Las Promesas de Empleo
Director Àrea Económica
CIEN
La mayoría de candidatos presidenciales hablan de la urgencia de crear más y mejores empleos. Aunque no es claro qué significa tener un buen empleo, pareciera que se refieren a empleos que permitan al trabajador obtener suficientes ingresos para satisfacer las necesidades básicas de su hogar. Aunque nadie está en contra de tan noble propósito, siempre surgen dudas en cuanto cómo lograr dicho objetivo. La literatura muestra, en términos generales, que el ingreso per capita mejora a medida que aumenta la inversión en capital, físico y humano. La evidencia disponible muestra que una precondición básica para que aumenten los salarios es el aumento en la inversión física. Con tasas de inversión como las que tiene el país resulta difícil crear muchos más empleos adicionales, no se diga “buenos empleos”. Sin la intención de criticar a ninguno de los candidatos presidenciales, las promesas de creación de empleo serían mucho más convincentes si vinieran acompañadas de propuestas para elevar la inversión doméstica y extranjera en el país. Teniendo claro que los aumentos que se requieren no son para nada triviales. Sobre todo si se toma en cuenta la magnitud y calidad de los empleos que se está ofreciendo.
Para aclarar más este punto resulta conveniente considerar cuánta inversión requiere la creación de un puesto adicional de trabajo. Por ejemplo, en una industria como la maquila no requiere tanta inversión por trabajador como la que se requiere en la industria de plásticos. En el primer caso, podría tratarse de unos pocos miles de dólares mientras que en el segundo de casi diez mil. Si se pretenden crear unos 600 mil nuevos empleos cada año, la inversión que se requeriría podría ir desde unos US $ 500 millones hasta unos US$ 5,000 millones adicionales, dependiendo de los sectores económicos en donde se pretendan crear dichos empleos. Lo cual representa un aumento que va desde un 10% hasta más del 100% en la tasa de inversión existente.
En el caso que la creación de dichos empleos se distribuyera a lo largo de todo un período presidencial, el esfuerzo mínimo sería bastante factible. Claro está, el tipo de empleos que podrían crearse no serían necesariamente del tipo los candidatos tienen en mente. Por el contrario, el otro monto, el superior, parece muy difícil de alcanzar en ausencia de estrategias concretas para promover la inversión. Y aún así, la cifra parece poco probable de alcanzar dado el resto de variables en la economía. Más empleo, sí; mejores empleos, también. ¿Cómo? La eterna pregunta.
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