19 noviembre 2006

Recortes Presupuestarios

Hugo Maul Rivas
Director Área Económica
CIEN

“Recorte de 10% al Presupuesto General de Ingresos y Egresos 2007” fue la gran noticia a principios de la semana; “El Presupuesto no sufrirá recorte alguno” fue la noticia al final de la semana. ¡Qué rápido cambian de opinión nuestros queridos legisladores! Cuanta razón tenía Felipe Valenzuela al cuestionar en su programa de radio la credibilidad del primer anuncio. En dicho programa Felipe le recordó al nuevo presidente del Congreso de la República que el proceso de aprobación del presupuesto se parece más a un día de mercado que a una actividad altamente técnica. Un proceso en donde el se “regatea” hasta el último centavo. En donde el 10% no es más que un punto de partida. La decisión final depende del poder de negociación de cada quien. “Más sabe el diablo por viejo que por diablo”, lo cual no es una alusión a la edad de mi querido amigo Felipe, sino a su habilidad para descifrar mensajes ocultos detrás de los ofrecimientos políticos. Efectivamente, más tardaron los legisladores en ponerse de acuerdo en anunciar la reducción del 10% que en dar marcha atrás.

¿Es necesario dicho recorte? Como todo en la vida, depende del ángulo desde donde se vea. Si bien es cierto que un déficit fiscal de 1.8% del PIB no parece alarmante, también es cierto que un déficit fiscal cercano a cero sería mucho más recomendable. Dados los niveles actuales de eficiencia y efectividad del gasto público, su poca relación con las prioridades del país, la escasa verificación de resultados del mismo, el riesgo de que sea utilizado con fines electorales y los problemas que sufre el sistema financiero nacional, un recorte significativo y una reorientación de muchos gastos sería recomendable. Recomendación que nada tiene que ver con una determinada posición política, sino con un manejo cauteloso de las finanzas públicas. La cual se inspira en los compromisos de Pacto Fiscal, en donde se establece que debe “asegurarse el equilibrio entre los ingresos y egresos del Estado en el último año de cada gobierno. “ Lamentablemente, parece que falta poder de negociación y/o de convicción por parte de algunos legisladores para cumplir con dicho compromiso. En caso contrario, tal vez todo sea producto de una mala negociación: conociendo lo bueno que somos los chapines para “regatear”, debieron haber empezado con un recorte de 40% para terminar en 15%. Habiendo empezado con 10%, a ver si no terminamos con un aumento de 25%.

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