El Sí de Santa Cruz
Director Área Económica
CIEN
“El pueblo votó, hay que respetar la voluntad de un pueblo”, dijo Chávez refiriéndose a la elección de Evo en Bolivia. De igual manera, en Santa Cruz de la Sierra el pueblo también votó. Y, lamentablemente para Chávez y su grupo de seguidores, votó en contra de ellos. Ahora bien, si tan democráticos se creen ¿por qué no respetan la decisión de los cruceños? ¿Cuál es el problema con el resultado del referendo autonómico? Según Chávez, el problema es que dicho referendo es producto de un “plan del imperialismo y de la oligarquía boliviana". Resulta interesante que un plan de ese tipo haya obtenido el apoyo de más 86% de los votos y que más de dos terceras partes de los inscritos para votar hayan participado en el proceso. Ahora resulta que dicho plan tiene tanta, o más representatividad, que la de Morales, Correa o Chávez, quienes obtuvieron menos del 60% de aprobación en las urnas e índices de participación menores o muy parecidos los del referendo en Santa Cruz. Resulta interesante también considerar que la "asamblea legislativa provisional", órgano deliberativo conformado por 28 miembros, nominados por municipios rurales y pueblos indígenas, incluya dentro de “sus tres primeras leyes regionales la instalación de un diálogo departamental (para definir un salario mínimo local de 1.000 bolivianos, equivalente a unos 136 dólares, casi el doble del que fija el gobierno central), la transparencia y acceso a la información pública y la conformación de un consejo económico y social” (AFP, 15-05-2008).
Los opositores a lo que sucede en Santa Cruz hablan de respeto al mandato popular y respeto a la voluntad del pueblo. Claro está, siempre y cuando tales conceptos favorezcan su propia visión del mundo. En caso contrario, como sucede ahora en Santa Cruz, al diablo con la soberanía popular y el mandato del pueblo. La democracia en Cuba, siempre y cuando sirva para legitimar el poder de los hermanos Castro. La soberanía venezolana, siempre y cuando sirva para legitimar las acciones del régimen de Chávez. El respeto a la voluntad popular en Nicaragua, siempre y cuando sirva para legitimar el ascenso de Daniel Ortega al poder. Pero cuando el mandato popular y la voluntad del pueblo van en contra de las pretensiones imperialistas de Chávez, y a favor de la libertad y autodeterminación, entonces la democracia no sirve para nada; la voluntad del pueblo sale sobrando. Es difícil sabe cómo terminará esta historia, pero por de pronto lo cruceños han mostrado que es posible luchar contra las ideas imperialistas de Chávez y sus aliados.
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