política de los indígenas es un paso necesario para la eliminación de las tensiones sociales, sobre todo de aquellas originadas en resentimientos por falta de acceso al poder y a resistencias ante medidas que se perciben como arbitrarias e impuestas de un grupo hacia otro.

Ante la interrogante de cuáles serían las características de un eventual gobierno encabezado por Menchú, no considero que adopte un modelo socialista similar al de Evo Morales en Bolivia. En primer lugar, porque percibo que ella tiene una mejor comprensión de la actividad empresarial dada su incursión en los negocios farmacéuticos y su experiencia como Embajadora de Buena Voluntad de los Acuerdos de Paz en el actual gobierno, dominado por empresarios. En segundo lugar, porque me parece que al rechazar ser nominada por parte del Movimiento Amplio de Izquierda (MAIZ) y adherir su movimiento político a Encuentro por Guatemala, quiso enviar el mensaje que su postura es más moderada y centrista.

En cuanto a medidas concretas que el gobierno de Menchú podría implementar, sugeriría las siguientes:

a) Definir una agenda clara y agresiva en materia de política exterior basada en la defensa de los intereses de Latinoamérica

Aprovechando su amplio reconocimiento en el exterior, Menchú podría convertirse en portavoz de las demandas de los países latinoamericanos ante las naciones poderosas. Con un discurso enérgico, pero respetuoso y conciliador, podría arrebatarle la bandera de lucha al presidente venezolano Hugo Chávez y ganarse el respaldo moral necesario para abogar por los intereses de Latinoamérica con mayores probabilidades de éxito.

En este sentido le recomendaría encabezar la lucha ante Estados Unidos por una reforma migratoria integral, aprovechando la ausencia de liderazgo por parte de otros países involucrados en el tema como México y El Salvador. Asimismo, le sugeriría aprovechar la enorme simpatía que tiene en Europa para negociar un mejor acceso a los mercados especialmente agrícolas.


b) Realizar reformas económicas estructurales en sectores actualmente protegidos

Menchú podría aprovechar el probable respaldo de una gran parte de la población para embarcarse en la realización de reformas económicas estructurales de beneficio general, las cuales hasta el momento ningún gobierno se ha atrevido a efectuar.

Me refiero específicamente a la eliminación de privilegios y la promoción de una mayor competencia en determinados sectores económicos. La liberalización de estos mercados tendría un impacto importante en el crecimiento y en la generación de empleo, ya que atraería mayores inversiones e incrementaría la producción. En el largo plazo, dichas reformas reducirían la desigualdad económica que se genera en ausencia de competencia, debido al traslado directo de riqueza en forma de precios más altos de unos sectores desprotegidos a otros que viven al amparo del proteccionismo estatal.

Es decir, que ante el probable gobierno de Menchú no debiéramos esperar un retroceso en materia de crecimiento económico. Primero, porque el país podría incrementar su atractivo para la inversión si disminuyen los conflictos sociales y se crea un clima de paz y seguridad. Luego, porque el impulso de reformas económicas estructurales podría generar crecimiento en el mediano plazo y, en el largo plazo, reducir la desigualdad.

En conclusión, la llegada a la primera magistratura de un representante indígena no debiera extrañarnos ni preocuparnos, ya es un fenómeno necesario, predecible e inevitable en un país democrático con un gran porcentaje de población indígena. En nuestra Guatemala multiétnica, multilingüe y pluricultural, un gobierno encabezado por un indígena podría concretarse en esta o en las próximas elecciones.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

muy interesante tu perspectiva
ademas de que Menchu tiene la ventaja de identidad, es decir no la pueden criticar , de que no los entiende porque no es de su banda.

Tal vez nos conviene así ya cambiamos de canción , igual que si hubiéramos hecho la reforma agraria hace 50 años , talvez así ya hubiésemos cambiado de tema...

Anónimo dijo...

Me parece que tu artículo aunque positivo es poco realista. Para empezar recordemos que en Guatemala existen más de 20 etnias indígenas diferentes en el país, por lo que considero arriesgado decir que una representante indígena puede acceder a la presidencia agrupando a las diversas etnias del país por el simple hecho de ser mujer o ser indígena. Por otro lado, en cuanto aprovechar su figura como premio Nóbel de la paz, recordemos que Menchu obtuvo ese premio hace ya muchos años, durante los cuales ha sabido explotarlo para su propio beneficio, mientras a Guatemala poco o nada ha significado su premio en cuanto ayuda extranjera, tratados comerciales o colaboración internacional. En lo personal creo la candidatura de Menchu es positiva para el proceso democrático del país en cuanto a que por fin un representante indígena aspira a la máxima legislatura, sin embargo, creo que sería un error suponer que ella o cualquier otro político tenga la receta mágica para sacar a Guatemala del subdesarrollo.

Edwin Francisco Xol Yalibat dijo...

Edwin Xol:

Estoy de acuerdo en que se trata de más de 20 etnias indígenas distintas; pero considero que pueden agruparse alrededor de un líder o una figura presidencial, sobre todo porque entre miembros de un grupo y otro siempre existe un sentimiento de comunidad, de ser parte del mismo pueblo (obviamente hay algunas excepciones). No considero que se agrupen porque el aspirante sea mujer, pero sí porque sea indígena.

Independientemente de si las acciones de Menchú en el pasado nos parezcan buenas o malas (de acuerdo a nuestros particulares deseos), mi punto en este artículo es sugerir cómo aprovechar el potencial que su posición de Premio Nobel le ha otorgado, para beneficio del país.